Dos semanas habían pasado desde el accidente, y el sol brillaba con fuerza en el cielo despejado. Monse se recuperó en casa, y aunque había momentos de angustia, la luz de su risa volvió a iluminar el ambiente. Andreé y Danna, quienes habían estado a su lado durante todo el proceso, sentían que una nueva etapa comenzaba.
La tarde se llenaba de una atmósfera de renovación. Andreé y Danna decidieron dar un paseo por el parque, un lugar que alguna vez había estado impregnado de tristeza, pero que ahora empezaba a florecer con nuevas esperanzas. Mientras caminaban, la brisa suave acariciaba sus rostros, y el aroma de las flores llenaba el aire.
—No puedo creer que Monse esté aquí con nosotros de nuevo —dijo Danna, sonriendo mientras jugaba con un mechón de su cabello.
—Sí, ha sido un verdadero milagro —respondió Andreé, sintiéndose agradecido por la recuperación de su amiga—. A veces, pienso en lo frágil que es todo. Pero también en lo valioso que es vivir.
Danna lo miró con ternura, sus ojos reflejando una profunda conexión. La experiencia que habían compartido los había unido de una manera que no habían anticipado. Cada momento juntos se sentía como un regalo, y la chispa que había comenzado como amistad ahora crecía en algo más.
—¿Te gustaría ir a la cafetería que siempre mencionábamos? —preguntó Danna, sus ojos brillando de emoción—. Me parece que sería un buen lugar para celebrar.
Andreé asintió, sintiendo una oleada de alegría. —¡Sí! Hace tiempo que no vamos. Además, quiero saber cómo se siente Monse al volver a casa.
Cuando llegaron a la cafetería, el lugar estaba lleno de risas y charlas. Se sentaron en una mesa junto a la ventana, y mientras esperaban su pedido, Danna se inclinó hacia adelante.
—Andreé, gracias por estar siempre ahí. No solo con Monse, sino también conmigo. Desde que salimos de la preparatoria, todo ha cambiado, y me alegra que estemos juntos en esto.
El corazón de Andreé se aceleró. —Yo también estoy agradecido. Nunca imaginé que podríamos llegar a esto, pero me siento feliz de tenerte a mi lado.
Danna sonrió, y en sus ojos había una chispa que iluminó el momento. De repente, Andreé sintió la necesidad de ser honesto. Había estado pensando en sus sentimientos, y ya no podía ignorarlos.
—Danna, hay algo que quiero decirte —comenzó, su voz temblorosa—. Durante todo este tiempo, me he dado cuenta de que lo que siento por ti va más allá de la amistad. Me gusta, y quiero que lo sepas.
El rostro de Danna se iluminó, y su sonrisa se ensanchó. —Yo también siento lo mismo, Andreé. Siempre he tenido un pequeño crush en ti, pero nunca supe si te gustaría algo más.
La conexión entre ellos se hizo palpable. La tensión del momento se disipó, y una alegría desbordante los envolvió. Andreé sintió que el peso del mundo se levantaba, y en su corazón había un nuevo amanecer.
—Entonces, ¿te gustaría ser mi novia? —preguntó Andreé, sintiendo que sus palabras resonaban en el aire.
—Sí, sí, me encantaría —respondió Danna, riendo de felicidad.
Justo en ese momento, sus bebidas llegaron a la mesa, pero ni ellos ni el camarero notaron. En cambio, se miraron a los ojos, compartiendo un momento de conexión profunda. La magia del instante era tan intensa que el mundo exterior parecía desvanecerse.
Al finalizar su cita, decidieron regresar a casa. La tarde estaba comenzando a caer, y las luces de la ciudad empezaban a encenderse, creando un paisaje hermoso. Cuando llegaron a casa de Monse, se detuvieron un momento en la entrada.
—¿Crees que deberíamos entrar? —preguntó Danna, nerviosa.
—Sí, sería genial. Monse debe estar esperando noticias de nosotros —respondió Andreé, tomando su mano con suavidad.
Entraron y encontraron a Monse sentada en el sofá, rodeada de almohadas y con una sonrisa que iluminaba la habitación.
—¡Chicos! —exclamó Monse, su rostro lleno de energía—. ¿Cómo estuvo su día?
Danna y Andreé intercambiaron miradas cómplices, y Andreé decidió que era el momento perfecto.
—Monse, tenemos algo que contarte —dijo él, tomando aire—. Danna y yo somos oficialmente novios.
La emoción en el rostro de Monse fue instantánea. —¡Oh, qué emocionante! No puedo creerlo. ¡Estoy tan feliz por ustedes!
Danna se sonrojó, y Andreé sintió que su corazón se expandía. Ver a Monse feliz les daba aún más significado a su relación.
—Gracias por siempre estar ahí, Monse. Esto no sería lo mismo sin ti —dijo Danna, acercándose para abrazarla.
La tarde continuó con risas y charlas, y aunque las sombras del pasado seguían presentes, había un nuevo sentido de esperanza en el aire. El amor y la amistad se entrelazaban, y en medio de la adversidad, habían encontrado un camino hacia la luz.
A medida que la noche se cernía, Andreé y Danna se sentaron juntos en el sofá, sus manos entrelazadas. Monse se unió a ellos, creando un triángulo de apoyo y amor.
—Estoy agradecida de que todos estemos juntos —dijo Monse, su voz llena de sinceridad—. Este es solo el comienzo, y sé que lo que vendrá será aún mejor.
Y mientras el horizonte se oscurecía, la promesa de nuevos comienzos brillaba con fuerza en sus corazones. La vida seguía, y con ella, la esperanza, el amor y la amistad florecían en medio de la adversidad.
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☆♡𝑨𝒎𝒐𝒓 𝒅𝒆𝒔𝒅𝒆 𝒆𝒍 𝒄𝒐𝒓𝒂𝒛ó𝒏♡☆
Short Storyuna novela romántica que habla sobre la vida de un chico llamado Andreé un chico normal con un pequeño trabajo en el último año de preparatoria y Danna una chica popular de familia adinerada ejemplo de muchas más chicas de la preparatoria