-Dia 3.-

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Una mañana tranquila

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-reminiscencia de lily-
Desperté en una tina, ahogándome dentro de ella mientras que las llamas ardían alrededor de la habitación, me dolía todo y mi cuerpo se contraía, viendo como las llamas inundaban mis brazos y sangre brotaba de ellos, el agua de la tina se tiño de rojo y las lagrimas brotaron de mis ojos mientras que detrás de la puerta se escuchaban desesperados gritos de mis padres exclamando mi nombre, intente moverme con desesperación pero cada vez me sentía mas cansada y caí rendida en la sangrienta y viscosa agua, ahogándome en ella. Fue entonces que, con todas mis fuerzas, desperté nuevamente en la habitación del hospital, con el pecho agitado y el cuerpo empapado en sudor.

Las luces fluorescentes del techo me cegaron por un segundo, y parpadee varias veces hasta acostumbrarme a la fuerte y artificial luz que me rodeaba. El sonido rítmico de los monitores se mezclaba con los murmullos lejanos de la gente y enfermeros del hospital, pero algo no estaba bien. Moví mi cabeza hacia un lado, esperando ver a Haewon dormir en su camilla, pero me desconcerté al ver que su camilla estaba vacía.

Mi corazón dio un vuelco y la pregunta de donde estaba Haewon inundo mis pensamientos en un santiamén.

Me senté en la camilla débilmente, con el eco de mi propio aliento acelerado llenando la habitación. Los vendajes alrededor de mi cuerpo me hacían sentir un dolor que no era capaz de comprender del todo, Mire a mi alrededor, buscando algún indicio de dónde podría estar Haewon, pero todo lo que veía eran las musgosas y vacías paredes de la habitación, y como la luz del sol se filtraba débilmente por las cortinas cerradas. Con un gran esfuerzo logre levantarme de la camilla, sentía mis piernas temblorosas con cada paso que lograba dar y mis pies hacían resonar las frías baldosas del suelo. En cuanto logre salir de la habitación, pude presenciar una inesperada y tranquilizante escena.

Allí estaba, Haewon, sentada en una silla de ruedas junto a la ventana, leyendo un libro. Los mañaneros rayos del sol caían delicadamente sobre su rostro, dándole un aire casi etéreo, como si estuviera en paz con el mundo. Sus delicadas y frágiles manos sostenían las páginas con delicadeza, su expresión era realmente serena.

Por un instante, Me quede en silencio, observándola. La paz de Haewon era tan palpable que por un momento, hacia que el caos en mi interior pareciera desvanecerse.

Finalmente, Haewon levantó la vista, y cuando sus ojos se encontraron con los míos, una suave sonrisa apareció en su rostro. Sin decir una palabra, Haewon cerró el libro lentamente y lo dejó sobre su regazo, extendiendo una mano hacia mi. El gesto era simple, pero cargado de significado.

Me acerqué lentamente, cojeando un poco debido a mi malestar en mis pies, sintiendo cómo la tensión en mi pecho se aflojaba con cada paso. A pesar de todo lo que no recordaba y no entendía, en ese momento todo lo que importaba era esa calma que Haewon me ofrecía. Y eso, por ahora, era suficiente para mi.

—Pensé que te habías ido —. Mencioné un poco débil por el dolor de mi cuerpo, mi baja y temblorosa voz dejaron revelar mi desesperación al despertar sola en la habitación.

—Solo fui a buscar un poco de paz. La habitación me tiene un poco aburrida la verdad.. ¿Cómo te sientes? —. Haewon respondió tranquilizadora y alegré mientras que me miraba fijamente a los ojos, trasmitiéndome una gran paz interior.

—Confundida... No sé qué pasó... Solo recuerdo fuego. Y luego nada.— Admití sin dudarlo mientras que llevaba una mano a mi nuca.

—Bueno, creo que es normal. Hay cosas que tu mente aún no quiere enfrentar, sabes?. Pero estás aquí ahora. Tienes todo el tiempo del mundo para recordar lo que ocurrió..—

—Lo se, pero.. es realmente confuso y frustrante, pero cómo estás tú, Haewon.. ¿Cómo te sientes? —. Pregunte cambiando el tema sin querer hablar demasiado de mi misma.

—Hoy, me siento tranquila. Y eso es suficiente para mí —. Haewon me respondió serena y melancolía, mientras que observaba la tranquila mañana en la ciudad desde la ventana. —Vamos a caminar un poco. La mañana se siente tranquila para hacerlo, ¿no crees? —. Haewon mencionó y luego se dirigió hacia a mi en su silla de ruedas.

—Déjame ayudarte con eso.. —. Ofrecí amable mientras que me dirigía a Hewon y la ayudaba con su silla de ruedas, dirigiéndome al patio trasero del hospital junto ella, sonriéndole afectuosa mientras que ella me miraba agradecida.

Al llegar al patio del hospital sentí como el aire fresco de la mañana me envolvía mientras guiaba suavemente a Haewon. Su silla de ruedas se deslizaba lentamente por el sendero del jardín del hospital. Los rayos del sol apenas empezaban a calentar la tierra húmeda, y el aroma del césped recién regado llenaba el aire. Era una mañana tranquila, pero dentro de mí las cosas no lo eran tanto. Los recuerdos, las imágenes del incendio, seguían ahí, difusos y revueltos en mi mente, como si estuvieran atrapados detrás de un velo que no lograba levantar.

Mire a Haewon. Nos conocíamos hace poco, pero ella tenia una capacidad especial para hacer que yo me sintiera comprendida, incluso en mis momentos de mayor confusión. A su lado, las preguntas que siempre lleve conmigo parecían un poco más fáciles de soportar. De repente ella se detuvo, moviendo ligeramente las manos para frenar la silla, y me miro con esa expresión serena, como si siempre supiera exactamente qué decir.

—He estado pensando en lo que me contaste —Haewon menciono suavemente, refiriéndose a mi confuso recuerdo del incendio—. Sobre las llamas y el humo... sé que es doloroso, Lily, pero a veces esos fragmentos pueden ayudarte a entender algo más profundo, sabes?, ¿Cómo te sentiste cuando lo recordaste? —. 

Las palabras de Haewon me golpearon, y de inmediato cerré los ojos, dejando que las imágenes borrosas invadieran mi mente, recordando la tina, el fuego... esa sensación de asfixia. No sabia si había sido un sueño o algo real. Sentía que perdía el control cada vez que lo pensaba.

—No sé... —respondí en voz baja—. Es como si algo dentro de mí no quisiera que lo recordara. Como si esos momentos estuvieran bloqueados por alguna razón.

Haewon me escuchaba en silencio, su presencia tranquila me reconfortaba, aunque el peso de mis recuerdos seguía allí, presionándome cada vez mas.

—Tal vez, tu mente te está protegiendo de algo que aún no estás lista para enfrentar —Haewon respondió, mirándome con esa comprensión que, aunque no nos conocíamos antes, parece venir de alguien que entiende el sufrimiento. Su enfermedad y mi confusión de alguna manera nos conectaban, aunque nuestras historias eran completamente diferentes.

—Eso es lo que más me asusta —admití con mi voz casi inaudible—. No saber si lo que pasó fue real o si estoy imaginando todo, me hace sentir como si estuviera loca.

Haewon dejo escapar una suave risa de sus labios y movió su silla ligeramente hacia mí, sus frágiles y suaves manos acunaron delicadamente las mías para tranquilizarme, provocando que me sintiera cálida en mi interior y logrando sacarme una pequeña sonrisa

—Bueno.. según el libro que encontré en la biblioteca del hospital , una persona puede tardar en recuperar la memoria entre un par de semanas o meses, pero... yo digo que tú la recuperarás pronto—.

— Leíste ese libro para entender lo que me sucedía?, estas loca!.. —. Respondí divertida y deje escapar una suave carcajada, un poco sorprendía ante las palabras de Haewon.

Bueno, ¿qué puedo decir?... me gusta entender cada caso... —. Haewon se excuso y me sonrió juguetona mientras que soltaba suavemente mis manos y seguimos caminando.

La mañana con Haewon fue tranquila, caminamos por varios minutos mientras charlábamos, Y juntas admiramos como el sol comenzaba a elevarse más, bañando el jardín con la suave luz otoñal. La mañana avanzaba, pero con Haewon a mi lado, la carga de mis recuerdos parecía menos pesada, como si, tal vez, pudiera encontrar un camino hacia la verdad, con el tiempo, y con Haewon a mi lado.

Los últimos días del otoño -HaelyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora