Los últimos días del otoño -Haely

-Día 5-

Débil pero fuerte.

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Me levante nuevamente en la habitación del Hospital junto a Haewon en la camilla a mi lado, el viento corría fuerte y golpeaba la ventana rítmicamente, a penas había salido el sol y por la ventana podía ver a la gente conducir a sus trabajos y los autobuses escolares llevar a los niños a la escuela. Haewon se mantenía dormida, sumergida en sus sueños mientras que respiraba pacíficamente, a su lado habían libros desparramados por la camilla, otra vez se había desvelado leyendo.

Me quede contemplando la pacifica y hermosa vista de la durmiente chica un momento antes de pararme e ir al baño a revisar mis vendajes, las cicatrices estaban sanando y dejando marcas en mis brazos, sonreí al ver su mejora a pesar de la confusión del porque lo había hecho. 

Me enjuague y limpie las heridas antes de volver a vendarlas pero, en cuanto entre nuevamente a la habitación, pude ver a dos enfermeras inyectar y dándole sus medicinas a Haewon, quien ya estaba despierta, las enfermeras hablaban con Haewon, diciéndole que ya no le quedaba mucho tiempo y que debía prepararse. Para ser sincera, en ese preciso momento quede perpleja, las palabras de las enfermeras habían quedado resonando en mi mente, divagando y atormentando mi paz. Me quedé quieta, intentando asimilar lo que acababa de escuchar. Haewon, a pesar de su aparente calma, estaba lidiando con algo mucho más profundo y definitivo de lo que había imaginado. Me acerqué lentamente, sin saber si preguntar o guardar silencio.

Al notar mi presencia, las enfermeras intercambiaron una mirada rápida antes de continuar su trabajo. Me quedé inmóvil, preguntándome qué significaban esas palabras y sentí cómo una opresión crecía en mi pecho, era una mezcla de tristeza y frustración, dolor que no podía definir. Una de las enfermeras, al ver mi expresión, me dedicó una pequeña sonrisa de comprensión y se inclinó hacia Haewon para susurrarle algo al oído. Poco después, ambas se retiraron, dejándome a solas con ella.

Haewon me miró con una mezcla de ternura y cansancio en sus ojos, como si supiera lo que había escuchado y no quisiera preocuparme. "No es nada", dijo en un susurro, mientras se acomodaba en la camilla y se tomaba sus medicamentos.

—Escuché lo que dijeron —le respondí, acercándome a ella y sentándome a su lado, como si con cada paso mi corazón se partiera y mis pensamientos se nublaran—. Dijeron que no queda mucho tiempo... ¿Que es lo que quisieron decir con eso, Haewon?

Haewon al ver mi preocupación su mirada cayo y su expresión se tornó seria, pero, por un instante, vi un destello de dolor en sus ojos. En cuanto alzo de nuevo sus ojos, se notaba la paz en ellos, una paz que solo ella me podía transmitir. Extendió una mano temblorosa hacia mí, y la tomé sin dudar.

—Lily... todos tenemos un tiempo limitado, es solo que algunos sabemos cuánto tiempo nos queda, y eso puede ser difícil, pero me ayuda a ver lo valioso de cada día.

Sus palabras se clavaron en mi mente como una verdad que no quería aceptar. Sentí que algo se quebraba en mi interior; cada pedacito de esperanza parecía hacerse más pequeño, desmoronándose ante una realidad que no podía evitar por mas que quisiese.

—Pero... eso no es justo, tú... —logré decir, sintiendo un nudo en la garganta y notando cómo algunas lágrimas escapaban de mis ojos.

—Quizás la vida no es justa, Lily —respondió con una leve sonrisa, y extendió su mano para secar mis lágrimas—. Pero eso no significa que haya que preocuparse demasiado, no quiero que eso te robe la alegría.

Haewon me abrazó en cuanto rompí en llanto, y yo apreté su mano con fuerza, como si al hacerlo pudiera detener el paso de su enfermedad, el tiempo, o cualquier otra cosa que intentara arrebatármela. En ese instante, supe que mi misión era estar a su lado, ser su fuerza cuando ella se sintiera débil, del mismo modo en que ella lo era para mí.

Nos quedamos en silencio, dejando que las primeras luces del día iluminaran la habitación. Aunque sus palabras intentaban consolarme, un eco de temor permanecía en mi pecho, como una sombra entre la luz de la mañana.