🎐 Capitulo XIV 🎐

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“Oh, circuncida mi amor por ti.
Es demasiado insípido y sin rumbo.
Quiero ser indoloro.
Un soldado del amor, necesito que esto termine.
Y también un dólar para el autobús de vuelta a casa”.
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Muchas gente podría decir que Zenitsu era un experto en la música solo por que alguna deidad generosa lo premió con una agudeza auditiva única, pero en realidad el rubio no era ningún mozart, podrían pensar que su escritura y conocimientos en literatura lo hacían alguien letrado pero al rubio le había costado graduarse de la carrera, por lo que no era alguien impresionante.

¿Un experto en aves? ¿Repostería? ¿Caminata rápida? No, simplemente hobbies y poco dinero para el autobús.

En lo que Zenitsu se consideraba un conocedor del tema y altamente capacitado para dar charlas ante una audiencia era en la decepción. ¿No entiendes como funciona? ¡Adelante, el seminario acaba de empezar! Orador; Zenitsu Agatsuma.

Lo primero es la cruel acumulación de esperanza. Lo fácil y rápido que es fantasear con cosas fuera de tu alcance. La crueldad siempre va de la mano con ese sentimiento. El sentimiento de que las cosas son demasiado buenas para ser verdad. Demasiado buenas para ti.

Y sabes que es cierto, lo sabes con anticipación, pero te permites anhelar. Y cuando finalmente se demuestra que tenías razón, todo se derrumbara con un suspiro y si tienes suerte, ese suspiro solo te lastimará, degradará y romperá en un puñado de irregulares pedazos lo suficientemente grandes para que puedas volver a unirlos y buscar la próxima causa donde poner las esperanzas.

Entonces, para alguien tan versado en la decepción, Zenitsu debería saber a estas alturas que esta relación extraña y retorcida con  Tengen solo podía ser un caldo de cultivo para ello. Cada parte es un ingrediente nuevo para el desastre; desde ser incapaz de crear límites, hasta entregarse al afecto bajo falsas esperanzas, anhelando que esto signifique algo, que Uzui corresponda a sus sentimientos.

Kaigaku tiene razón cuando lo llama basura y suciedad.

Zenitsu es basura y suciedad.

Pero está dispuesto a recoger y unir cada pedazo de su corazón roto y seguir adelante. ¿Qué más puede hacer? No puede llorar toda la vida.

—Oh, ¿Quieres retarme?. Piensa para sí mismo Zenitsu.

“¿Por qué esa cara?”, pregunta inocentemente Suma, desde el otro lado de la barra.

Zenitsu, pasea rápidamente sus ojos miel desde el rostro de su amiga a las flores que adornan el lado derecho de la caja registradora. Suma las colocó en un jarrón y Zenitsu tiene que verlas constantemente. Todo el día.

Fuerza una sonrisa. “Nada”.

Zenitsu cree que es injusto que se restriegue su dolor en su cara, pero también cree que es completamente su culpa.

Busca una distracción, así que dirige su atención a las bolsas de basura. Las toma y las arrastra por el suelo hasta la parte trasera del bar y arroja una al contenedor. Le duelen un poco los ojos porque no a podido llorar su decepción de forma adecuada y tiene que desahogarse. Duerme al lado de la causa, así que necesita algo de privacidad.
Otra bolsa de basura fue arrojada al contenedor.

No puede culparla, ella esta enamorada  al igual que lo está él. Empatiza con ella porque conoce el sentimiento, pero también es humano y no puede evitar sentir rabia y envidia. No tiene excusas para su egoísmo.

Quizás podría atribuirse a su inexperiencia con las relaciones, que a su vez podría atribuirse a su cobardía para socializar, padres ausentes por no decir inexistentes y una falta crónica de gays locales, pero la verdad es que nunca sintió la necesidad particular de seguir ese tipo de actividades sean homosexuales o no, incluso si ha experimentado atracción por otras personas, en su mayoría chicas. Solo una vez le pareció lindo un chico, pero eso nunca cuajo al nivel que lo hizo con  Uzui.

ᴄᴀʀʀɪʟʟᴏɴᴇꜱ ᴅᴇ ᴠɪᴇɴᴛᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora