Mientras Géma caminaba hacia casa, la lluvia había comenzado a amainar, dejando un fresco aroma a tierra mojada y hojas en el aire. Las luces de la ciudad parpadeaban a lo lejos, creando un ambiente mágico. Sin embargo, su mente seguia girando en torno al día del festival, un momento que parecía grabarse en su corazón.
De repente, al girar una esquina, se encontró con el. Indriago estaba apoyado en un árbol, con el cabello ligeramente desordenado y una sonrisa amplia qué iluminaba su rostro. El agua aún goteaba de su ropa, pero no parecía importarle. Su mirada era cálida y reconfortante, cómo un faro en medio de la tormenta.
"Géma", dijo el con un tono alegre, como si el simple hecho de verla fuera suficiente para iluminar su día. "¿Te encuentras bien?", me alegra verte.
Ella sonrío, sintiendo como el corazón le daba un salto, "Si, estoy bien. Sólo disfrutando del clima... Y de lo que pasó antes", respondió, recordando el instante mágico del festival.
Indriago dió paso más cerca, sus ojos brillando intensamente, "Yo también he estado pensando en eso". No puedo creer lo que sucedió, fue.. increíble.
Géma dijo, "si... Fue especial", dijo suavemente.
¿Te gustaría dar una vuelta por aquí? Tal vez podamos encontrar un lugar para refugiarnos del frío, sugirió Indriago, extendiendo su mano hacia ella.
Sin dudarlo, Géma tomó su mano y juntos comenzaron a caminar por las calles empapadas.
Las risas llenaron el aire mientras compartían historias sobre sus días, los pequeños momentos qué los habían llevado hasta allí.A llegar a un pequeño lugar que por suerte estaba abierto, Indriago la miro con una sonrisa traviesa. ¿Te apetece algo caliente?. "Creo que podría ser el lugar perfecto para empezar con nuestra conversación"
Géma asistió entusiasmada. Entraron al lugar el calor envolvente los recibió con un abrazo reconfortante. Se sentaron cerca de una ventana donde podían ver las gotas de la lluvia caer.
Las paredes estaban decoradas con fotografías antiguas y luces que creaban un ambiente acogedor, las gotas se deslizaban suavemente por el cristal, formando pequeños ríos que parecían bailar con cada ráfaga del viento.
Géma miró a Indriago mientras él revisaba el menú. Había algo en su forma de ser que la hacía sentir cómoda, como si compartieran un secreto que solo ellos entendían. "¿Siempre eliges lo más dulce del menú?" le preguntó con una sonrisa traviesa.
Indriago levantó la vista y rió. "No puedo resistirme al chocolate. ¿Y tú? ¿Cuál es tu elección?".
Géma respondió, "Soy más de los sabores clásicos, pero hoy siento que necesito algo especial", respondió ella, sintiendo cómo su corazón latía más rápido.
Mientras esperaban sus bebidas, Indriago sintió una conexión más fuerte con Géma.
La conversación fluía naturalmente entre ellos, cada risa y mirada creando un lazo más profundo.
"Me alegra haberte encontrado hoy", dijo él siento que este es solo el comienzo de algo hermoso".
Géma sonrió ampliamente, sintiendo que las palabras de Indriago resonaban en su corazón
"Yo también lo siento".Y así continuaron compartiendo sueños y risas en aquel acogedor coffe, mientras afuera la lluvia seguía creando su propia melodía.
El camarero llegó con sus pedidos, Géma tomó un sorbo de su chocolate caliente y dejó que el sabor envolviera su paladar. "Esto es delicioso", dijo, disfrutando del momento.
Indriago la observó con atención, sus ojos brillando con complicidad. "Te ves feliz", comentó, y Géma no pudo evitar sonrojarse ante el cumplido.
"Es que estoy disfrutando mucho este momento contigo", confesó ella, sintiendo cómo las palabras se deslizaban con sinceridad. "No esperaba encontrarte hoy."
"Yo tampoco", admitió Indriago, su mirada intensa enfocada en ella. "Pero me alegra que haya sucedido. Desde aquel festival ha sido difícil dejar de pensar en ti."
El corazón de Géma se aceleró al escuchar sus palabras. "A mí también me ha costado dejarlo atrás. Fue un instante mágico."
Ambos se sumergieron en una conversación sobre sus sueños y aspiraciones, compartiendo risas y miradas cómplices. Cada palabra parecía acercarlos más, creando un puente invisible entre sus corazones.
Mientras hablaban, Indriago tomó la mano de Géma sobre la mesa, su toque suave y cálido, "Quiero conocerte más", dijo él con sinceridad en su voz. "Hay tanto que me gustaría explorar contigo."
Géma sintió una mezcla de emoción y nerviosismo ante la propuesta implícita en sus palabras. "Yo también quiero eso", respondió, sintiendo cómo su corazón latía al ritmo de sus sentimientos.
El coffe comenzó a llenarse de gente a medida que avanzaba la tarde, pero para ellos parecía que el mundo exterior había desaparecido. Estaban sumidos en su propia burbuja de risas y complicidad, donde todo lo demás se desvanecía.
Al final de la charla, cuando las tazas estaban vacías, Indriago miró a Géma con una expresión seria pero tierna. "¿Te gustaría salir conmigo otra vez? Me encantaría seguir creando recuerdos juntos."
Géma sintió una oleada de felicidad al escuchar esa pregunta. "Sí... me encantaría", respondió con una sonrisa brillante