Afterglow;;nomin

12. Exilio

Habían pasado días desde que había vuelto a llorar por él. Habían pasado días desde que había roto mi silencio y le conté toda la verdad a un chico en el bar que sabía que nunca más volvería a ver en mi vida.

Sabía que eran las consecuencias de guardarme mis sentimientos. Como de igual manera sabía que debía desahogarme y decir todo lo que sentía para evitar esos colapsos, pero mis amigos no me querían seguir viendo sufrir por él y más cuando lo culpaban por todo lo que había pasado, pero realmente la culpa había sido de ambos. Sin embargo, ya no estaba dispuesto a defenderlo.

Suspire pesado mientras llenaba ese escrito que debía de subir a la página de los tribunales de justicia de Corea, en donde se hacía efectivo el divorcio de la pareja que había estado al frente mío antes de que cerrará mi oficina.

Sabía que Mark odiaba que tuviera trabajo extra, que debía seguir la jornada laboral que él me había designado para evitar todo tipo de problemas mientras él estaba en su viaje de aniversario -cuyo viaje yo le había obligado a aceptar-.

Volví a suspirar pesado, pero ahora porque el archivo demoraba en exportarse y luego en subirse a la página. Cansado de estar sentado comencé a dar vueltas por mi oficina, con intenciones de estirar las piernas. Pase las yemas de mis dedos por esas paredes las cuales se sentían frías, mientras me imaginaba como hubiéramos seguido Jaemin y yo, como hubiéramos sido capaces de construir una relación estable si hubiéramos leído bien las señales de advertencia, si hubiéramos podido leer la mente del uno y del otro. Sin tan sólo hubiéramos podido cambiar las cosas; todo sería muy diferente ahora.

Solo pude sonreír ante lo estúpido que se me hacía esa imagen mental, como era demasiado lejana a la actualidad; tanto que se me era imposible mirarme de esa manera con él en esos momentos.

Escuché desde la lejanía como el sonido de publicación estaba hecho y como ahora podía dejar esas cuatro paredes de mi trabajo e ir a las de mi hogar.

Tome mis cosas y apague aquella computadora, para luego solo irme de ese lugar. El cual pese a querer a llegar a mi casa lo más pronto posible, trate de hacer todo lo posible para demorar en llegar a ella. Tenía muchas cosas que pensar, que reflexionar. Me había sentido desde la mañana de esa manera y por lo mismo no había llevado mi vehículo, porque tenía ganas de caminar y poder poner cada uno de mis pensamientos en orden.

Comencé a caminar por cada uno de esos lugares que a mí de unos meses atrás sentiría el amor y la felicidad en el aire al verlos, pero ahora solo podía sentir tristeza y un profundo dolor en el corazón. Porque me habían exiliado de esos lugares desde aquella noche en el parque.

Seguí caminado por esos lugares que ya no me pertenecían y que ahora solo descansaban en mis dolorosos recuerdos; haciéndome ver cómo en realidad los primeros días de esa especie de relación o coqueteo habían sido los más hermosos y como, mientras más se desarrollaba esa relación, se volvía oscura y más cuando nos conocíamos más a fondo, pero yo ya no era su problema y yo, ya no era el suyo.

Durante todo ese tiempo que pasamos juntos me había sentido como la persona más querida del mundo, como la más anhelada y como solo me hizo sentir como lo más horrible. Haciendo que ese tumulto de sentimientos y acciones nos hiciera caminar por una delgada línea, haciendo que el final de nuestro destino juntos como una película que ya había visto antes y que no me había gustado el final.

Sentía el sabor amargo en mis labios, como mi corazón se comprimía en mi pecho y como solo hacía que me doliera, pero solo me podía hacer él fuerte en esos momentos y evitar que el dolor se hiciera más pesado y que con él llegarán las lágrimas.

Pase por el lugar en donde solía trabajar, para luego llegar a lo que era el lugar en donde estaba su departamento, para luego solo sentir como ese sabor amargo se hacía más fuerte en mi boca y como solo tenía ganas de llorar.