2. Primer amor y última primavera

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Luego de ese día Mark me llevó a urgencias para que vieran si estaba bien, pero yo solo era capaz de seguir sus pasos a rastras mientras guardaba ese marcapáginas como si fuera más importante que mi salud en esos momentos.

-Mark estoy bien. -Le dije en un tono moderado mientras él me empujaba contra una camilla de hospital y pedía de manera desesperada que llamaran a un neurólogo y un psiquiatra para que revisara mi condición en esos momentos.

Le trate de tomar la muñeca para hacerle entender que estaba todo bien, pero él seguía sin razonar y sólo hacía lo que él quería hacer en esos momentos. Por lo que, no tuve nada más que hacer que acatar sus órdenes.

Al llegar los especialistas, ambos comenzaron a hacer distintos tipos de pruebas, mientras Mark se mordía las uñas y caminaba de un lado a otro como un loco.

-De momento está todo bien, solo fue un ataque de pánico, lo cual se relaciona con los efectos secundarios del procedimiento que te sometiste cuando eras un niño. -Indicó mientras seguía leyendo los papeles que sostenía en sus manos respecto de todas las pruebas que me habían tomado.

-Yo te recomendaría un descanso de cinco días -Interrumpió el psiquiatra-. Tu mente aún está muy delicada en estos momentos y algo debió desencadenar la crisis. Tipo una persona, grupos de personas... Diría recuerdos traumáticos, pero no los posees gracias al procedimiento.

Mark solo asentía a todo lo que ambos médicos decían y anotaba en el Block de notas de su celular, como lo hacía con todas las indicaciones que siempre le solían dar.

Cuando ambos doctores me dieron los días de licencia y me dejaron salir de urgencias, Mark no hizo nada más que tomar mis cosas y llevarme como si ahora me tratará de la cosa más frágil del mundo hasta que salimos del hospital y allí dejarme solo mientras el salía a pedir un taxi para que me llevara a casa.

Sentía el gélido viento rozar contra mi rostro, mientras sentía como un montón de calma invadía mi cuerpo y me hacía sentir más relajado que de costumbre. "Quizás solo fue estrés acumulado", dije en mis pensamientos, intentando buscar la razón de porque me había dado un ataque de pánico luego de tanto tiempo.

Cerré los ojos tratando de mantener esa calma en mi cuerpo por más tiempo, pero se me fue imposible, ya que volví a sentir esa sudorosa mano rodear mi muñeca y volver a llevarme a rastras a ese vehículo y darle las indicaciones sobre dónde estaba mi casa.

"¿Viste salir a un chico antes que yo del baño?" Eran las palabras que querían salir de mis labios mientras mantenía mis ojos cerrados y trataba de relajar mi cuerpo más de lo que ya estaba, pero no era capaz de hacerlas salir, al menos no en esos momentos en los que sentía que Mark aún estaba acelerado y sintiéndose culpable por lo que me había pasado.

-No es tu culpa. -Solté. -Solo fue por el estrés, ya todo está bien. -Finalice, abriendo mis ojos, mientras buscaba su mano y trataba de calmarlo.

No obstante, apenas mis ojos chocaron con los suyos pude ver el montón de lágrimas querer salir de sus ojos con fuerza. Intenté decir algo nuevamente, pero sus lágrimas fueron más rápidas que mis palabras, y ahora él era el que no podía parar de llorar y sin aire en sus pulmones.

-¿Cómo quieres que crea que todo está bien, cuando no fui capaz de estar allí para ti? No pude ser tu hombro de apoyo, él que te ayudará a volver a encontrar el aire. -Habló por fin lleno de rabia. -¿Cómo quieres creer que todo está bien cuando un extraño tuvo que hacer todo lo que tu mejor amigo y secretario se suponía que debía hacer?

Finalizó para seguir llorando, sabía que en momentos así, solo debía comerme mis palabras y abrazarlo, y eso fue lo que hice con todo mi esmero.

Cuando el taxi se estacionó frente a mi casa trate de sacar a Mark del vehículo con todas las fuerzas que me quedaban y para luego sacar los bolsos de ambos y colgarlos como podía de mi hombro.

Afterglow;;nominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora