La atmósfera en la sala de interrogatorios se volvía más densa con cada minuto que pasaba. Las luces frías del techo proyectaban sombras alargadas que jugaban en las paredes, mientras el detective Lee observaba a Junhoe con una expresión inescrutable. La tensión era palpable, un silencio pesado que solo se rompía por el ocasional giro de una página del grueso expediente que el detective sostenía.
—Junhoe, —comenzó el detective Lee con una voz que parecía casi un susurro, cargada de significado—, cuéntame más sobre la fraternidad BH. —El tono del detective era firme, pero no agresivo; estaba cazando pistas, buscando cualquier indicio que pudiera revelarle la verdad oculta tras la máscara de serenidad de Junhoe.
Junhoe alzó la vista lentamente, sus ojos reflejaban una mezcla de emociones. La calma que había intentado mantener empezaba a desmoronarse bajo la presión constante del interrogatorio.
—No quiero hablar de ellos, —respondió finalmente, su voz quebrándose ligeramente. Sabía que el detective notaría ese pequeño quiebre en su fachada.
—Pero es necesario, Junhoe, —insistió Lee, sin perder la compostura—. Hanbin... los otros... ¿cómo se involucraron en todo esto? ¿Y Jinhwan? —El nombre de Jinhwan parecía encender algo en Junhoe; sus manos se tensaron ligeramente sobre la mesa, los nudillos poniéndose blancos.
El detective Lee tomó nota mental de ese cambio, una señal de que estaba tocando una fibra sensible. La mención de Jinhwan siempre provocaba una reacción en Junhoe, un indicio de que allí residía una clave importante, algo más profundo y emocional que cualquier vínculo con la fraternidad.
—Jinhwan no tenía nada que ver con ellos... —Junhoe murmuró, como si estuviera hablando más para sí mismo que para el detective—. No hasta que las cosas se complicaron. No hasta que Jiwon...
El detective inclinó la cabeza, acercándose un poco más a Junhoe, sus ojos fijos en los de él.
—¿Qué sucedió con Jiwon, Junhoe? —preguntó suavemente, casi como si estuviera hablando con un amigo—. ¿Qué fue lo que pasó entre ustedes?
El silencio se apoderó de la habitación mientras Junhoe cerraba los ojos, permitiendo que los recuerdos inundaran su mente. Podía sentir el peso de la mirada del detective, esperando, empujando, y supo que no había escapatoria.
La luz suave del atardecer se filtraba a través de las cortinas del departamento, bañando la habitación en tonos dorados. Los días habían pasado en una especie de tregua silenciosa entre los dos jóvenes, donde las barreras iniciales se habían desvanecido, dejando al descubierto una creciente familiaridad.
Jinhwan estaba en la pequeña cocina, concentrado en cortar cuidadosamente algunas verduras. La cocina había comenzado a ser su refugio, un espacio donde podía crear algo tangible y, al mismo tiempo, dejar atrás el ruido del mundo exterior. Junhoe, sentado en el sofá, lo observaba en silencio. La presencia de Jinhwan había comenzado a sentirse natural, como si siempre hubiera estado allí.
—¿Quieres un poco de ayuda? —preguntó Junhoe de repente, rompiendo el silencio con una voz suave, casi tímida.
Jinhwan levantó la vista, sorprendido, y esbozó una sonrisa que era a la vez amable y cautelosa.
—Claro, si no te molesta. —Su respuesta fue casi un susurro, pero había una calidez en ella que hizo que Junhoe se sintiera más cómodo.
El más alto se levantó del sofá y se acercó a la cocina, notando cómo la luz del atardecer acentuaba los rasgos delicados de Jinhwan. Era en estos pequeños momentos de la vida cotidiana donde Junhoe encontraba una extraña paz, un respiro del torbellino emocional en el que había estado atrapado desde su ruptura con Hanbin.
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File 1997: Between Hell
Фанфик「JunHwan」 ❝Cuando la obsesión, el deseo y el poder se entrelazan, Junhoe se ve obligado a tomar decisiones desgarradoras, sellando pactos que lo llevan a una espiral de humillación y pérdida. Mientras la policía investiga, la verdad se revela en cap...