entrevista 4

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La sala de interrogatorios, con su iluminación fría y estéril, parecía más sofocante que nunca. Las paredes grises parecían acercarse, creando un ambiente en el que cada respiración se volvía pesada y difícil. Junhoe estaba sentado en la silla, las manos cruzadas sobre la mesa metálica, sus ojos clavados en el suelo como si allí pudiera encontrar alguna respuesta a las preguntas que no dejaban de asaltarlo.

El detective Lee, con su postura implacable, no apartaba la mirada de él. Hoy, su estrategia era diferente; había un propósito más afilado en sus palabras, una urgencia apenas contenida.

—Junhoe —comenzó el detective, su voz baja pero cargada de intención—, necesitamos que seas honesto sobre tu relación con Jinhwan... y sobre Jiwon.

Junhoe levantó la cabeza lentamente, sus ojos se encontraron con los del detective, pero no dijo nada. La mención de Jiwon hizo que algo en su interior se tensara. Era como si una sombra hubiera cruzado su rostro, apenas perceptible, pero suficiente para que Lee lo notara.

—Mencionaste a Jiwon, pero jamás nos hablaste de él —continuó el detective, observando cuidadosamente cada microexpresión en el rostro de Junhoe—. ¿Por qué crees que con él las cosas comenzaron a complicarse? ¿Era alguien que te preocupaba?

El joven tragó saliva, sintiendo que la tensión en la sala se hacía insoportable. No era la primera vez que le preguntaban sobre esto, pero hoy las preguntas eran más incisivas, como si estuvieran tratando de desenterrar algo que él no había querido reconocer.

—Jiwon... —comenzó Junhoe, su voz sonaba quebrada por el esfuerzo de mantener la compostura—, él siempre ha sido... diferente. No le presté demasiada atención al principio, pero luego... era imposible no notarlo.

El detective Lee inclinó la cabeza, como animándolo a continuar.

—¿Notar qué, exactamente? —inquirió.

—La forma en que miraba a Jinhwan... —Junhoe cerró los ojos, tratando de bloquear el recuerdo, pero este se filtró, persistente—. No era solo curiosidad. Era algo más...

—¿Cuándo te diste cuenta? — Cuestionó el detective Lee, mirándolo fijamente.

—Cuando Jinhwan y yo empezamos a salir, fue...

La atmósfera en la sala se volvió más pesada, cada palabra de Junhoe parecía añadir una capa más de complejidad a un caso que ya estaba envuelto en sombras.

El suave murmullo de la cafetería del campus proporcionaba un telón de fondo acogedor a la conversación que Junhoe y Jinhwan mantenían en una mesa junto a la ventana. El otoño había llegado, y las hojas doradas que caían fuera añadían una melancolía serena al ambiente.

Junhoe observó a Jinhwan, que estaba concentrado en revolver su café con una pequeña sonrisa jugando en sus labios. Habían pasado muchas horas juntos en los últimos meses, y lo que había comenzado como una simple convivencia había evolucionado en algo más, algo que ninguno de los dos había querido nombrar.

—El semestre está avanzando rápido —comentó Jinhwan, levantando la vista para encontrarse con la mirada de Junhoe—. Es extraño, pero a veces siento que estoy viviendo en un sueño. Todo parece tan irreal.

Junhoe asintió, comprendiendo perfectamente lo que Jinhwan quería decir. La vida universitaria, con sus altibajos, podía ser abrumadora, pero encontrar a alguien con quien compartir esos momentos la hacía más llevadera.

—Es la primera vez que siento que encajo en algún lugar —confesó Junhoe, tomando un sorbo de su café, aunque su mirada permanecía fija en Jinhwan—. Y es raro porque nunca busqué esto, simplemente pasó.

File 1997: Between HellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora