caos

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(Nerra Genya)

No sé cuándo pasó ni cómo fue que ocurrió. Simplemente... sucedió. Hoy decidí no ir al entrenamiento y, en lugar de eso, pasar tiempo con mi novio, nuestro secreto. Todo el día estuvimos juntos. Reímos, entrenamos un poco en casa, sabiendo que mi hermano no volvería hasta dentro de unos días. Todo parecía tranquilo, sin que nadie nos pudiera molestar.

Recuerdo la sonrisa pícara de tokito, ese brillo en sus ojos que siempre me desarma. Algo en su forma de mirarme hizo que mi cuerpo se encendiera. Siempre fui más reservado, más tímido cuando se trataba de este tipo de cosas. Pero con él... con él todo se siente diferente. Más libre, más intenso.

No sé cómo llegamos a la habitación. Ni siquiera recuerdo el momento exacto en que nuestros cuerpos comenzaron a entrelazarse, o cuándo le quité la ropa. Fue algo mágico, como si todo alrededor desapareciera. Sólo estábamos nosotros, respirando juntos, jadeando por la cercanía.

tokito ya me lo había propuesto varias veces, pero yo aún no está listo, ni siquiera se dé dónde saque la valentía para confesarme o siquiera para besarlo, pero a medida que pasa el tiempo mi timidez fue despareciendo, los besos subieron de nivel, igual que los abrazos, caricias, ya no éramos chicos inocentes que no sabían cómo comportarse cuando se tomaban de las manos, explorábamos nuestros cuerpos, pero nunca llegamos a hacerlo real mente

pero ahora estábamos en una posición comprometedora. tokito sobre mí, dando salto sin parar de sacar sonidos que no eran como los otros, nuestras respiraciones agitadas. Era un nuevo placer que jamás aviamos experimentado, sintiendo el clímax del final. Un simple beso fue suficiente para que olvidáramos todo... hasta que escuché la puerta abrirse de golpe.

Sanemi: ¡¿Qué mierda?! -La voz de Sanemi retumbó como un trueno. Mi corazón se detuvo.

(Narra Sanemi)

Sentí cómo el enojo y confusión explotaba en mi interior. Mi mente no podía procesar lo que estaba viendo. No era sólo la sorpresa de encontrar a mi hermano en una situación así... era el hecho de que estaba con otro chico. ¿Por qué? ¿Cómo había llegado a esto? Me quedé paralizado, con el estómago en un nudo.

Sanemi: vístete, genya. Tenemos que hablar en serio -escupí las palabras antes de girarme y salir de la habitación, cerrando la puerta de un portazo.

Llegué a la cocina, furioso, confundido. Coloqué las manos sobre la mesa, mi frente apoyada en ellas mientras trataba de ordenar mis pensamientos. Mi cuerpo temblaba de rabia, pero no entendía del todo por qué. El maldito idiota... ¡¿Qué demonios está haciendo?!

Escuché pasos apresurados detrás de mí, y cuando levanté la vista, allí estaba genya. Había puesto su ropa tan rápido como pudo.

(Narro yo)

La tensión entre sanemi y genya era tan densa que casi podía cortarse con un cuchillo. Sanemi no podía creer lo que acababa de ver, y la furia lo consumía desde lo más profundo de su ser.

Sanemi: ¿Cómo es que pudiste ocultarme esto? -escupió, su voz cargada de rabia-. Me das asco, genya. ¡Asco! ¿Cómo es que puedes hacer algo tan repugnante? ¡Pensé que te había educado bien!

Genya, aún conmocionado, trataba de encontrar las palabras adecuadas. Su voz temblaba, pero no podía huir de la realidad.

Genya: Sanemi, pensé que no regresarías hoy -balbuceó genya, intentando justificar la situación.

Sanemi: ¡Ah, claro! ¡Pensaste que tendrías tiempo para revolcarte con ese...! -Sanemi hizo una pausa, su rostro torcido por la confusión y el desprecio-. ¡No entiendo qué mierda haces con un chico! ¿Qué te pasa por la cabeza? ¿Acaso estás mal te crie? ¡Eres un idiota!

genya se quedó en silencio, pero sus pensamientos lo asfixiaban. Su hermano, con esa misma voz llena de desprecio, le recordaba cómo su padre solía hablarle a su madre. No podía soportarlo más. Sus emociones lo desbordaban.

Genya: Sanemi, lo siento... -dijo genya, con la voz rota-. Perdón. No quería ocultártelo, pero... yo amo a tokito. Lo amo desde hace tiempo. Sé que odias las relaciones entre hombres, pero es algo que no pude evitarlo. Simplemente... pasó.

Sanemi lo miró con los ojos entrecerrados, la rabia en sus palabras era palpable.

Sanemi: ¡Cállate! -gritó Sanemi-. ¡Me avergüenza ser tu hermano! Quizás lo entiendo... después de todo, si no puedes estar con chicas, eres tan patético que te fuiste con alguien que lo parece. ¡Me repugnas!

Genya: hermano, por favor... -intentó genya, con lágrimas formándose en sus ojos-. Entiende que...

sanemi:¡Cállate! ¡Tú y tu novio son una abominación, eres una vergüenza! ¡maldito par de maricones!

En ese momento, tokito apareció tambaleándose en la cocina, todavía con la ropa mal puesta y con sus piernas débiles, su rostro confuso. Había escuchado los gritos y su corazón latía acelerado.

Tokito: ¿Qué está pasando? -preguntó, su voz tranquila-. genya, sanemi, ¿por qué discuten? -Sanemi se volvió hacia este, sus ojos llenos de furia.

Sanemi: ¡Tú cállate! -rugió-. ¡Tú le hiciste esto a mi hermano! ¡Seguramente lo sedujiste! ¡eres una vergüenza para el cuerpo de casa demonios!

tokito lo miró, desconcertado, su memoria aun fallando, pero ya lograba retener más cosa. Había recuperado emociones desde que se enamoró de genya, pero sus recuerdos seguían desordenados.

Tokito: Oye, no trates así a tu hermano -dijo, su voz serena, pero firme.

Sanemi: ¡Tú lo corrompiste! -bramó-. ¡Lo llevaste al mal camino! -genya, incapaz de soportar más, alzó la voz por primera vez.

Genya: ¡sanemi, basta! -gritó-. ¡Tienes que entenderlo! ¡Yo y tokito nos amamos!

Sanemi, cegado por la furia, se acercó a genya y le propinó un golpe tan fuerte que lo lanzó al suelo. este cayó de rodillas, aturdido, mientras su hermano lo miraba con desprecio.

Sanemi: ¡No te atrevas a decirme esa palabra! -gruñó Sanemi, mientras tomaba a genya del cuello de su ropa mal puesta, listo para golpearlo de nuevo.

Antes de que Sanemi pudiera atacar, tokito intervino, sujetando su mano con firmeza.

Tokito: ¡Basta! -gritó tokito-. ¡No le hagas daño!

Sanemi: ¡Tú no me toques! -Sanemi empujó a tokito, pero el chico no retrocedió, su mirada desafiante.

Genya, al ver la escena, por primera vez decidió no quedarse callado y revelarse contra su hermano

Genya: ¡No, sanemi! ¡Esto tiene que parar! -gritó, con una fuerza renovada-. No te dejaré seguir oprimiéndome por tu estúpida homofobia - otro golpe impacto en su cara al terminar esa oración

En ese momento, un cuervo aterrizó en la ventana, y con él, Obanai apareció en el umbral. ya que cuando el cuervo se percató de la pelea fue rápido a buscar a alguien que pudiera calmar a sanemi

Obanai: ¿Qué demonios está pasando aquí? -Sus ojos afilados como cuchillos miraron a los tres jóvenes, evaluando la situación, que para ese entonces ya se había sumergido en el caos

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primer cap del mes y haciendo honor al mes del horror decidí que convertiré las vidas de todos en un infierno, muajjaja. perdón la esquizofrenia pega fuerte.

ya enserio no paro de ver cuántos lectoras hay ya a la fecha 1.5K, nunca pensé llegar tan lejos y para ser mi primera historia (en wattpad) no está nada mal, gracias a tod@ por leer esta historia que es una mierda (todo hay que decirlo) novenos en el siguiente siglo



tu cambiaste mi forma de ser (sanemi x tomioka)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora