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Ser jefa en una de las editoriales más prestigiosas tenía sus ventajas, sobre todo cuando llegaban los tiempos de entrega y el trabajo se acumulaba en el escritorio

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Ser jefa en una de las editoriales más prestigiosas tenía sus ventajas, sobre todo cuando llegaban los tiempos de entrega y el trabajo se acumulaba en el escritorio.

Nayeon pasaba horas y horas en su ergonómica silla mientras tecleaba sin cesar y dejaba acotaciones en las decenas de papeles a su alrededor. No habían descansos ni tiempos muertos, ni siquiera pausas activas. Toda su energía estaba en su trabajo y, por consiguiente, no pensaba en el caos de su vida personal.

Hace unas cuantas semanas Jeongyeon les notificó por mensaje que todo había salido bien, Jihyo dio el tan esperado. Desde entonces, Nayeon no se permitía pensar y mantenía su mente ocupada en lo que sea; gimnasio, trabajo, Momo, Mina, más trabajo, dormir.

Sabía que en algún punto tendría que enfrentar todo lo que pretendía mantener bajo la alfombra, pero mientras más pudiese prolongarlo mejor para ella.

¿Era mala amiga por no atender las llamadas de Jeongyeon y responder monosílabos a sus mensajes? Según Momo no. Según Mina un poco. Sin embargo, ninguna cuestionó su decisión, al fin y al cabo, era su forma de afrontarlo.

Por su parte, Yoo dividía su tiempo entre el trabajo y su prometida. La boda estaba siendo planeada por una agencia de lujo, cortesía de los padres de Jihyo, para que ambas no se estresaran con los preparativos del gran evento.

Debido a que era temporada de descanso entre campeonatos, sus días consistían en ordenar su calendario semestral con los partidos y encuentros deportivos de los próximos 6 meses. Se tomó un par de semanas para vacacionar junto a Jihyo en una linda cabaña frente a la playa, alejarse de su entorno habitual las ayudó a despejar sus mentes antes de lo que serían meses muy intensos tanto en conjunto como por separado.

Si bien la boda estaba en manos expertas, sus familias insistieron en conservar algunas tradiciones como la búsqueda de vestidos y las despedidas de soltera por separado. Jeongyeon iría con sus amigas y algunas colegas con quienes era cercana; Jihyo con sus amigas, su prima favorita y sus compañeras de equipo. En ambos casos, las invitadas se encargarían de elegir el panorama de las futuras novias, lo que no tranquilizaba los nervios de ninguna, temían lo que aquellas mentes podían imaginar para divertirse.

El evento se celebraría en un exclusivo club de campo a las afueras de la ciudad, pues el padre de Jihyo era dueño del lugar y estaba encantado de ser el anfitrión de un día tan importante para su hija.

Y así pasaron los días, las semanas e incluso algunos meses. La fecha se acercaba y la labor de las damas de honor no podía posponerse más, Nayeon no podía seguir huyendo.

Mina logró coordinar la agenda de sus dos amigas de tal manera que coincidieran en un día libre y dedicarlo completamente a la búsqueda de vestido de Jeongyeon. No se habían visto hace mucho, sería una especie de reencuentro entre todas.

Aquel viernes, temprano por la mañana, Nayeon ingresaba a su oficina con un humeante café en sus manos. Su secretaria, quien manejaba su agenda y sabía que no tenía nada programado para ese día, se levantó de inmediato a cuestionar la situación.

la boda de mi mejor amiga - 2yeon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora