A pesar de su éxito, Soshiro Hoshina vive bajo la constante sombra de su hermano, por eso, detrás de su actitud relajada y siempre dispuesto a bromear, esconde una profunda inseguridad y un deseo de ser valorado por sus propios méritos.
Mizuki Nakam...
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Familia Nakamura
Mizuki tenía los domingos libres, así que ese sábado por la noche fue, como todos los fines de semana, a casa de su padre. Al llegar a casa cenaron, charlaron con normalidad y entrada la noche cuando tomaban una copa de sake frente al jardín, ella se atrevió a hablarle
— Papi, tengo que contarte algo
— Claro cariño, sabes que soy todo oídos
El hombre se giró para poner total atención, con una sonrisa porque estaba seguro que tenía que ver con su trabajo. Esa chiquilla era su orgullo y aunque al principio no aprobaba que trabajara en las fuerzas de defensa, con el tiempo al ver lo que había madurado lo honraba
— He estado saliendo con un chico
La sonrisa desapareció
— ¿Qué dijiste?
— Es un compañero del trabajo
La chica le sirvió un poco más de sake
— Ahora entiendo por qué trajiste esta maldita botella de sake, pequeña manipuladora – soltó de mala gana, pero bebiendo de un solo trago lo servido
— Papá, sabes que iba a pasar en algún momento
— ¡Estás muy joven Mizuki!, me niego rotundamente a que un perdedor de quién sabe dónde intente tan siquiera voltearte a mirar
— No es un perdedor, es...
— ¡No me importa quien sea ese infeliz!
— ¡Pues te va a importar porque mañana viene a cenar!
— ¡¿Qué?!
— Si, lo vas a tratar bien y nada de llevarlo al dōjō, no voy a permitir que sigas con esa actitud de hombre primitivo de querer demostrar quién es más fuerte
— ¡JA! Es más que obvio que yo soy el más fuerte
— Cuidado y te arrepientes de lo que dices
El hombre hizo un pequeño bufido y se sirvió otro trago, se quedó en silencio, bebiendo despacio, pensando un rato en cómo evitar que ese tipo fuera a su casa, hasta que se le ocurrió algo. Mandó un mensaje de su celular y luego de unos minutos recibió otro cómo respuesta
— Cariño, que pena con tu amigo, pero el viejo Tigre Musashi acaba de acordarme que mañana tenemos una cena, nos reuniremos los excompañeros del colegio, ya sabes cómo son, hace tiempo no nos vemos y apenas logramos ponernos de acuerdo
— Hummm, pero ya le dije que viniera – puso una cara triste
— Lo sé, lo sé, es una pena mi niña, pero mira, Musashi acaba de recordármelo
