Steel Heart [ Bucky Barnes ]

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¿Quién soy?

James Barnes
New York 1945

El aire gélido de la noche se colocaba por las ventanas de la cantina, rozando mi piel con un toque de escarcha. Era un frío que se metía en mis huesos, un frío que solo podía ser combatido por la calidez de la compañía y la alegría de la victoria.

A través de la ventana caía una suave lluvia de nieve, los niños con sus madres caminaban como en cualquier invierno, soldados de un lugar a otro con sus parejas e incluso pequeños perros callejeros disfrutando de los copos de nieve.

Me encontraba en medio de una bulliciosa celebración, más no era impedimento para poder ver a mis alrededores. La guerra ya había terminado o eso ya se estaba creyendo.

La cantina estaba rebosada de soldados de diferentes cuadrillas, que como yo buscaban olvidar todo lo que vivimos cuando nos secuestraron en el calor de nuestra familia, amigos y como no, en un buen trago de alcohol.

Las risas resonaban, mezclándose con el tintineo de las copas y el sonido de la música clásica de la temporada que salía de un viejo gramófono. Me encontraba rodeado de mis compañeros, en especial de Steve Rogers o como ahora lo conocían, El Capitán América.

Mi vaso, uno simple estaba lleno de cerveza clásica que se vaciaba con cada brindis que se hacía, contaba detalladamente lo que viví cuando estaba encerrado. La cerveza, fría y amarga quemaba mi garganta, pero era un fuego reconfortante que me permitía olvidar.

En medio de celebraciones, el tiempo se detenía. El frío exterior lo olvidaba, las memorias malas se desvanecían y solo quedaba la alegría, satisfacción de poder compartir estando vivos y celebrando por los que murieron.

- ¡Levantemos la copa, por el Capitán! -murmuré invitando a que los demás hagan lo mismo-

Los gritos no se hicieron tardar, todos gritaron el nombre de mi amigo y yo solo reí a su lado, bebí la cerveza dejando el vaso vacío. Aún no lo creía, el debilucho de Brooklyn ahora era todo un don Juan, fuerte y ágil.

Tuvimos una charla emotiva sobre lo que esperaba nuestro futuro a partir de ahora. Sin duda sé que le va a ir mejor que a mí por varios... Factores.

Su dama había llegado, me fui dándoles privacidad hacia otro lado de la cantina, pensé en sus palabras y quizá tenía razón, debería saber escoger bien a mi pareja.

Sus palabras estaban en mi mente, quizá sería una duda existencial hasta que lo experimente pero una sola cosa me tenía confundido «Sobre todo tu locura.» ¿Cuál? No tengo locura.