Al estilo de Joker y Harley, esta historia tratara de un amor que empieza a constar de manipulación.
Dalia, la joven y primera hija de Tony Stark, Iron man. Es una agente de base baja de S.H.I.E.L.D, pero también una joven universitaria que está es...
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Todo va bien...
Dalia Stark 28 marzo - 2012
Un razo de sol, travieso y persistente, se cuela por la rendija de la persiana, obligándome a abrir los ojos. La luz, aún tuene, me recuerda que la noche terminó y un nuevo día empezó, no como cualquier día, hoy es mi cumpleaños número 18.
El sol se asoma con la promesa de nuevas experiencias. Me senté recargando mi cuerpo en el espaldar de la cama cómoda en la que descanso. Estiró los brazos, sintiendo el crujido de mis huesos, y bostezo con ganas, dejando escapar un pequeño gemido de satisfacción.
El aroma a café recién hecho se cuela por la puerta entreabierta, un llamado tentador a abandonar la comodidad de mi cama. Al girar mi vista a mi pequeña mesa de noche había una cajita con un mono morado adornado.
La tomé entre mis manos, quite con delicadeza el moño y abrí la cajita dejando un resplandor ante mis ojos. Un anillo de plata con un precioso diamante morado en el centro, junto a ella una nota.
El primero de muchos regalos del día para la hermosa señorita de esta casa. Ningún diamante se asemeja a tu belleza pura. Felices 18 niña. Con cariño tus padres. A.S y P.P
Una sonrisa apareció en mi rostro. Al tomar el anillo note como había letras pequeñas escritas alrededor de todo el interior del anillo. Las iniciales de mi nombre, dándome a entender que era único en el mundo.
Me lo coloque encajando perfectamente con mi dedo anular, era un diamante precioso y de mi preferencia de color. Mis padres me conocían muy bien. Me lo quite y con sumo cuidado volví a ponerlo en su estuche dejándolo en el mismo lugar donde lo encontré.
Estire mis brazos una última vez, con pereza me levanto de la cama, sintiendo el frescor del piso en mis pies descalzos. Busque mis babuchas y sentí la suavidad de su interior.
Camino hasta la ventana, observando el amanecer que tiñe el cielo de colores pastel, la brisa del aire golpea ligeramente mi cara haciendo que cierre los ojos a difrutar.
El sol se asoma por el horizonte, pintando el cielo con pinceladas de naranja y amarillo. El día despierta a mi alrededor, con un silencio que solo se rompe por el canto de los pájaros y el murmullo lejano del tráfico.
Abrí mis ojos inhalando el aire fresco una última vez, las cortinas para dejar que el brillo entre e ilumine mi habitación por completo. El día estaba bello, una brisa de tranquilidad, perfecta para mi cumpleaños.
Me encaminé hacia mi cama, la acomode cambiando algunas sábanas y poniendo sobre ellas algunos muñecos de peluche que tenía como adorno. Fui al armario y saqué lo que sería mi ropa para el día de hoy colocándolo sobre la cama.