🎨𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟏🎨

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- Ya te dije, mamá, si iré al baile. - dijo Hyunjin mientras se mantenía lo más quieto posible; su madre se había empeñado en que fuera al baile de la Duquesa Bellerose lo más elegante posible y eso implicaba el hacerse un nuevo traje. El pobre Hyunjin tenía las piernas y brazos entumecidos y el sastre aún no terminaba de tomarle las medidas, su paciencia se estaba agotando y que su madre le recordara las normas de etiqueta y le preguntara cada dos minutos si iba a ir lo terminaban por empeorar.

-... Y recuerda Hyunjin, reverencia ante la anfitriona y ante los asistentes de otros reinos, procura entablar conversaciones y hacerte amigo de los asistentes que eso te puede servir a futuro.

- Que sí, mamá, me lo has repetido ya muchas veces, me se todas las normas de memoria y tu sabes muy bien que no sería capaz de ser descortés con alguien y menos si pertenece a la nobleza. - volteó a ver a su madre con una mueca de disgusto.

- Y nada de muecas, señorito. - al escuchar eso, Hyunjin volvió a hacer una mueca, soltó un "Si, mamá" y siguió obedeciendo las órdenes del sastre.

Al cabo de unos minutos, las medidas estaban hechas, junto con la tela que se iba a usar y el diseño que la reina había elegido; obviamente, Hyunjin no tuvo un momento para opinar. Cuando el sastre se retiró junto con la reina, el joven príncipe aprovechó para escabullirse a su habitación, no contaba con que en el camino se encontraría con su padre o como el lo apodó "un loco más".

- Hijo mío, que bueno que te encuentro, casualmente iba a salir a cazar uno que otro ciervo ¿Quieres venir? deberíamos hacer más actividades de padre e hijo, ya sabes, cosas de hombres y dignas de un futuro monarca ¿Que te parece? ¿Aceptas?- Era la tercera vez en esa semana que su padre le proponía ir a estas actividades y ya había perdido la cuenta de las veces que le había dicho lo mismo en lo que llevaban del mes; pero Hyun ya se había acostumbrado a estas insistencias y tenía un amplio repertorio de excusas que no dudó en usar, aprovechó la molestia en sus brazos y piernas para darle una rotunda negativa a su padre y el rey de forma comprensiva decidió dejarlo ir a descansar.

Después de un largo recorrido por el castillo, el joven por fin entró a sus aposentos y cerró con llave, no quería que nadie fuera a interrumpirlo, abrió las cortinas que daban hacia el jardín y se quedó mirando el paisaje por un buen rato; nunca había salido del castillo, así que no podía imaginar algo más allá de los muros, eso le entristecia y al mismo tiempo lo hacía enojar, llevaba demasiado tiempo pintando las flores del jardín real, tanto, que hasta se hartó de mirarlas, a veces hasta las miraba con malos ojos pero después reflexionaba y decía que las pobres flores no tenían la culpa de su miseria.

Siguió vagando en sus pensamientos hasta que, como un rayo, tuvo una inspiración, tomó su lienzo y pinturas y se dispuso a pintar lo que su corazón y mente decían. Daba trazos delicados por aquí y por allá, mezclaba colores y añadía detalles a su obra hasta que su corazón de artista estuvo satisfecho.

Había pintado un retrato, un retrato de una persona que no conocía. Tenía rasgos poco marcados y delicados, su cabello medianamente largo parecía ondear con el viento y su rostro... Su rostro era tapado por un ramillete de camelias.

Hyun tenía curiosidad sobre esta pintura ¿Por qué pintaría a alguien que no conoce? ¿Esta persona, existe? ¿Lo conocerá algún día? Muchas preguntas invadían su cabeza pero ninguna obtenía una respuesta satisfactoria, pasó el resto de la tarde y la noche muy callado, sus padres lo notaron en la cena pero esta situación les pareció irrelevante.

Al acercarse la hora de dormir, Hyunjin miró de nuevo su retrato, estuvo divagando por tanto tiempo que no le puso un nombre; luego de pensarlo un rato decidió llamarlo "Rayo de sol" ya que le transmitía calidez, como el sol del atardecer o un día de verano y con ese lindo pensamiento poco a poco fué cerrando sus ojos hasta caer profundamente dormido.

Musa (Hyunlix) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora