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Verano del 2023

Ethan...

   Ser una persona egocéntrica y hormonal te trae muchas consecuencias, te hace pesar que puedes controlar todas las circunstancias, te hace pesar que puedes estar por encima de todo, te hace pensar que el mundo gira alrededor de ti, y piensas que puedes personalizarlo todo, pero lo que no entiendes es que hay situaciones que nos hace perder nuestra esencia, que nos hace caer en tentaciones y arriesgarnos por muchas cosas, no debemos jugar con el fuego, no debemos intentar burlar del amor, porque un amor mal usado, te destruye.

Nací en un pequeño país de África. Me llaman Ethan Desde muy temprana edad, había sido el centro de atención.

Mi talento  para el arte y mi carisma desbordante me había llevado a ser el orgullo de mi comunidad.

El mundo giraba en torno a mi, y todo lo que no se acomodara a mi visión carecía de importancia.

Un día, recibí  una invitación para participar en una prestigiosa exposición de arte en Los Ángeles, California. La noticia causó gran revuelo en mi comunidad, y me sentí como una estrella.

Con mi pasaporte en mano y un aire de arrogancia, me dirigía al aeropuerto, consciente de que miles de ojos admiradores me seguirían.

Al llegar al aeropuerto, el bullicio y la multitud me llenaron de emoción. Me movía  entre la gente, a veces con una sonrisa arrogante, otras con una mirada despectiva.

Siguiendo las instrucciones de la azafata, encontré mi asiento asignado, o al menos eso pensaba. Durante el vuelo, todos se acomodaban y guardaban sus pertenencias.
Cuando las voces de los demás empezaron a entremezclarse con el ruido del motor, una mujer de aspecto amable, con una bufanda colorida alrededor del cuello, me tocó suavemente el brazo.

—Perdón, pero creo que te has sentado en mi lugar—dijo, sonriendo—

Yo no  estaba acostumbrado a ser desafiado, desvíe la mirada hacia el pasaporte que ella sostenía

Por un momento, me sentí  incómodo, pero mi ego me dictó que era más importante demostrar que estaba en lo correcto.

—No puede ser, no puede ser, estoy seguro de que ese es mi asiento, respondí  con desdén.—-

Sin embargo, al mirar de nuevo la información en mi billete, me di  cuenta de que me había  confundido.

El número del asiento no coincidía.

Mi rostro se sonrojó, pero me obligué a reponer la compostura.

—-Está bien— murmuré, levantándome del asiento

Mientras caminaba  por el pasillo, me detuve frente a la azafata y la dije  con una sonrisa despectiva:

—Hola, ¿podrías mostrarme mi nuevo asiento? Asegúrate de que sea cómodo, por favor.
No me gustaría pasar horas en un lugar incómodo—

La azafata, acostumbrada a tratar con pasajeros de todo tipo, simplemente asiente y me guío hasta mi asiento en clase económica.

Cuando llegué, me di  cuenta de que a mi lado había una mirando por la ventana.

Sí, una chica, quise pasar desaparecido, pero la volví a mirar, y ahí estaba. Me fijé bien en ella, tenia un cabello castaño, con unos ojos, grandes y expresivos, son de un verde profundo que parece reflejar la calma del océano. Su piel parecía suave y luminosa, con un ligero rubor en las mejillas que le da un aire fresco y juvenil.

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