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𝐕𝐨𝐳 𝐝𝐞𝐥 𝐂𝐨𝐫𝐚𝐳𝐨́𝐧

En un mundo de máscaras y sombras fugaces, 
donde las palabras a menudo son disfraces, 
la sinceridad emerge como un faro brillante, 
una luz que guía, un abrazo constante.

Es el susurro suave de un alma desnuda, 
la verdad que se asoma, nunca oculta. 
Un ladrillo en la base de la confianza, 
un puente sincero que nunca se cansa.

Cuando miramos a los ojos con valentía, 
y compartimos lo que el corazón diría, 
se rompen las barreras que nos separan, 
y en ese instante, nuestras almas se amparan.

La sinceridad no siempre es fácil de dar, 
a veces duele, puede herir al hablar. 
Pero en su esencia hay una belleza pura, 
una conexión profunda que siempre perdura.

Es el abrazo cálido en días fríos, 
la mano extendida en tiempos sombríos. 
Es reír sin miedo y llorar sin temor, 
es ser quien somos con todo el fervor.

Así que celebremos esta verdad sincera, 
que nos hace humanos en nuestra esfera. 
Porque en cada palabra honesta y clara, 
hay un eco de amor que nunca se separa.

𝐄𝐜𝐨𝐬 𝐝𝐞𝐥 𝐬𝐢𝐥𝐞𝐧𝐜𝐢𝐨; 𝐩𝐨𝐞𝐦𝐚𝐬 𝐞𝐧 𝐥𝐚 𝐩𝐞𝐧𝐮𝐦𝐛𝐫𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora