🌟sis

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La próxima vez que venga a un mirador a tomar alguna fotos, me aseguraré de no traer a Roco.

Se le ha pasado todo este rato intentando alcanzar una paloma, lo cual es físicamente imposible. Pero haya él.

Sí, desde conocí a la novia de Héctor, fui a mi casa a buscar mi coche, mi cámara y al perro para poder estar en un momento de paz conmigo misma.

La verdad ni yo sé porque me sentía mal, ¿quizás por qué aún siento cosas por él? ¿Quizás solo sea una confusión? Me frustra el no saber que coño me pasaba.

Es lo que más odio de él, no pensar nada cuando lo veo. Simplemente mi cabeza no funciona, pero el corazón parece cobrar vida propia.

—Ay, a veces me preguntó porque no puedes hablar y darme consejos — le acaricio la cabeza ya que estaba sentada en el piso y él tenía su cabeza recostada en mis piernas.

Porque sé iría de la casa si pudiera.

Buen punto.

Saque mi cámara y mientas esperaba el atardecer leía Percy Jackson, es uno de los tantos libros que le robe a Valentina el otro día.

Lo único que se oía era Say never de Justin biber.

¿Por qué los hombres no puede ser como Percy Jackson? Ya llevo como media llorando de lo hermoso que es.

— ¿Qué hace...?— alguien me toca un hombro.

— ¡Ahhhh!—pegue un brinco del susto y se me cayeron, los cascos, el libro y por poco el móvil — ¡Que mierda te pasa! ¡¿Te das cuenta que literalmente mi libro se callo por un cerro?!

Héctor tenía la respiración agitada, sus rizos estaban despeinados y se abanicaba con la chaqueta.

— ¿Tienes agua...? — me pregunta apoyándose en un árbol.

— ¡Debería tirarte por el barranco en vez de darte agua! — le grite, pero de igual manera le entregue mi botella — ¿Qué haces aquí?

— No es mi novia — dijo y me quede mirándolo raro.

— ¿Eh?

Me quede un tanto confundida como con ganas de arrancarle la cabeza porque asustarme así.

— Que..— toma aire — Mariana no es mi novia.

— ¿Vale...? — frunzo el ceño— ¿Y has venido solo a decirme eso?

— Pues sí— responde de inmediato.

—¿Por qué? — pregunté aún pasmada de verlo a unos jodidos metros de mi- ¿Estas demente?- me pase una mano por el cabello.

— Abby, sé que Mariana te conoció. Y te dijo la mentira más grande...

— ¿Qué eres buena persona? Sí, la verdad mintió mucho— le puse la correa a Roco para poder irnos — Ahora como arruinaste mi paz y tranquilidad, me largo.

— Espera, espera— se pone de pie y toma de mi mano — ¿Me vas a dejar así como así? ¡Después que subí un cerro corriendo literalmente!.

— Se supone que eres un deportistas- me encogí de hombros — y yo jamás te ordene a hacerlo. Un momento — recordé— ¡Yo estaba muy agusto hasta que tú llegaste! Eres tú el que se va.

— Tienes razón, fue tú culpa subir, así que siéntate que tengo que hablar contigo- me ordena y suelto una carcajada cargada de ironía.

— Disculpa, pero deje de recivir ordenes hace tiempo y menos de una garrapatas como tú — me cruce de brazos.

Serendipia//Héctor FortDonde viven las historias. Descúbrelo ahora