Voten y Comenten.
𝐀𝐥𝐭𝐡𝐞𝐚 𝐌𝐚𝐤𝐞𝐧𝐳𝐢𝐞 𝐑𝐞𝐢𝐝
Los dos adolescentes estaban recorriendo un pequeño mercado buscando algo de comer, al llegar lo primero que oís eran los gritos de los vendedores y la gente corriendo de un lado a otro.
En los últimos días, Leo había aprendido varías cosas de Althea, como que le gustaban las fresas, y que su color favorito le era el morado, además, amaba las constelaciones y las estrellas, básicamente todo lo relacionando con la astrología y astronomía.
Parecían cosas muy básicas y uperficiales, pero era lo más lejos que alguien había llegado a conocer de Althea.
— ¿Tienes dinero? —interrogó la cstaña hacia su amigo.
Leo negó con la cabeza y miro a Althea.
— ¿Y tú? —pregunto el moreno.
— No —contesto la castaña.
— ¿Entonces qué hacemos aquí? —interrogó el moreno confusión.
Althea miró a su alrededor, con esa mirada analítica que a Leo le recordaba a un halcón con su presa.
— Vamos a robar —anunció Althea. Leo miró a Althea con los ojos abiertos y luego miró al mercado.
— ¿Qué? —preguntó, su voz salió más aguada de los que pretendía.
— Vamos a robar —repitió la castaña con seguridad.
Leo miró a su alrededor indeciso, Althea, por otro lado, estaba buscando a la persona más vulnerable.
— Leo —Althea sacudió el hombro de su amigo intentando llamar su atención— Vamos.
Leo y Althea caminaron por el lugar, buscando a la persona más débil y fácil de engañar, normalmente, Althea buscaba a madres o señores muy viejos, eran más fáciles de engañar.
— Ves a esa señora de allá —Althea a punto con la mirada a una anciana— Distraela, yo tomaré su bolso.
Leo asintió con la cabeza, mientras miraba a la mujer, no mentiría, se sentía mal por lo que estaba apunto de hacer, pero no tenía otra opción, debía hacerlo si quería sobrevivir.
Althea se separó de Leo y fue detrás de la mujer, Leo suspiro mientras comenzaba a caminar hacia la anciana, tropezó frente a ella fingiendo torpeza haciendo que la bolsa que cargaba se cayera al suelo.
— Oh, lo siento mucho —se disculpó el chico con pena mientras veía a su amiga acercarse por detrás— De verdad lo siento.
La mujer miró al chico con algo de enojo.