Ella da fugaces pinceladas al cielo
y bebe el dulce néctar del mundo,
es un hada sobre el infante velo.
Ah...pequeña joya viviente primaveral,
te descubrí centelleando entre las flores,
¿qué hacés hoy, penando en el umbral?
Me mira con recelo, sus ojos son penetrantes,
he visto el universo, y decidí tomarlo,
nunca he tocado algo tan pequeño y delicado antes...
Sus latidos me dicen que no le tenga pena,
que en mis manos se terminó su arte...
Pero no me temas,
yo quiero cuidarte.
Ahora duerme en mis insomnios
y observa el mundo a través de mi ventana:
No puede ser más hermoso
que el que dibujan tus alas.
Me mira y me comprende,
o me consuela a mí mirarla,
se acomoda las plumas
en su nido de guirnaldas.
Sé que en estos días, que estás mejor...
que algún día tendrás que irte,
y que aunque ya no estés, amor,
yo procuraré no estar triste,
porque no fui yo quien te encontró,
fue que vos, al fin, me viste.
