𝗜𝗡𝗠𝗔𝗥𝗖𝗘𝗦𝗜𝗕𝗟𝗘 [ᴛᴀᴋᴀsʜɪ ᴍɪᴛsᴜʏᴀ x ᴏᴄ]

┣𝗖𝗮𝗽𝗶́𝘁𝘂𝗹𝗼 𝗩𝗜𝗜𝗜

Observe con cautela como Hakkai intentaba cubrirse aquel golpe en su mejilla con una sudadera de cuello alto y una bufanda. Tenía suerte que el clima estuviera de su lado ya que hacía mucho frío a causa de la fuerte lluvia que se mostro en la madrugada, incluso tuve que despertarme para colocarme unas medias de lana al no soportar el frío y eso que la sabana era doble.

Había pasado una semana desde que empecé mis clases en el club de costura. Nuestro maestro ha tenido mucha paciencia y calma para explicarnos los pasos adecuados para llevar a cabo la costura que solía pedirnos. Seguimos siendo unas novatas por lo que la costura a mano era lo más principal que podíamos tomar por el momento.

—¿cómo te va en el curso de costura? —indago para sacar algún tema de conversación como siempre suele hacerlo de camino a la escuela.

—bien

—Taka-chan nos ha dicho que eres buena para la costura

Detuve mis pasos al escucharlo. El que ellos supieran a que club pertenecía no me importaba, que conocieran a quien lo dirigía mucho menos, el único problema es que él les cuente a ellos mis avances. Ambos eran tan torpes que en un descuido podían tomar el tema frente a mi hermano mayor y lo que venía ocultándole está semana saldría a la luz para perjudicar mi relación con él.

Había hablado con Taiju acerca del club. Planee mi mentira con mucho cuidado sabiendo que él no se metería en esos asuntos si no llegaba a mencionar algo de importancia que captara s atención. Lo convencí de que había catorce chicas y que Yasuda era una de ellas al estar en total de acuerdo con nuestra amistad. Además, le especifique que la persona encargada era la sobrina de la profesora de arte quien estaba estudiando un profesorado como su tía y que estar dirigiendo el club iba hacer de utilidad para su practica como futura profesora.

Ahora debía encargarme de que ellos no fueran a delatar nada o al menos que evitaran todo tema del club frente a Taiju.

—¿por qué esa cara? ¿dije algo malo?

—sí, lo dijiste —mire a los alrededores, solía encontrar a miembros de la pandilla de camino a la escuela— no quiero que ni tú, ni Yuzuha tomen ese tema conmigo ¿entendiste? Mucho menos hablarlo en las calles estando aún en territorio de nuestro hermano