Wildest Dreams - [Taylor Swift x Charlie Weasley]

Capítulo 2 - Tu príncipe azul tiene nombre y apellidos

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Harry, Ron y Hermione salieron de la habitación de Ron y bajaron las escaleras hasta la cocina, donde encontraron a la señora Weasley, que parecía de mejor humor, lo cual les sorprendió.

—Vamos a comer en el jardín —les dijo en cuanto los vio entrar—. Aquí no cabemos once personas. ¿Podéis sacar los platos, chicas? Sky ya ha llevado los vasos y Bill y Charlie están colocando las mesas. Vosotros dos, llevad los cubiertos.

—Vamos —le dijo Ron a Harry, tomando un puñado de cubiertos del cajón—. Vamos a ayudarles.

Apenas habían salido cuando vieron a Crookshanks correr a toda velocidad desde el jardín, persiguiendo un gnomo. Al mismo tiempo, escucharon un fuerte ruido de choque desde el otro lado de la casa.

Cuando llegaron al jardín, entendieron qué lo había provocado. Bill y Charlie estaban lanzando hechizos con sus varitas, haciendo que dos mesas viejas y desvencijadas volaran por el aire, chocando entre sí en una especie de duelo para ver cuál de las dos retrocedía más.

Fred y George gritaban emocionados, Ginny y Sky reían, y Hermione observaba con una mezcla de diversión y preocupación.

—¡Yo apuesto por Charlie! —exclamó Sky divertida. Harry vio cómo el se giraba para guiñarle un ojo, lo que no le agradó nada.

—¡Yo por Bill! —gritaron los gemelos al unísono, animando el espectáculo.

La mesa de Bill se estrelló contra la de Charlie con un enorme estruendo y le rompió una de las patas. Se oyó entonces un traqueteo, y, al mirar todos hacia arriba, vieron a Percy asomando la cabeza por la ventana del segundo piso.

—¿Queréis hacer menos ruido? —gritó.

—Lo siento, Percy —se disculpó Bill con una risita—. ¿Cómo van los culos de los calderos?

—Muy mal —respondió Percy malhumorado, y volvió a cerrar la ventana dando un golpe.

Riéndose por lo bajo, Bill y Charlie posaron las mesas en el césped, una pegada a la otra, y luego, con un toquecito de la varita mágica, Bill volvió a pegar la pata rota e hizo aparecer por arte de magia unos manteles.