𝐀𝐌𝐈𝐆𝐎𝐒 𝐒𝐈𝐌𝐏𝐋𝐄𝐌𝐄𝐍𝐓𝐄

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No es tan cercano a Jo como los demás, eso está más que claro después de todo el desastre que se ha hecho, pero con las promociones a la vuelta de la esquina, no puede evitarlo...

Yuma está sentado en la duela de la sala de ensayos, con la mirada perdida en el infinito espejo, buscando solo a una persona. Cabello húmedo por el sudor y oscuro como las noches que ha cantado su nombre a escondidas, piel pálida y estrellas en el rostro que anhela visitar. Jo es su galaxia, su cielo eterno y el es la tierra, que no lo puede tocar, ni alcanzar, solo lo observa en el infinito, rondando en su presencia sin siquiera ser notado, viviendo gracias a el.

¿Qué desea el más que ser notado más por el? Sus intentos siempre son interrumpidos por K, o Harua... Ahora que lo piensa, está más pegado a Harua que de costumbre. Lo mira de la forma que quisiera que lo viera a el.

Y sí, se muere de ganas de que sus meteoritos destruyan su atmósfera y destruyan sus manglares, romper las barreras, pero no puede, porque es un cobarde. Y jamás se atrevería a entrometerse una relación.

— Yuma, disculpa. ¿Podrías ayudarme? Es que sigo sin comprender el inicio del break. —Por las atleta y bailarín que sea Jo, no puede ser del todo perfecto (aunque para Yuma sí lo es), sus extremidades largas algunas veces se entorpecen con los pasos demasiado complicados, por eso practica tanto. Algunas veces no comprende la sensación como debería y se cuesta encontrarla, afortunadamente, K siempre está ahí, aunque debido a su reciente vuelo a un programa de variedades en Japon, Yuma, siendo también un excelente bailarín podía encargarse de eso—. Por favor...

— Claro que sí, dame un segundo. —Sale de sus labios con un ligero tirón al levantarse, estirándose y haciendo crugir sus huesos—. Entonces, ¿Cuál es el paso?

Las manos de Yuma viajan por sus brazos, ayudándolo a guiarse, contando el tempo mientras el marca para ayudarle, no es mucho, pero Yuma lo siente como un avance para su relación de compañeros de trabajo, además... Cuando el cielo toca a la tierra la hace temblar, justo como las manos del mayor tiemblan al guiar los brazos del más alto, puede sentir sobre su delicada piel cada fibra de su cuerpo y de alfuna forma, ese simple tacto superficial lo lleva a un efecto invernadero sofocante, que solo sale a la luz en el color rojo en sus mejillas.

— Entiendes muy rápido, Jo. —Lo halaga, agradeciendo estar detrás de el, extendiendo sus brazos y flexionandolos para que siga entendiendo la sensación, tal vez es una excusa para embriagarse en el olor de su espalda, no le molesta el sudor ni el hecho de que ambos están agotados, en otra situación, tal vez estarían mas cercanos el uno del otro—. Creo que con eso ya lo terminaste de comprender, ¿No? —Jo asiente, realizando el paso sin problemas, claro que faltaba pulir, pero eso era trabajo del coreógrafo y era un increíble avance para esos quince minutos.

— Muchas gracias, Yuma. Ahora tengo que comensartelo... ¿Quieres ir a comer sukiyaki? Yo te lo invito, es lo menos que puedo hacer. —Su corazón se acelera, ¿Esto es un sueño acaso? Jo lo está invitando a pasar tiempo con el, aunque realmente no puede pasarse de sus porciones, puede mandar a la mierda la dieta con tal de salir con el.

— Claro que sí, ya hace hambre y realmente no pensaba cenar. —Esto último hace que se gane una mirada de desaprobación del más alto, notoriamente preocupado por su estado de salud, era consciente de que últimamente el pelirosa se estaba saltando comidas—. Además, siempre me rechazas mis salidas, eh. Por eso vas a tener que invitarle el postre también. —Y volvió a su fachada de chico juguetón, siempre alegre, con esa sonrisa felina en el rostro, que parecía desviar la atención de Jo de su profunda tristeza—. ¡Ay, que esperamos, ya vámonos!

Los dos, con sus respectivos bolsos salen a la calle, con cubrebocas y capuchas para pasar desapercibidos, aunque su cabello y la altura de Jo no ayudan demasiado que digamos. Sabe que hay cámaras alrededor y eso lo hace sentirse realmente avergonzados.

𝐒𝐈 𝐓𝐔 𝐌𝐄 𝐏𝐈𝐍𝐂𝐇𝐄𝐒 𝐐𝐔𝐈𝐒𝐈𝐄𝐑𝐀𝐒 - JoYuma. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora