Ya estaba a punto de comenzar la carrera de Qatar, y el ambiente en el paddock era electrizante. La emoción y la adrenalina se sentían en el aire, y a pesar de la tensión que había vivido en las últimas semanas, intenté concentrarme en lo que realmente importaba: apoyar a mis amigos.
Primero, fui a dedicarle suerte a Lando y a Charles. Les encontré en el garaje de McLaren, y ambos estaban preparándose para salir a la pista.
—¡Vamos, chicos! —les dije con entusiasmo—. ¡Dar lo mejor de vosotros!
Lando sonrió, su energía contagiosa siempre me animaba, y Charles asintió con una expresión decidida en su rostro.
Después, me dirigí al paddock de Mercedes. George estaba ajustando su casco y preparándose para entrar al coche. Me acerqué, y cuando me vio, una sonrisa iluminó su rostro.
—¡Suerte, George! —le dije, dándole un beso en la mejilla—. Estoy segura de que harás un gran trabajo hoy.
—Gracias, Daphne. Tu apoyo significa mucho para mí —respondió, su voz calmada pero llena de determinación.
Sentí una mezcla de nerviosismo y emoción mientras me alejaba. No solo quería que George tuviera un buen rendimiento, sino que también esperaba que el fin de semana fuera menos complicado que el anterior. Sabía que, al menos por ahora, todo lo que podía hacer era apoyarlos y disfrutar del espectáculo que la Fórmula 1 siempre ofrecía.
La carrera estaba a punto de comenzar, y el rugido de los motores ya resonaba en el aire.
La carrera comenzó bien, y el ambiente en el paddock era electrizante. George estaba demostrando un rendimiento excepcional; iba en primera posición y parecía tener el control de la situación. Sin embargo, a medida que avanzaban las vueltas, las tensiones entre los pilotos comenzaron a intensificarse.
En la vuelta 27, Carlos, que estaba en segundo lugar, se pegó mucho a George. La presión era palpable, y todos los ojos estaban puestos en ellos. De repente, Carlos dio un volantazo, empujando a George contra uno de los muros. El sonido del impacto resonó en el circuito, y mi corazón se detuvo por un momento. El coche de George quedó destrozado, al igual que parte del Ferrari de Carlos.
—¡Vamos, George! ¡Sal! —grité desde la zona de los equipos, sintiendo la desesperación acumularse dentro de mí. El coche de George estaba en una posición crítica, y no podía creer lo que había visto.
Los oficiales comenzaron a llegar rápidamente, y se activó el safety car. Todos en el paddock estaban en un silencio tenso mientras los comisarios evaluaban la situación. Podía ver a Carlos salir de su coche, claramente molesto, pero también preocupado por lo que había ocurrido.
Los mecánicos y el personal médico llegaron a atender a George, y la espera se sentía interminable. La pantalla mostraba repeticiones del incidente, y la discusión sobre la maniobra de Carlos estaba comenzando a encender el debate entre los comentaristas. No sabía cómo George se sentiría al respecto, pero estaba claro que esto no iba a ser fácil de procesar.
Mientras tanto, mi mente corría a mil por hora, preguntándome qué pasaría después de esto, no solo para George, sino también para la relación con Carlos.
Al parecer, George estaba bien, solo que tenía una pierna algo atrapada, pero podía andar con dificultad. Cuando finalmente logró salir del coche, el alivio que sentí se vio rápidamente empañado por la furia que emanaba de él. No podía creer lo que había sucedido.
George, visiblemente molesto, comenzó a empujar a Carlos, quien había salido de su propio coche con una expresión de incredulidad. Era como si dos fuerzas opuestas se enfrentaran, cada uno defendiendo su posición mientras los oficiales intentaban separar a los dos pilotos.
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Miradas [Carlos Sainz]
FanfictionEn el emocionante mundo de la Fórmula 1, Daphne, la hija del director del equipo Mercedes, navega por las complejidades del amor y la rivalidad. Mientras apoya a su novio, George Russell, en su camino hacia el campeonato mundial, se ve atrapada en u...