10. Unos días en casa

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Cuando llegó el martes, Lando decidió tomarse un descanso y regresar al Reino Unido para pasar unos días con su familia. Había sido una temporada agotadora para todos, y un poco de tiempo lejos del caos del paddock parecía una buena idea. Me sorprendió un poco cuando me lo propuso.

—¿Te vendrías conmigo? —preguntó con esa sonrisa suya que siempre me hacía sentir mejor, como si supiera que necesitaba un respiro tanto como él.

Lo pensé por un momento. La idea de regresar al Reino Unido, aunque fuera solo por unos días, sonaba tentadora. Había sido un año intenso, no solo con las carreras, sino con todo lo que había sucedido a nivel personal. Un escape, aunque temporal, sería una oportunidad de respirar antes de lo que se avecinaba en Abu Dhabi. Además, estar con Lando, que siempre había sido como un hermano para mí, parecía el apoyo emocional que necesitaba en ese momento.

—Me parece una buena idea —le respondí finalmente, sabiendo que una pausa del drama reciente con George y Carlos me haría bien.

George, por otro lado, había decidido volar directamente a Abu Dhabi para preparar la carrera final. Había mencionado que quería adaptarse al clima, al circuito, y desconectar un poco antes del gran evento. También sabía que necesitaba su espacio para concentrarse, pero parte de mí se preguntaba si esa distancia era más intencional que profesional.

El día antes de que él partiera, lo noté más distante de lo habitual, pegado a su teléfono casi constantemente. Cada vez que le preguntaba si todo estaba bien, me decía que sí, pero algo en su tono me hacía pensar lo contrario. Sin embargo, no quería presionarlo. Ya había pasado lo de Carlos, el incidente de la carrera, las fotos que se habían filtrado… La situación ya era lo suficientemente tensa como para agregar más presión a nuestra relación.

—Nos vemos en Abu Dhabi —me dijo cuando lo acompañé al aeropuerto. Me dio un beso rápido, casi distraído, antes de irse.

Asentí, tratando de ignorar el nudo que se había formado en mi estómago. Algo no se sentía bien, pero decidí confiar en él, al menos por el momento.

Con George ya en el aire, Lando y yo tomamos nuestro propio vuelo hacia el Reino Unido. El clima gris y frío de Londres nos recibió como una manta familiar. Llegar a su casa fue reconfortante, como si todo el ruido y el estrés de los últimos meses se desvanecieran momentáneamente. Su familia me recibió con los brazos abiertos, y esos días se sintieron como un bálsamo para mi alma, una burbuja donde el mundo de la Fórmula 1 no existía, al menos por un rato.

Lando, siendo como era, hizo todo lo posible por distraerme. Salíamos a dar paseos, fuimos a ver una película, incluso pasamos una tarde entera jugando videojuegos como solíamos hacerlo antes de que la vida se complicara tanto. Durante esos días, no hablamos mucho de George o de Carlos. Era como si ambos supiéramos que ese tema estaba esperando en Abu Dhabi, como una tormenta que tendríamos que enfrentar eventualmente, pero que no tenía cabida en ese pequeño refugio que habíamos construido en el Reino Unido.

Pero el tiempo no se detiene, y pronto la fecha de la última carrera de la temporada se acercaba. Abu Dhabi estaba en el horizonte, y con ello, todas las promesas, tensiones y misterios que Carlos había insinuado. George ya estaba allí, y según sus mensajes, todo iba bien. Me decía que estaba entrenando, adaptándose al circuito y concentrado en ganar el campeonato. Sin embargo, en el fondo, no podía sacudirme la sensación de que algo estaba mal, de que Carlos había sembrado una duda en mi mente que no se iría tan fácilmente.

La noche antes de volar a Abu Dhabi, sentí que ya no podía cargar con todo lo que tenía en la cabeza. Carlos, su comportamiento extraño, las advertencias crípticas y el constante peso de la duda habían estado rondándome desde aquella noche en el hotel. Aunque había tratado de mantenerlo todo dentro, sabía que si alguien podía escucharme sin juzgarme, era Lando. Él siempre había sido mi confidente, la persona en quien confiaba incluso en los momentos más oscuros.

Miradas [Carlos Sainz]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora