Me desperté temprano, antes de que el sol iluminara completamente la habitación. Sabía que quería ir a la tienda que estaba cerca del circuito para evitar a la multitud, así que decidí preparar todo antes de salir. Miré a Carlos, que aún estaba profundamente dormido, y le di un suave toque en el hombro.
—Carlos—susurré, intentando despertarlo—. Voy a salir un momento a la tienda.
No obtuve respuesta, así que me acerqué un poco más y le di un beso suave en el cuello, como una despedida. Él se movió ligeramente, pero seguía sin despertarse. Sonreí para mis adentros, sabiendo que estaba muy dormido para escucharme.
—Te veré pronto—dije en voz baja, mientras me vestía rápidamente.
Salí de la habitación con cuidado, cerrando la puerta suavemente detrás de mí. El aire fresco de la mañana me dio un agradable cosquilleo, y la ciudad aún estaba tranquila mientras me dirigía hacia la tienda. La tienda estaba a solo unos minutos caminando y, al llegar, noté que estaba casi vacía, exactamente lo que había esperado.
Dentro, las estanterías estaban llenas de souvenirs y ropa de los equipos de F1. Mi mirada se detuvo en una camiseta de Ferrari con el número 55, la de Carlos. Sabía que tenía que tenerla, así que la tomé rápidamente. Luego, decidí que necesitaba algo para disimular un poco. Busqué y encontré una gorra de Mercedes que me gustó, así que la agregué a mi compra.
—Perfecto—pensé mientras me dirigía a la caja, sintiendo la emoción de tener un pedazo de la carrera más cerca de mí.
Después de pagar, salí de la tienda, sintiendo que había hecho una buena elección. Caminé de regreso al hotel, ansiosa por mostrarle a Carlos mi nuevo atuendo. Una vez dentro de la habitación, abrí el armario para asegurarme de que mi chaqueta cubriría bien la camiseta de Ferrari. Quería sorprenderlo antes de que nos dirigiéramos al circuito.
Cuando llegué al espejo, me miré y sonreí al pensar en lo que estaba por venir. La emoción de la carrera, el ambiente del circuito y, sobre todo, el poder compartirlo con Carlos, hacían que mi corazón latiera más rápido.
Me había decidido por ese look en parte porque se suponía que no debía mostrar abiertamente que estaba con Carlos, pero no me importaba. Quería apoyarlo, aunque fuera de manera discreta. La camiseta de Ferrari con el número 55 iba bien oculta bajo mi chaqueta, pero seguía siendo un símbolo de mi apoyo a él. Después de todo, aunque nadie lo supiera, yo estaría animándolo desde el corazón.
Al regresar al hotel, Carlos seguía profundamente dormido. Me acerqué a la cama y me incliné sobre él, dándole un suave empujón en el hombro.
—Carlos, despierta—le susurré.
Él soltó un gruñido, moviéndose bajo las sábanas antes de abrir los ojos lentamente. Me miró un poco desorientado, claramente todavía adormilado.
—¿Qué pasa?—murmuró con voz ronca.
Con una sonrisa traviesa, me levanté la chaqueta lo suficiente para que pudiera ver lo que llevaba debajo.
—Mira—dije, mostrándole la camiseta de Ferrari con su número.
Carlos parpadeó varias veces, como si aún no comprendiera del todo lo que estaba viendo. Pero luego, una sonrisa perezosa se dibujó en su rostro.
—Vaya, ¿es en serio?—dijo, su voz ahora un poco más despierta, mientras se incorporaba en la cama—. Me encanta. Aunque… pensaba que no querías que te pillaran.
—Sí, por eso llevo la chaqueta—respondí, riendo mientras me ajustaba la prenda—. Pero tenía que hacerlo. Te dije que te apoyaría, aunque nadie lo sepa.
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Miradas [Carlos Sainz]
FanfictionEn el emocionante mundo de la Fórmula 1, Daphne, la hija del director del equipo Mercedes, navega por las complejidades del amor y la rivalidad. Mientras apoya a su novio, George Russell, en su camino hacia el campeonato mundial, se ve atrapada en u...