Primer acto.

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Bienvenida al bosque

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Narra Zoé:

Risas y humo es lo único que se escucha en la habitación.

Momento..

¿El humo se escucha?

—Oye Chiyo.. ¿el humo se escucha?— le pregunto al peliblanco que está a mi lado.

—Si.. escucha..— le presto atención al silencio. —Prende otro Zoé..— susurra haciéndome reír y lo golpeo en el hombro.

—Te pasas cabron..— me levanto como puedo y me coloco la capa de mi disfraz.

—¿Ya te vas?— pregunta Sanzu dándole la última calada.

—Tengo que ver si mi abuela sigue viva.— contesto y se levanta tambaleando.

—Creo que ya debo dejar de beber.— rio negando y me acompaña a la salida, esquivamos a varios que están demasiado ebrios y otros en otra nube logrando llegar a afuera sin problemas. —¿Por qué no mejor te quedas?— me toma de la cintura y baja sus manos a mis glúteos. —Y la pasamos bien toda la noche como hace minutos.—

—No se..—

—No seas aburrida Zoé..—

Apoyo mis manos en su pecho y muerdo su labio inferior con lentitud provocando que intente besarme pero no lo permito.

—Tengo que felicitarte Haruchiyo. Tu plan salió de maravilla.— me mira confundido y sonrío con burla. —Me invitas a una fiesta de Halloween para luego encerrarme, follarme y terminar fumando hierba. Digo.. soy nueva en la escuela ¿Por qué más me invitarías? Ingenioso de tu parte.—

—Me atrapaste..— comienza a besarme y correspondo de inmediato.

No negaré que también era mi plan, pero el que él me invitara primero lo hizo más fácil. Desde que comencé el año en la escuela que me gusta. Que bonita suerte la mía.

Nos separamos y me limpia los labios con su pulgar. —Házlo una vez más y te dejo ir.— pide y lo miro confundida.

—¿Qué cosa?—

—Como toro emputado.—

—No. Ya estás drogado.— niego e intento apartarme pero no me lo permite asi que doy un suspiro largo. —La última vez.— le quito el porro en la mano para encenderlo, pegarle una calada y botar el humo por la naríz haciéndolo reír y yo también rio. —Idiota.—

—¿No quieres que mejor te acompañe? ¿Y si te pierdes?— pregunta y le paso el humo en un beso.

—No, a la vieja no le gusta los extraños, además me se el camino, estaré bien.— le doy otra calada y comienzo a alejarme de él mientras mira a unos idiotas pelear. —Adiós Haruchiyo.— me despido con un movimiento de mano.

—¡Eso es mío!— reclama gritando, si, me llevo el porro.

—¡Para el camino!— no se qué es lo que me grita ya que me he alejado lo suficiente.

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Yo no se porqué me mandan a mí a ver si la vieja sigue viva, entiendo que sea la única nieta pero ¿porqué sus hijos no vienen a verla? Cómo si estuvieran tan ocupados con sus vidas de mierda.

—Para colmo la vieja ni me quiere.— me detengo en la entrada del bosque tratando de recordar por dónde se iba a la casa de la vieja. —¿A quien se le ocurre vivir en medio de la nada?—

Lo único que recuerdo es que el camino corto estaba para la.. ¿Izquierda o derecha? No se y el camino largo para el otro lado.

—Qué dilemaa.— le doy la última calada al porro pensando hasta que decido elegir un camino al azar. No importa si es el largo o el corto mientras llegue a mi destino mejor.

La noche es un poco clara gracias a la luz de la Luna pero los árboles mucho no ayudan a que la luz se filtre y me alumbre el camino asi que es poco lo que logro ver.

Al dar unos cuantos pasos y pasar unos diez árboles, no se, me encuentro con un gatito negro que me llega a la cintura; intento acariciarlo pero de la nada un humo negro aparece envolviendo al gatito.

—¿Qué haces sola en un bosque?— pregunta una voz de hombre y volteo buscando el responsable. Creo que no debí fumar lo que me dio Sanzu.

—¿Quién anda ahí?— siento una mano en mi hombro. —¡Mierda!— grito y volteo a ver encontrándome con un pelinegro de cabello largo. —¡Dios! ¡Idiota!—

—Wow que bonito vocabulario el de la niña.— contesta y se acerca demasiado a mí. —Que interesante.— da vueltas a mi al rededor y siento como si me analizara. —¿Sabes que nadie entra a esta parte del bosque?— lo pierdo de vista en segundos.

—¿Por qué?— cuestiono confundida y siento su respiración en mi oído que me eriza la piel por completo. Está detrás de mí.

—Porque es muy peligroso y..— siento como con sus manos en mis caderas me pega más a él y aún por encima del vestido siento como me araña el abdomen. —Y más de noche.— completa con un tono de voz que me eriza la piel. Es como gruesa, muy masculina. También tiene garras ya que no ha apartado su mano de mi abdomen. No es humano.

—¿Qué eres?-—

—Eso es lo de menos. ¿Sabes que al entrar al bosque debes pagar un precio?— pregunta apartando mi cabello a un lado a la vez que araña mi nuca con sus garras pero sin lastimarme y no me gusta la sensación que me da eso.

—No traigo dinero.— ríe y siento como pasea su lengua por mi nuca.

—Solo necesito saber si estás dispuesta a pagar lo que sea para que te deje pasar. ¿Qué dices?— volteo mi rostro para verlo y al mirar sus ojos cafés no se qué es lo que me impulsa a voltearme para besarlo. —Ya nos entendemos.— murmura al separarnos, me levanta de los muslos y por reflejo aferro mis piernas a su cintura.

Vuelvo a besarlo mientras siento sus manos apretarme los glúteos paseando las puntas de los dedos por encima de mis bragas a la vez que camina no se hacia donde hasta que se detiene y siento como mi espalda toca el piso que al ver veo pasto.

—Más cómodo ¿no crees?— no contesto y se toma la libertad de quitarme las bragas las cual guarda en su pantalón.

—¿Me las devolverás al final?— solo sonríe de una forma maliciosa que hace mojarme.

Vuelve a acercarse abriéndome las piernas y siento como comienza a entrar lentamente en mí hasta que entra por completo, me mira y sin pensarlo bajo los tirantes del vestido dejando que vea mis pechos ganando que se acerque pero lo detengo confundida y solo sonríe comenzando con el vaivén de su pelvis rozando ese botón que me provoca cosquillas.

Subo mis piernas a su cintura para acercarlo más a mí y que llegue más profundo, y termino aferrada a la capa de mi disfraz.

—Yo quería ser bueno pero ya veo que no te gusta así.— ríe mientras se acerca a mis pechos y lo siguiente que siento son sus colmillos morderme por segundos para luego pasar su lengua calmando un poco el dolor y prenderse del derecho mientras sigue haciéndolo profundo y lento.

Me pierdo entre mis gemidos, sus gruñidos, su lengua y sus estocadas que me hacen correrme sobre su miembro a la vez que siento como me llena con ese líquido caliente y no se detiene ya que sigue penetrandome hasta que termina corriéndose de nuevo al igual que yo.

Trato de regular mi respiración cuando se acerca para besarme y luego acercarse a mi oído. —Bienvenida al bosque caperucita roja, disfrute de su estadía.— susurra y todo se vuelve negro.

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Caperucita Roja - Tokyo Revengers Donde viven las historias. Descúbrelo ahora