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Noviembre,2024

Bianca.

Le tire una zapatilla a Enzo, que puntería loco, le di justo en la cara.

– La concha de tu madre, Bianca. – suspire.

–¿ Por qué me tiras agua, pelotudo? 

– Porque no te levantas, tarada; dijiste que me ibas a acompañar al entrenamiento. – rodeé los ojos y suspiré.

– Bueno, salí. – el se va de la habitación sin antes putearme.

Me levanté con el peor humor de todos y me fui al baño. Al salir me cambié, me puse un jogging y una remera que encontré por ahí.

Me puse rimel y gloss, me peine y puse perfume. Baje las escaleras y espere a Enzo.

Nos dirigimos al River Camp, al llegar Enzo saludo a los hinchas, firmo algunas remeras y se sacó fotos, yo por mi parte sonreía tímida.

Entramos y nos dirigimos a dónde estaban todos, para mí suerte, me encontré con Candela, nos sentamos y ella me extiende un mate.

–¿Cómo van con el chino? – pregunta mi amiga.

–¡No te conté! Hace un par de semanas nos vimos y literal, me ghosteo. – mi amiga me ve sorprendida. – y no le mandé mas, que se cague.

–¡Y si boluda! Total, tenés a otros atrás. – dijo con una sonrisa picara. – por ejemplo el colo, hablando de el ¿Que onda?

–Con Jabes nada, hablamos pero como amigos. – ella asiente.

Seguimos hablando hasta que mi amiga ve a un lado. Yo veía a los chicos entrenar, Agustín se veía hermoso.

– ¿Quien es ella? Mira disimuladamente. – le hice caso a mi amiga, una rubia muy bonita estaba sentada mirando el entrenamiento.

–Ni idea. – agarre un bizcochito.

–Vamos a acompañarla.– mire a mi amiga y asentí.

Nos levantamos y fuimos hacia la chica.

–Holaa. – saluda mi amiga. La chica nos mira y sonríe tímidamente.

–Hola.

–¿Nos podemos sentar?– pregunte con una sonrisa.

–¡Si, obvio! – sonreímos y nos sentamos.

–¿Cómo te llamas? – pregunte tratando de sacar charla.

–Regina ¿Ustedes? – responde simpática.

–Yo soy Bianca, un gusto. – me presente .

Comenzamos a hablar y la chica re copada.

–¿Cómo conoces a los pibes? – pregunto Candela mientras me extendía un mate.

–No los conozco, buenos si pero por los partidos. – asentimos. – viene a ver a mi novio.

–¿Quien es tu novio? Si se puede saber. – vuelve a preguntar candela, yo comia. Agarre mi celular porque había llegado un mensaje.

–Agustin Ruberto. – responde. Me ahogue con el mate que un poco más me sale por la nariz, Cande me miraba disimuladamente. – ay ¿estás bien?

–Sii, solo me ahogue. – respondí mientras sonreia.

Con razón me dejó de hablar.

Sentí como mi corazón se aceleraba, tenía ganas de llorar pero ¿Por qué? Si el y yo no éramos nada.

Comencé a sentir algo por el, algo que no con Aaron sentí. Capaz para el solo era una piba con la que podía coger y sacarse las ganas.

–Voy al baño. – dije mientras agarraba mi bolsito.

Frenesí | Agustín Ruberto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora