011- Matilda

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Narrador.

La morocha baja del auto de su hermano,al salir del auto cierra los ojos y toma aire,estaban en casa.

Habían tomado una escapadita a su tan amado y preciado hogar, Las Toscas. El día estaba lindo,era un día lindo.

La hermana menor sonrie cálidamente y con amor al ver a su pequeño sobrino,el menor rodea a su tan amada tía,entre ellos,su tía favorita.

–Hola tía – con una sonrisa cálida saluda a su tía.

–Hola corazón – responde al saludo con mucho cariño.

El menor,sale corriendo a dónde está su padre,el recibe a su hijo con un abrazo.

Los tres entran a la casa,en el hogar se encontraban los padres de ambos hermanos y abuelos del niño. La madre de ambos hermanos sonrie al ver a sus hijos,abre sus brazos para abrazar a su hija menor,ella corresponde el abrazo de su madre.

–Estas hermosa, hija – sonríe con calidez al escuchar a su madre.

El padre abraza a su hija, arruga la nariz con una sonrisa,acto seguido saluda a su hijo.

Cómo es de costumbre cada que van a visitar a sus papás,su mamá los espera con sus pastas caseras.

–Bianqui, fíjate la salsa por fa – la nombrada asiente y se va a la cocina.

–Traeme un pancito con salsa – susurra Enzo.

El olor riquísimo hace que ella sonría,Bianca agarra dos pedacitos de pan y lo moja en la salsa.

–¡No hagas eso Bianca! – la reta su mamá.

–Fue un poquito,mami – responde con una sonrisa cómplice.

El hermano mayor se acerca a su hermana,ella le extiende el pancito. Ambos muerden el pan,el gusto tan especial y único de la salsa de su madre,llega a sus paladares,ambos cierran los ojos y disfrutan.

–Pendejos de mierda,dejen de hacer eso – ambos hermanos ven a su madre con una sonrisa.

Los recuerdos de cuando el era un adolescente de catorce años y ella una niña de seis años,iban a escondidas a la cocina para mojar el pan en la salsa, llevándose un reto de su madre. Los tres sonríen nostálgicos.

Bianca remueve la salsa para que no pegue y se sirve un vaso con agua,ella vuelve a dónde estaban todos.

Una pelota llega a sus pies,mira y su sobrino la veía con una sonrisa.

–Juguemos tía – ella sonríe y asiente.

Ambos se van a afuera a jugar,Enzo miraba a su hermanita menor y a su hijo jugar felices. Enzo fue papá a los dieciocho años,fue papá joven, pero eso no impidió que Theo sea bienvenido y esperado con mucho amor; la Bianca de tan solo diez años no estaba tan contenta, pero al ver a su sobrino por primera vez,su mundo cambio para bien.

Ella dice que el amor de su vida,es su sobrino,ella es feliz al lado de su sobrino y todos sus problemas desaparecen cuando Theo está a su lado. Es una curita al alma.

Ellos detienen el juego por el llamado de Enzo,entran a la casa y ven los Sorrentinos con salsa en la mesa.

La familia se sienta en la mesa, Bianca agarra el queso y comienza a rallar el queso,ella fue detenida por su hermano quien le arrebato el rallador y el queso de las manos.

Comienzan a almorzar mientras hablaban,un domingo en familia en casa,es una curita al alma.

Las típicas jodas entre hermanos se hacían presentes, Theo se reía ante las falsas peleas entre su padre y tía.

Frenesí | Agustín Ruberto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora