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Hanabi tenía que irse. Se despidió de su hermana, quien la miraba con suma tristeza. Cada una tenía su propia vida y Hinata ya no podía retenerla ahí.

La pareja de recién casados cenaron juntos en calma, sin tensiones ni conflictos. Pero también sin un tema de conversación, había un silencio incómodo para Hinata.

Después de cenar, se fueron a dormir en la misma cama, pero cada uno en su lugar, sin tocarse ni hablar.

Sin embargo, para Sasuke el hecho de estar juntos en la misma cama era un progreso, un signo de que Hinata estaba empezando a aceptar su presencia de nuevo. Se acostó, mirando el techo, pensando en lo que había pasado. Todavía tenía muchas preguntas, pero por ahora, se conformaba con tener a Hinata cerca, aunque no fuera exactamente como antes.

Por su parte, Hinata se acostó sintiendo una mezcla de emociones. Aún no entendía qué estaba pasando con su memoria, pero sabía que no podía negar la presencia de Sasuke en su vida. Al menos, no por ahora.

La noche transcurrió en silencio, con ambos perdidos en sus pensamientos, pero juntos en la misma cama. Un pequeño paso hacia la reconciliación, pero un paso importante.

Con un nuevo día Hinata se despertó más tranquila y decidió hacer el desayuno para Sasuke, pues lamentaba su comportamiento con él. Sasuke se sintió feliz y agradecido, y quiso besarla para mostrar su aprecio. Hinata no rechazó su abrazo, lo que era un progreso en sí mismo. Sin embargo, giró la cara y solo dejó que Sasuke besara su mejilla, lo que indicaba que ella estaba incómoda con sus muestras de cariño. Pero eso no lo desanimó, sabiendo que Hinata estaba empezando a aceptarlo poco a poco. Besó su mejilla suavemente, disfrutando del pequeño momento de intimidad.

—Gracias por el desayuno —le dijo Sasuke, sonriendo—. Está delicioso.

Ella solo sonrió ligeramente, sin decir nada.

Después de comer Sasuke le explicó a su esposa su rutina diaria, incluyendo su trabajo en la oficina y el suyo como maestra en un jardín de niños cercano. Hinata lo escuchó atentamente, y de repente, algo hizo click en su memoria.

—Podemos llamar para decir que no podrás ir, mientras te recuperas.

—Espera, yo también era maestra, puedo recordar eso. La escuela se llamaba Kodomo no Ayumi (Pasos de los niños) —dijo Hinata, sorprendida.

Eso también sorprendió a Sasuke, viendo un destello de reconocimiento en los ojos de Hinata. —Sí, es la misma escuela —confirmó—. ¿Recuerdas algo más?

Cerró los ojos y pensó por un momento, tratando de buscar en su mente algo más, pero no había nada. Sin embargo Hinata sonrió y para después decir con una firme decisión. —Voy a trabajar. Necesito hacer algo normal, algo que me haga sentir como antes.

Sasuke sonrió, orgulloso de ella. —Está bien, te llevaré —dijo—. Pero si necesitas algo, no dudes en llamarme.

Ella solo asintió, y juntos se dirigieron a la escuela. Hinata estaba nerviosa, pero también emocionada de recuperar su vida y sus recuerdos. Un pequeño paso hacia la normalidad, pero un paso importante. Sasuke besó la frente de Hinata con cariño, un gesto que hablaba de su amor y cuidado por ella. Ella quiso devolver el gesto, pero no pudo. Aún había una barrera emocional que le impedía mostrar su afecto de la misma manera.

Sin embargo, bajó del auto y le agradeció con una sonrisa, un gesto que decía mucho sobre sus sentimientos. Sasuke se quedó mirando la sonrisa de Hinata, sintiendo un rayo de esperanza. Tal vez, solo tal vez, estaban empezando a recuperar lo que habían perdido.

Con muchos nervios Hinata ingresó a la escuela, reconoció a sus compañeros y toda la instalación escolar. Trabajó con total normalidad, reconociendo perfectamente a todos los pequeños niños de su salón. Era como si nunca hubiera olvidado nada. Reconoció sus caras, sus personalidades, sus risas... todo.

Confesión Tardía Donde viven las historias. Descúbrelo ahora