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Después de quedarse sola en casa buscó las pastillas para dormir que había comprado y se fue directo a la habitación poniendo seguro a la puerta. Quería estar sola con su dolor.

Pronto las pastillas hicieron efecto y se quedó dormida. Pero no descansó para nada, en cambio su mente se llenó de recuerdos de su vida con Naruto.

Desde el día que lo conoció en la escuela, cuando se perdía mirándolo y él volteaba para sonreírle ampliamente mientras ella quería que la tierra la tragara.

En una ocasión ella se acercó a ayudarlo con una tarea porque lo veía muy angustiado y él le agradeció con un abrazo porque ella era la única que sí le tenía paciencia y era amable con él.

Cuando Hinata fue capaz de invitarlo al cine y él aceptó, terminaron viendo una película de terror. Pasada una hora Naruto ya no pudo ocultar el miedo que sentía y la abrazó durante el resto de la función. Ese día Hinata se permitió reírse de él mientras Naruto se avergonzó por primera vez.

Hasta el día que descubrió que estaba completamente enamorada de él, su sonrisa, su nobleza, su alegría por la vida pero también de su torpeza.

Parecía que Naruto simplemente no iba a dejarla en paz nunca. Su subconsciente no lo dejaba ir.

Despertó buscándolo solo para recordar que nunca volvería a ser feliz a su lado.

Si antes no quería olvidar toda esa vida con él, ahora quería que todo desapareciera porque la atormentaba. Porque jamás sería suyo, nunca estarían juntos y eso la lastimaba a cada minuto.

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El Uchiha llegó muy tarde, después de un largo día. Hinata ya había cenado y se había acostado, exhausta emocionalmente. Sasuke se dio un baño para relajarse y luego se acercó a la cama donde Hinata dormía.

La observó por un momento, sintiendo su corazón acelerarse. Con cuidado, Sasuke acarició el rostro de Hinata, tratando no despertarla. Luego se acostó a su lado, sintiendo su calor y su presencia.

A pesar de las circunstancias, Sasuke seguía amando a Hinata, y esperaba que algún día ella pudiera corresponder sus sentimientos de nuevo. Por ahora, se conformaba con estar a su lado, protegerla y cuidarla.

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Durante la madrugada Hinata escuchó ruidos  y abrió los ojos para encontrar a Sasuke empacando una maleta. —¿Qué pasa? —preguntó confundida.

Él se acercó a ella y se disculpó. —Lo lamento no quería despertarte, pero debo ir a una conferencia. Estabas tan bella y pacífica durmiendo que no quise despertarte para avisarte.

De nuevo Hinata se sentía extraña ante sus muestras de cariño sin buscar las palabras para darle una réplica.

Se levantó de la cama y se dirigió a la cocina para prepararle café. —¿Cuánto tiempo estarás fuera? —preguntó, tratando de mostrar interés como una esposa normal.

Agradecido por la atención de Hinata le sonrió. —Solo un par de días. Regresaré pronto.

Hinata le entregó el café y lo acompañó a la puerta. —Ten cuidado —le dijo, con una sonrisa débil.

Sasuke la besó en la frente y se empezó a ir hacia la puerta.

Para sorpresa de los dos, Hinata se acercó a Sasuke y le dio un corto beso en los labios. Sasuke, que no se lo esperaba, recibió el beso con gusto y tomó a Hinata en sus brazos para profundizar el beso.

Pero Hinata se asustó en el último momento y lo empujó. —Lo siento…

—Te veré pronto —le dijo, sin parecer enojado antes de darle la espalda y salir por la puerta.

Ella lo alcanzó en la puerta y se despidió de Sasuke con una mezcla de emociones que no podía explicar. Había dado ese beso ¿por amor o por gratitud?

Sin embargo Sasuke, por su parte, se fue con una sonrisa en el rostro, satisfecho con el giro que habían tomado los eventos. Había esperado para ver a Hinata corresponder sus sentimientos, y finalmente, había visto un pequeño atisbo de ellos.

A medida que se alejaba en su auto, Sasuke no podía evitar preguntarse qué había cambiado en Hinata. ¿Estaba empezando a sentir algo por él? Las preguntas sin respuesta lo acompañaron mientras se alejaba, pero la sonrisa en su rostro no se desvaneció. Sabía que había dado un paso importante hacia Hinata, y eso era todo lo que necesitaba por ahora.

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En medio de la soledad en la habitación Hinata de nuevo empezó a cuestionarse la vida que tenía ahora.

Su vida con Sasuke se sentía tan gris, ninguno parecía poder hablar de ningún tema. Sumando al hecho de que no sabía nada de él. Acá en esta casa se sentía de nuevo como esa Hinata del pasado que no podía lograr nada, que se sentía sin fuerzas para continuar.

Era un giro de ciento ochenta grados comparado con la vida que tenía con Naruto quien siempre buscaba la forma de avergonzarla pero también de hacerla reír. 

Sin quererlo Hinata recordó su primer beso con Naruto, estaban sumamente nerviosos los dos, tanto que se golpearon la frente justo en ese momento romántico para luego estallar en risas. Hasta que minutos después Naruto la envolvió en sus  brazos y la acercó con cuidado para finalmente compartir un primer beso, torpe pero lleno de dulzura.

Estaba sintiéndose feliz en esa casa por primera vez, con una sonrisa sincera y todo gracias al recuerdo de Naruto. Algo que ahora era una fantasía imposible.

Cuánto lo extrañaba, con él se sentía tan segura, tan amada, tan feliz. Incluso sin hablar se sentía tan conectada a él.

Porque Naruto la complementaba de tantas formas, su sola presencia la ayudaba a superar su timidez y tener más confianza en sí misma.

Pronto la felicidad fue opacada por las lágrimas que mojaban sus mejillas ante el temor de que sus recuerdos con Sasuke volvieran a su mente. Entonces todo lo que tuvo con Naruto iba a desaparecer.

Por más dolor que le causara se dió cuenta que no quería desprenderse de todos esos momentos guardados en su memoria. Eran lo único que tenía de su anterior vida. De la vida feliz que alguna vez tuvo.

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Hinata pasó dos días en total tranquilidad, disfrutando de la paz y la quietud de su hogar. Pero en esos momentos de calma, su mente no podía evitar regresar al beso que había compartido con Sasuke. Se ponía nerviosa si al volver él quisiera más de ella.

Entonces ya no sabría que hacer, estaba consciente de que era su esposa pero una parte de su mente aún se negaba a aceptarlo por completo.

Prefirió enfocarse en su trabajo y en sus pequeños alumnos. Afortunadamente se acercaba un festival y había muchas actividades por hacer.

Al tercer día todo seguía normal, se presentó temprano en el preescolar. Terminada su jornada de trabajo se dirigió a la casa en un taxi. Al llegar notó que la despensa ya estaba muy escasa así que decidió ir de compras.

Su tranquilidad se vio interrumpida por un encuentro inesperado. Mientras salía de la plaza comercial con sus bolsas de compras, se encontró cara a cara con alguien que había estado evitando y anhelando al mismo tiempo.

Él la miraba con esos ojos brillantes y la sonrisa que la había enamorado, tenía que irse de inmediato.

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⏰ Última actualización: Oct 08 ⏰

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