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Sus bocas no se soltaban y, mientras Bible sujetaba con fuerza el rostro de Jes, este presionaba con su glande la entrada húmeda. La desesperación de esas paredes, que buscaban retener su genital, le generaba un morbo extraño y continuaba con el juego incluso cuando su amante se quejaba.

Poseído por la ansiedad Bible cruzó sus piernas sobre la espalda baja de Jes y lo bajó para que chocaran ambas caderas.

― ¡Deja de frotarte! ¡No me gusta eso! ―Se quejó porque Jes había colocado su pene sobre el de Bible, frustrando su duro intento.

―Yo nunca te dije qué iba a hacer lo que querías.

― ¡Púdrete! ―Aflojó las piernas enfadado y con los ojos esmeralda muy brillantes; iba a conseguir un alfa en otra parte―. ¡Quítate de encima!

Sus piernas estaban tan relajadas y, su enojo estaba tan dirigido al rostro de Jes, que no pudo evitar que este las levantara hacia arriba. Su entrada había quedado expuesta de una forma muy humillante e indecente. Jes se colocó en cuclillas y lo penetró. Feromonas, dolor, placer y todo el peso del alfa se le vinieron encima a su cadera. Bible perdió el aire en varias ocasiones y se sentía ahogar cada vez que el alfa se incrustaba en su interior y giraba sus caderas sin salir.

― ¡Bast... ¡Bast... ¡A! ―Lágrimas y saliva se mezclaban en sus mejillas y caían a la almohada―. ¡Sto...

Jes no lo escuchaba, unos minutos más y se descargaría a gusto en el agujero de Bible. Tan apretado, cálido y receptivo. No había sobre la tierra algo mejor. Bueno... ¿Tal vez su boca? Bajó la mirada y la vio; pequeña, bonita, húmeda, con unos labios suaves, la lengua era fuerte y seguro la cavidad lo apretaría deliciosamente.

La cama rechinaba y Bible ya no podía sentir su parte inferior, solo escuchaba los golpes de la piel chocándose. Sus testículos iban a explotar, pero no podía eyacular porque Jes sostenía con fuerza su pene.

― ¡Voy... ¡No puedo más! ―Se ahogó con su saliva hasta toser―. ¡Suéltame! ―Estiró sus brazos y susurró la frase que detestaba profundamente―. Por favor, alfa...

Nunca le simpatizó la idea de doblegarse ante alguna pareja, no importaba qué subgénero tuviera. Incluso con sus exparejas, que algunos eran betas y omegas, jamás utilizó sus feromonas o alguna palabra para incentivar a sus amantes; pero ahora sentía que peligraba su vida y su omega no tenía otra solución. Jes, justo como esperaba, gruñó con fuerza y se sacudió hasta eyacular. Luego se dejó caer en el pecho de Bible y este lo acunó entre temblores debido al nudo en su interior. Era extraño como su omega lo animaba a cuidar del alfa que amenazó la salud de su columna.

―Deja de apretar mis caderas, no voy a ir a ninguna parte.

Jes había cruzado sus bazos debajo del cuerpo de Bible y no aflojaba el agarre. Sus dedos estaban soldados entre sí y Bible ya los sentía parte de su columna. Estaba seguro de que las huellas digitales ya se habían impreso en su piel.

―Escucha, hay que consumir algo o estaremos en problemas más adelante.

En medio del rut los alfas y omegas pierden la noción de tiempo y espacio; algo insalubre desde el punto de vista racional de Bible. Además, era importante escapar de la habitación del alfa cuando su lado omega se había relajado con el nudo y no estaba desesperado por ser llenado de muchas formas.

―Quiero algo de comida.

Jes soltó un gruñido que impactó en los pectorales de Bible. Su mente seguía en otro mundo, pero su alfa lo obligó a buscar alimento, que no sabía cocinar, para complacer a su omega. Sin embargo, lo puso en conflicto la idea de abandonar la habitación... ¿Por qué había elegido la casa más grande para su celo? ¿Dónde estaba la cocina? No podía pedir comida porque su alfa, por alguna razón, estaba demasiado territorial y eso sería peligroso.

― ¡Eh! ―, se quejó Bible.

Al final, Jes optó por levantar a Bible como si fuera un koala. En el camino Bible alcanzó a manotear una camisa y se la colocó como pudo. Era extraño lo seguro que se sentía en los brazos del alfa para hacer semejante acrobacia en el aire.

...

―Bájame ―le dijo Bible―. Estoy seguro de que puedo encontrar algo para hacer.

El alfa había encontrado la cocina, pero llevaba más de quince minutos mirando las puertitas de la alacena. Jes lo bajó, pero seguía persiguiéndolo por la cocina, a veces, abrazándolo desde atrás y con su mentón apoyado en el hombro. Bible intentaba concentrarse en las verduras para cortar y no en el pene erecto que Jes intentaba incrustarle entre las piernas. ¡Para colmo el bastardo sonreía en su hombro!

―Abre la boca ―. Le extendió unas frutas y esperó a que Jes las tomara―. Ve a buscar unos pantalones. Cuando vuelvas la comida va a estar servida. ―Jes se aferró a su cintura y sacudió la cabeza―. Hazlo o me iré.

Bible podía estar caliente y afectado por su celo, pero no iba a comer con un alfa desnudo y erecto respirándole en la nuca. Ya era demasiado estar ofreciendo su cuerpo para quedar embarazado.

― ¡Chss! ―, se quejó Jes.

Bible contuvo una burla cuando lo vio caminar tambaleando hacia la habitación, todo el tiempo volviendo la mirada hacia el omega y aspirando el aroma de las feromonas. De todas formas, la puerta de entrada estaba asegurada y él no dudaría en usar su voz de mando si fuera necesario. Lo único que lo perturbaba era el por qué. ¿Por qué estaba tan aterrado? ¿Por qué usar su voz de mando? Ningún omega se había escapado antes. ―Pero este chico no es cualquier omega ―se sacudió su alfa―. ¡Obedece y vuelve rápido!

―Esa es tu silla. ―Le indicó una que estaba muy lejos para su gusto―. Hay tiempo para que estes pegado a mi columna. 

Jes volvió a obedecer a regañadientes, mientras pensaba en cómo se cobraría tanto destrato hacia su persona y a la virilidad de su alfa. Lástima que este último no estaba dispuesto a colaborar con él en lo absoluto, el pobre alfa babeaba viendo las piernas cruzadas de Bible debajo de la mesa de cristal. Iba a humillar el poco honor de su humano con tal de lamer y morder esos muslos toda la noche. 

SIN FIRMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora