Capítulo IV

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Salem, en la actualidad (1983)

La joven de cabello dorado no sabía más que dar vueltas en la cama, cerraba sus ojos con fuerza intentado dormir, sin embargo, a pesar de la pesadez de sus ojos por el desvelo no lograba conciliar el sueño, cuando por fin empezaba a sumergirse en su mente los ojos grises y seductores de la mujer que había conocido en la tienda aparecían en su mente, no podía dejar de pensar en ella por más que quisiera, era un tema que invadía su mente por completo, recordaba sin parar la escena cuando ella apareció frente a ella con sus cosas en la mano y le daba una bonita sonrisa, y esa frase... Las palabras que dijo, su voz incluso sonaba tan familiar, sintió como si ya hubiera vivido eso antes, pero no ahí, no en ese lugar, ni en esos años...

Estaba tan estresada que pego un gruñido mientras se levantaba y volvía a recostarse de manera brusca golpeando su cuerpo contra la cama, ya no podía con eso, estaba desesperada por poder dormir. Pronto unas lágrimas aparecieron en sus ojos y sollozos salieron de su boca, la cabeza la estaba matando, no tuvo más remedio que levantarse de la cama, el piso estaba frío por lo que sintió un escalofrío recorriendo su espalda, rápidamente miro por toda la habitación buscando sus zapatos, no había rastro de ellos, decidió bajar a pesar del frío, sus pasos eran silenciosos aunque el suelo sea de madera, bajando las escaleras pudo ver el reloj que colgaba de la pared, las tres de la mañana se burlaron de ella en la cara. Termino de bajar los escalones, no pensaba en prender alguna luz, al llegar a la cocina busco en los cajones varias hierbas para hacer una infusión que la noqueara y si eso no llegara a funcionar ella misma saldría, buscaría una piedra y se golpearía con ella hasta dormir.

Puso los ingredientes en un cuenco para molerlo y mezclar las hierbas, cuando tuvo todo listo un rico aroma salia de su taza, cerró los ojos intentando relajarse para luego tomar el liquido hasta que no quedara una gota. Dejo todo en el lavaplatos, estaba muy cansada como para lavarlos, cuando iba a subir las escaleras su vista se dirigió hacia la ventana de la sala, que daba directo hacia donde ella se encontraba, su corazón dio un brinco al ver la figura de un hombre afuera observándola, está persona salió corriendo perdiéndose de vista, quería creer que todo se trataba de la falta de sueño, pero no podía sentir un profundo miedo oprimiendo su pecho, rápidamente corrió y se cerró todas la cortinas. Al llegar a su habitación salto sobre su cama y se tapó con las sábanas, a los minutos quedó profundamente dormida.

Unas horas después, los ciudadanos despertaron más temprano que de costumbre, tan solo eran las siete de la mañana pero las calles estabas amontonadas de gente y un bullicio bastante molesto. Esto se debía al festival que se realizará ese día, las personas compraban preparativos para adornar las calles y para adornarse ellos, las velas estaban siendo agotadas, pero solo las blancas, las demás quedaron intactas, aunque de todas formas no había mucha mas variedad.

El festival de la Pureza y la Virtud era uno de los más esperados en el año, después de navidad, pues era más que todo una fiesta cien por ciento religiosa a la que todos asistían ansiosos por las actividades, las únicas que nunca asistían eras ambas brujas que se negaban a salir de su casa, pues les parecía más que una hipocresía lo que se celebraba y predicaba con lo que realmente hacían. El festival celebraba todos los años la pureza y la virtud cristiana y reafirmar la dedicación de la comunidad a los valores morales y religiosos, la ceremonia empezaba cantando reunidos en el centro de la ciudad himnos religiosos con velas blancas en la mano, y a esa hora, Idalia estaba vestida con un lindo vestido gris oscuro con algunos detalles naranjas en la parte de abajo, algo apartada a los demás sin alguna vela o ansias de cantar, solo observaba el teatro que se formaba en la calle. Mientras que a unas cuadras más lejos Eris se arreglaba avanzando más lento de lo normal para faltar a esa infernal hora como la nombraba ella. Un vestido con un morado opaco vestía su cuerpo, uno de sus favoritos.

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⏰ Última actualización: Nov 02 ⏰

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