|NARRADOR OMNISCIENTE|
Mientras el sol se ocultaba en el horizonte, dejando que los colores del cielo se tornaran anaranjados y vibrantes, las hermanas comenzaron a trazar su camino a través del frondoso bosque. El canto de los pájaros se desvanecía lentamente, reemplazado por los susurros del viento entre las hojas. Shivani, con su mapa en mano, avanzaba con determinación; su mirada estaba llena de emoción y un destello de aventura, una chispa que iluminaba su rostro a pesar de la penumbra que se acercaba. Habían escapado de la iglesia, un lugar que había comenzado a sentirse como una prisión, y ahora se lanzaban hacia lo desconocido, listas para enfrentar lo que viniera.
Por otro lado, Rhea observaba cada rincón a su alrededor con un ligero temor que cruzaba su pequeño cuerpo. En sus manos sostenía con fuerza una rama que simulaba una espada, apretando los dientes como si eso le otorgara valor. Los ecos del bosque parecían amplificarse en su mente; cada crujido de ramas y cada susurro del viento le recordaban historias de criaturas acechantes y sombras misteriosas.
—Shivani, ¿no crees que deberíamos acampar? —preguntó Rhea, jugueteando nerviosamente con sus mechones negros que caían desordenadamente sobre su frente—. Se hara de noche si seguimos caminando...
Shivani se detuvo y giró hacia su hermana, notando la inquietud en sus ojos. Ella sabía que Rhea era sensible a la oscuridad; siempre había sido más cautelosa, más consciente de los peligros que acechaban en la penumbra. La hermana mayor sintió un impulso protector brotar en su interior.
—Entiendo tu preocupación —respondió Shivani con voz suave—. Pero aún tenemos un poco de luz. ¿Recuerdas lo que dijimos? Esta aventura es nuestra oportunidad para ser valientes. Además, si acampamos ahora, no podremos avanzar más lejos antes de la mañana.
Rhea mordió el labio inferior, dudando. El bosque parecía cobrar vida a medida que la luz disminuía; sombras danzantes se proyectaban entre los árboles y un escalofrío recorrió su espalda.
—Pero... —comenzó Rhea, buscando palabras mientras miraba hacia el oscuro camino por delante— ¿y si algo nos encuentra aquí?
Shivani sonrió levemente y se agachó para estar a la altura de su hermana.
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𝐊𝐚𝐞𝐭𝐞𝐥𝐢𝐚 | Las Joyas De La Princesa
Fantasilo que alguna vez se recordaba al imperio de Astoria tan vibrante y alegre, de él ahora solo quedan cenizas de los caídos esparcidos Por doquier luego de la masacre a la familia imperial, dejando solamente vivas a las futuras herederas al trono; Shi...