016, 𝗙𝗘𝗥𝗥𝝠𝗥𝗜

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PSYCHIC LOVER(A strong attraction that cannot be hidden, Psychic lover)

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PSYCHIC LOVER
(A strong attraction that cannot be
hidden, Psychic lover)

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POV CARLOS SAINZ: La base de Ferrari en Maranello tenía su propio ritmo, rápido y preciso

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POV CARLOS SAINZ:
La base de Ferrari en Maranello tenía su propio ritmo, rápido y preciso. Cada rincón estaba impregnado de historia, y saber que estábamos rodeados por el legado de la Scuderia era tanto un honor como una carga que siempre pesaba sobre nosotros. Sin embargo, aunque el ambiente en Maranello exigía mi completa atención, mi mente estaba a miles de kilómetros de aquí, en Barcelona. En Olivia.

Desde el momento en que aceptó mi invitación, algo había cambiado. Pensé que tal vez me estaba precipitando, que invitarla a Barcelona sería demasiado, pero fue un impulso que no pude frenar. Quería mostrarle mi mundo fuera de las pistas, mi ciudad, el lugar que me formó. Y al final, esa tarde fue mejor de lo que esperaba. Habíamos paseado por las Ramblas, compartido historias en una pequeña terraza en el Barrio Gótico, y había sentido una conexión que no había anticipado. Su risa y sus comentarios, siempre sinceros y con una perspectiva tan fresca, hacían que me sintiera... tranquilo. Fue como si, por primera vez, no llevara el peso de mis responsabilidades. Me sentí como alguien más, alguien que no era solo un piloto de Fórmula 1.

Mientras revisaba datos de telemetría, noté a Charles acercarse a mi lado. Intenté mantener la concentración, pero él ya me observaba con una ceja levantada y una sonrisa que anticipaba una conversación pendiente.

—¿Tierra llamando a Carlos? —Charles me miró con esa mezcla de curiosidad y picardía que tenía cuando sabía que algo estaba fuera de lo normal—. Hoy estás en otro planeta, mate. ¿Estás pensando en alguien, por casualidad?

Intenté desviar la mirada, pero sabía que no tenía escapatoria. Charles y yo llevábamos tanto tiempo juntos que podíamos notar cuando algo andaba distinto.

—Es Olivia —admití finalmente, después de un suspiro. No tenía sentido seguir disimulando—. No puedo dejar de pensar en ella, Charles.

Charles dejó caer el iPad que estaba revisando sobre la mesa y se cruzó de brazos, asintiendo como si acabara de confirmar una teoría que tenía desde hace tiempo.

—Lo sabía. La invitaste a Barcelona, ¿no? —dijo, sonriendo con satisfacción—. No cualquiera recibe una invitación a tu ciudad. ¿Qué fue lo que pasó, Carlos? Porque te veo como nunca antes.

Me reí un poco, sin mucho entusiasmo, y dejé escapar un suspiro. Sabía que Charles no iba a dejar el tema hasta que le contara todo.

—Fue... algo especial. Cuando ella llegó, pensé que la tarde sería tranquila, pero... —me detuve un segundo, recordando su risa, su mirada curiosa mientras le contaba cada detalle sobre la ciudad, y la forma en que parecía absorberlo todo con esa energía tan sincera—. Con ella me sentí libre, como si nada más importara. No tenía que ser el piloto de Fórmula 1, ni el tipo que siempre está en los medios. Podía ser yo mismo, sin presiones.

Charles me miró en silencio por un momento, procesando mis palabras. Sabía que no solía abrirme de esta manera, y mucho menos en medio de una jornada de trabajo. Pero Olivia había sacado algo en mí que no podía ignorar, algo que ni siquiera sabía que estaba allí.

—Carlos, eso suena a algo más que solo una salida. Parece que ella significa algo para ti —dijo Charles, en un tono más serio del que solía usar conmigo.

—No sé, Charles... —dije, pero el tono de mi voz me delataba. Sabía que mis sentimientos por Olivia ya no eran algo casual, que algo en ella había cruzado esa línea que siempre me había esforzado en mantener en mis relaciones—. Con Olivia siento que estoy fuera de este mundo. No tengo que ser nada más que yo mismo.

Charles asintió lentamente, observándome con una mirada comprensiva. No era necesario que él dijera nada, porque parecía entender exactamente lo que estaba pasando.

—¿Y no crees que deberías decírselo? —preguntó, después de un momento—. Digo, desde Miami veo que algo está pasando entre ustedes, y después de Barcelona... no es justo que estés aquí, torturándote solo. Ella merece saberlo. Y creo que tú también necesitas ser sincero contigo mismo.

La idea de decirle a Olivia lo que sentía me asustaba. Sabía que ella estaba pasando por su propio proceso, que el patinaje y su recuperación eran lo más importante para ella en este momento. No quería interferir, ni ser alguien que la distrajera de sus metas.

—Charles, es complicado. No quiero que Olivia se sienta presionada a atender mis problemas cuando ella ya tiene los suyos. Está en plena recuperación, intentando volver al hielo, y no quiero ser un obstáculo —expliqué, mi voz cargada de una mezcla de frustración y resignación.

Charles se quedó en silencio, asimilando lo que le había dicho. Al final, me miró con una mezcla de comprensión y seriedad.

—Carlos, suena a que te importa mucho más de lo que quieres admitir. Pero si ella de verdad significa tanto, no creo que contarle lo que sientes la distraiga. Más bien, le podría mostrar que tienes un lado que no muchos conocen —dijo, con una sonrisa ligera—. Además, si hay algo que te he aprendido en todo este tiempo, es que sabes cuándo ser serio y cuándo divertirte. Me parece que ella te conoce lo suficiente para entender que eres sincero.

Tomé un respiro profundo, sintiendo una mezcla de alivio y nervios. Charles tenía razón. Mi temor de interferir con sus objetivos era legítimo, pero a la vez, no podía seguir ignorando lo que sentía. Decirlo en voz alta, admitir que sentía algo real, hacía que todo tomara un peso diferente. Había algo en Olivia que me hacía querer ser mejor, ser alguien que pudiera compartir sus miedos y sus sueños sin miedo a ser juzgado.

—¿Sabes qué? Tienes razón —dije finalmente, con una sonrisa que reflejaba tanto determinación como alivio—. No puedo seguir así. Ella tiene que saberlo.

Charles asintió y se levantó, dándome una palmada en el hombro.

—Buena suerte, mate. No la desperdicies.

Mientras Charles regresaba a la sala de simuladores, me quedé unos momentos más en la cafetería, pensando en sus palabras. No era el tipo de persona que dejaba nada al azar, mucho menos cuando se trataba de relaciones, pero algo en Olivia me desafiaba a ser diferente, a ser alguien que aceptaba el riesgo de abrirse.

Al salir de la cafetería, decidí que la próxima vez que viera a Olivia, le diría lo que sentía. No sabía si ella sentiría lo mismo, pero necesitaba ser honesto. Quizás fuera un riesgo, pero estaba dispuesto a correrlo, porque no podía imaginarme quedándome en el silencio, dejando que la duda y el miedo controlaran algo que podía ser importante.

Después de todo, si había algo que había aprendido en las pistas, era que los grandes riesgos traían las mejores recompensas.

𝗣𝗦𝗬𝗖𝗛𝗜𝗖 𝗟𝝝𝗩𝗘𝗥 - C.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora