Deseo

58 10 3
                                    

En la penumbra se agita un deseo insensato,
como sombras que susurran en un rincón malvado.
Las pieles se rozan, un roce de locura,
un fuego que consume, una ardiente locura.

Bajo el manto nocturno, los cuerpos se entrelazan,
en un juego de sombras donde las almas se abrazan.
Las miradas son dagas que atraviesan el aire,
en este festín oscuro, donde el deseo es un baile.

El sudor es la tinta de un poema prohibido,
cada gemido es un eco de lo que no ha sido.
Las cadenas de la culpa se rompen en la bruma,
y el placer se vuelve una danza de la penumbra.

En cada susurro hay un rastro de peligro,
un roce furtivo que desafía el sigilo.
Las risas son ecos que reverberan en la noche,
mientras el deseo florece como un oscuro broche.

Los cuerpos se funden en una espiral sin fin,
donde lo sagrado y lo profano se unen al confín.
La lujuria es reina en este reino sombrío,
y en su abrazo voraz me pierdo sin desvío.

Así navegamos entre sombras y anhelos,
un viaje tenebroso donde no hay consuelos.
Y aunque el deseo arda con fuego desmedido,
en la oscuridad hallamos lo más prohibido.

Libres en las sombras de la nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora