Libres en las sombras de la noche

Vampiro

En la penumbra densa, donde el silencio se cierne,
un vampiro se acerca, su mirada me envuelve.
Con colmillos afilados y un aire de misterio,
su presencia es un hechizo, un oscuro imperio.

Bajo la luna pálida, sus ojos brillan intensos,
reflejos de secretos y antiguos pensamientos.
Su voz es un susurro que acaricia mi piel,
un canto seductor que me atrapa en su red.

El roce de su mano, frío como el acero,
me lleva a un abismo donde el tiempo es sincero.
Mis latidos se aceleran en su abrazo voraz,
entre sombras y susurros, me pierdo en su paz.

La noche nos envuelve en un baile fatal,
cada paso es un juego entre lo real y lo irreal.
Su risa es un eco que resuena en mi mente,
y en sus labios oscuros encuentro lo latente.

Soy presa de su encanto, cautiva del destino,
en este mundo eterno donde el amor es divino.
Y aunque el peligro aceche en cada rincón sombrío,
en sus brazos me abandono, dejando el frío.

Así estoy entre él, entre sombras y pasión,
un vampiro y yo danzando en una eterna canción.
En la oscuridad hallamos nuestro refugio sutil,
un amor inmortal que desafía lo febril.