Andromeda Khaleesi Rivera, un nombre extravagante por no decir peculiar, así me puso mi madre, de hecho así lo tenía planeado justo antes que naciera, soñaba con una niña y tuvo la suerte de que lo fuera.
Mi madre, Irene Sarahi Sánchez de ese entonces 21 años, después de mudarse de la Ciudad de México a Los Ángeles conoció a mi padre, Joaquín Rivera, un hombre de 22 años, pronto empezarían su historia de amor y se terminarían casando y teniéndome a mi.
Actualmente tengo 19 años y vivo en Los Ángeles, una hermosa ciudad donde es conocido por todas las filmaciones de series, películas y por la famosa zona de Beverly Hills, una zona prestigiada donde viven empresarios millonarios, cantantes, actores y actrices; trabajo en Beverly Hills, una cafetería muy "bonita" y famosa (Starbucks) y no me juzguen, es el único trabajo donde me aceptan sin experiencia laboral, apenas estoy empezando mi vida independiente así que es todo lo que me puedo proporcionar, si no fuese gracias a mi padre que me regaló su primer departamento, uno chico con todo lo suficiente para vivir (o sobrevivir.)
Eran las 2 de la tarde, estaba preparándome para mi turno de la noche, la gente tomaba su café sentados viendo sus computadoras o platicando con sus amigos, me agrada el hecho de que casi nunca hay mucho ruido, mientras me ponía mi mandil de la empresa entró un chico
— Hola Andy, ya sabes lo de siempre — habló este chico con su guiño e intento de coqueteo de todos los benditos días, solté un suspiro pesado y empecé a apuntar su nombre en el vaso de plástico (Alfred) este chico siempre viene TODOS los días; cuando entre a trabajar aquí hace un año empecé con mi turno de la mañana y aquí lo veía, no creía que me empezaría a coquetear por poner un corazón a lado de su nombre, desde ahí siempre lo veo todos los benditos días y cuando me cambié de turno decidió cambiar su visita rutinaria a todas las tardes.
— Tu bebida estará lista en 4 minutos — dije con mi mirada fría como de costumbre después de entregarle el envase a uno de mis compañeros para que lo empiece a preparar lo cual hizo que Alfred me diera una de sus sonrisas coquetas
— ¿Y que tal si me pasas tu número? digo para decirte a qué hora estaría aquí para que ya tengas mi bebida lista — habló acercándose al mostrador donde estaba sin ninguna expresión
— No — dije sin darle importancia esperando a que entrara algún otro cliente para alejarlo
— Vamos, ¿por qué no? tendrías el número del más codiciado de Beverly Hills — dijo para luego intentar tomar mi mano
rápidamente la quité y me alejé del mostrador para ponerme mis audífonos y escuchar mi canción favorita "Master of none", para cuando me voltee vi que había entrado un nuevo cliente, rodé los ojos al ver a Alfred aún seguía ahí y tener que quitarme uno de mis audífonos
— podrías dar permiso al mostrador, estás estorbando — le dije a Alfred para luego darle un vistazo al nuevo cliente, un joven rubio, musculoso, con ropa ochentera, rápidamente capté que era uno de los actores de la nueva serie que estaban haciendo a unas calles de la cafetería.