8:Clases de...

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~Khert~

-¡Aghh bien!-dice mi vecina irritada.

-Genial, porque tendría que sacrificarme y teñirme mis pobres raices de cabello natural que tengo.

-Te verías horrible.

-Shh.

Llegamos al edificio y subimos por el elevador.

Ya es tarde y no sé en qué momento se oscureció, al parecer me levanté como a las 3 de la tarde, de lo borracho que estaba no recuerdo ni a qué hora regresamos de la fiesta, por lo que ahora tengo hambre.

Al llegar a la puerta de mi vecina, dejo las bolsas de tintes en la entrada.

-Tus manos-escucho decir.

-¿Que tienen?

Al bajar la mirada encuentro que tengo unas líneas rojizas en las manos, por cargar las bolsas de tintes.

-Es tu culpa-le digo con falso enojo.

-Ya-responde mientras mete la llave en la cerradura-entra-me dice.

Vuelvo a tomar las bolsas y paso.

-¿Donde las dejo?

En la mesa de la sala.

Camino por el pasillo hasta llegar a la sala y las subo a la mesita.

Me dejó caer al sofá, quedé agotado.

-Me traes como tú esclavo-alzo la voz para que me escuche.

-Que yo sepa tú fuiste el de la idea de ir al centro comercial a comprar un teléfono que por cierto no sabes usar y todavía comprar todos los tintes morados de la tienda.

-Pues que bien por ti.

Me levanto y voy a la cocina donde está Kassie.

-¿Que?-me mira desde el otro lado de la barra.

-Tengo hambre.

-En el refrigerador hay pizza métela al micro.

-Genial-doy la vuelta y saco la caja de pizza.

Saco 3 triángulos o como se diga, tomo un plato y lo meto al microondas que de milagro se como se usa.

Para esperar me recargo al lado del microondas.

-¿Y que se siente tener al príncipe heredero del reino enemigo en tu casa?

-le pregunto a mi vecina que esta acomodando unas plantas que tiene en un estante.

-Nada.

-Aja te creo.

Se da la vuelta y cruza los brazos.

-¡Te dije que na-da!-pero que carácter.

-¿Y porque te enojas?

-Porque no me crees.

-Es que ni siquiera tu lo crees.

-¿Entonces quieres que diga que de ahora en adelante te trataré distinto solo porque eres o eras eso?

-No dije eso, pero tengo que admitir que sería bueno si dejaras de ser tan enojona ¿yo que te hice?

-No lo se, me sacas de mis casillas, eres muy preguntón.

-¿Entonces porque me dejaste entrar a tu casa?

-Porque tengo al príncipe enemigo rogando por guardar su secreto.

-Muy bien dejalo ahí-respondo a la defensiva.

Tonto te humilló a lo grande.

Saco la pizza del micro cuando ya he escuchado el sonidito y me siento en la barra.

Un Escape Imperfecto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora