Capítulo 7

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Charlie echó un vistazo a la puerta una vez más, asegurándose de que el tope estaba bien colocado, antes de dirigirse a la esquina del pequeño almacén. Luego se aseguró de que la puerta no quedaba a la vista, pues no quería que nadie supiera que estaba allí. Charlie necesitaba desaparecer un poco, esperar a que pasara el tiempo. Una vez que estuvo seguro de que no lo verían, se sentó en el suelo y deseó encontrar su teléfono, que estaba en un cajón de su escritorio. Ése era el problema de esconderse abruptamente, no siempre podías coger lo necesario.

Llevaba solo unos cinco minutos cuando alguien más entró en la habitación. Llevaba una caja grande que le tapaba la cara. Lo observó y se debatió entre gritar o permanecer oculto. La persona se tambaleó en la puerta, casi dejando caer lo que parecía ser una caja muy pesada. Charlie decidió que no podía dejar que un compañero sufriera. Se acercó y gritó.

"Tomaré el otro lado". Dijo mientras agarraba el otro lado de la caja, con la intención de ayudarle a dejarla en el suelo. Por desgracia, se había olvidado de que no tenían ni idea de que estaba allí y lo asustó.

"¡Qué demonios!" Retrocedió, pateó el tope de la puerta y lo desplazaron.

Charlie vio con horror como la puerta empezaba a cerrarse. "¡Agarralo!" Gritó. Ambos tantearon, tratando de agarrar la manija, pero entre la velocidad de la puerta y el hecho de que la caja estaba inminente a sus acciones, ninguno de los dos lo hizo a tiempo. La puerta se cerró con un silencioso "clic" y ambos maldijeron.

"Lo siento, colega", dijo la persona, asomándose por la caja. Cuando por fin vio de quién se trataba, el corazón de Charlie se aceleró involuntariamente. Era Nick. Por supuesto que lo era. Mientras los dos se miraban fijamente durante un largo momento, Charlie asimiló los sutiles cambios. Habían pasado casi dos meses desde que le envió el mensaje y desde entonces se habían estado evitando. Eso significaba que Charlie no se había dado cuenta de que Nick tenía el pelo más largo, justo por debajo de las orejas. Era adorable. Charlie quiso estirar la mano y acomodárselo detrás de las orejas.

Al pensarlo, dio un paso atrás, preocupado de que sus manos actuaran sin el consentimiento de su cerebro.

"Hola", respiró Charlie. Giró la cabeza, dándose cuenta de que seguía mirando descaradamente. No pudo evitarlo. Había pasado tanto tiempo desde que había compartido el mismo aire que Nick, y era abrumador.

"Um, hola." Dijo Nick mientras movía torpemente la caja de la que Charlie ya se había olvidado.

"¡Déjame ayudarte!" Dijo, agarrando el otro extremo. Sus manos rozaron las de Nick y éste tragó saliva. "¿Dónde lo quieres?"

"En la esquina está bien".

Los dos dieron unos pasos y dejaron la caja en el suelo. Charlie se arrepintió. Ahora no había nada entre él y Nick. Nick miraba a cualquier parte menos a él. Charlie no podía culparlo. Esto era incómodo para él, tenía que ser peor para Nick. Charlie sabía que la forma en que terminó las cosas era una mierda, pero cada vez que pensaba en explicarse, quería vomitar. Suponía admitir demasiado y no tenía ni idea de cómo se lo tomaría Nick. En lugar de eso, Charlie se había resignado a evitar a Nick hasta que las cosas se calmaran, por mucho tiempo que pasara.

"¿Cómo estás?" Preguntó, dando unos pasos atrás. Charlie quería poner un poco de espacio entre ellos, pero la habitación era demasiado pequeña. Estaba pensada para guardar cosas, no para evitar a su antiguo ligue.

"Estoy bien". Nick se encogió de hombros. "¿Y tú?"

"Lo mismo".

Ambos miraron a su alrededor, buscando algo de qué hablar. El aire se volvió pesado entre ellos y Charlie juró que el tiempo se había ralentizado.

Multiplicado por Cero - HeartstopperDonde viven las historias. Descúbrelo ahora