DUALIDIDAD ***Shanks x Buggy****

VII

Desde la "liberación de Buggy" había transcurrido todo un mes y la dinámica en el barco cambió considerablemente. Al principio, Buggy solía encerrase por días enteros en la habitación del capitán y no salir de ahí, Shanks fue feliz eso días, creyendo erróneamente que el chico se quedaría ahí para siempre, fue ingenuo el capitán, ya que Buggy aburrido comenzó a dejar la habitación y a vagar solo por la cubierta, con la mirada perdida en el horizonte, sin saber qué hacer consigo mismo. Los primeros días fueron silenciosos y tensos, Buggy hacía lo posible por ignorar las miradas curiosas de los piratas que, aunque lo conocían desde hace tiempo, ahora lo veían como un extraño.

Con el paso de las semanas, Buggy empezó a hablar más con el pequeño Luffy. El niño, con su energía inagotable y su constante entusiasmo, lo distraía de sus pensamientos oscuros. Luffy lo seguía a todas partes, preguntándole sobre sus aventuras y compartiendo planes para el futuro, como si Buggy fuera un viejo amigo. El pirata de nariz roja encontró en Luffy una especie de refugio; el niño no juzgaba, no preguntaba cosas incómodas y, sobre todo, no se inmiscuía en su relación con Shanks.

Mientras esa amistad florecía, la tripulación de Shanks se volvía cada vez más inquieta. Al principio, algunos intentaron acercarse a Buggy, pero sus intentos de conversación fueron fríos y cortantes. Con el tiempo, empezaron a ignorarlo también, pero no podían evitar murmurar entre ellos sobre la situación. Veían cómo Shanks pasaba más tiempo observando a Buggy desde lejos, como si estuviera esperando algo, alguna señal para actuar.

Los días se alargaban bajo el sol de la isla, sin que la tripulación recibiera órdenes claras sobre cuál sería el siguiente paso. Pasaban las tardes reparando el barco, limpiando la cubierta o simplemente matando el tiempo en la cocina, en la bodega o en la isla. Sin embargo, la sensación de estar varados comenzaba a afectarles. La frustración crecía. Eran piratas, hombres del mar, y el llamado de nuevas aventuras resonaba cada vez más fuerte.

Shanks, por su parte, estaba lidiando con sus propios demonios. Su relación con Buggy había cambiado radicalmente. La tensión entre ellos seguía presente, pero había algo más, algo no resuelto que los mantenía en ese extraño limbo y cada vez que lo veía hablar con Luffy, algo en su interior se removía; preguntándose de que tanto hablaban ese par, ¿seria ideas de escape? ¿Buggy lo pensaba abandonar de nuevo? pensamientos así lo carcomían.

Y así, el mes transcurrió, con Buggy y Shanks atrapados en una batalla silenciosa, mientras el resto de la tripulación observaba con creciente incomodidad. Cada día que pasaban en esa isla aumentaba la tensión, y la situación estaba a punto de explotar.

—Capitán, ya es suficiente —gruñó Benn Beckman, llegando a su limite mientras golpeaba el borde de la mesa, callando a todas las voces que estaban alrededor, desayunando — Pronto serán ocho meses, ocho meses y seguimos aquí varados ¿Cuánto más vamos a esperar?

—Sí —intervino Lucky Roo, con un trozo de carne en la boca—. Necesitamos acción, aventuras, el mar... Estamos estancados.

La tensión en la cocina era palpable. Todos estaban presentes, sentados alrededor de la mesa, menos Buggy, quien se mantenía en cubierta, como siempre. Shanks, en la cabecera, los observaba en silencio, pero sus ojos se oscurecieron al escuchar las quejas de su tripulación.

—No estamos aquí sin razón —respondió Shanks, con un tono serio que no dejaba lugar a bromas.

Yasopp, cruzando los brazos, lo miró con incredulidad.

—Capitán, respetamos tus decisiones, pero no podemos seguir así. El mar nos llama. Estábamos buscando un tesoro, aventuras, ¡pero nos detuvimos por razones que nadie entiende!

Benn asintió, apoyándose en la mesa.

—Nos unimos a tu tripulación para vivir en el mar, no para quedarnos varados en una isla sin hacer nada, espero que todo esto no sea por culpa de Bu...