Mi Genio Favorito ~Criminal Minds~ (Spencer Reid)

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-En estos días no había comido nada mejor -Y cerré la puerta detrás de mi para después tirarme en el sofá, Mike se sentó a mi lado rápidamente. Miré a mi alrededor, todo seguía donde lo había dejado, sólo por un pequeño detalle -No es cierto. ¿Limpiaste mi departamento?

-Estuviste casi dos días desaparecida -Y me miró completamente serio -No sabes cuánto me preocupé, te extrañé -En ese momento me dio un gran abrazo.

-Ni siquiera puedo creer que fueron dos días -Y lo abracé aún más fuerte. Podía recordar perfectamente bien todo lo que aquel hombre me había hecho, aunque no me sorprendía del todo. El haber pasado por algo parecido años atrás y recordarlo perfectamente me decía que no tenía que sorprenderme.

Mike se apartó de mi abrazo segundos después y miró a su alrededor.

-Esto era lo único que tenía de ti en esos momentos.

-Y ¿cómo diablos entraste? -Y me miró de nuevo, los dos comenzamos a reír. Se metió la mano en el bolsillo y sacó una pequeña llave azul, para después sacudirla frente a mi.

-Adivina quién tiene una copia -Y reímos aún más fuerte.

-¿Aaron te interrogó? -Pregunté segundos después. Mike me miró y soltó una pequeña risa ahogada.

-¿Quien lo diría? parece que nuestras vidas y el FBI van de la mano -Su sonrisa se borró al instante -Ni siquiera pudo mencionar tu nombre, estaba completamente destruido.

-¿Te lo dijo? -Pregunté, ambos desviamos la mirada hacia el gran ventanal a nuestra izquierda.

-Sus ojos me lo dijeron -Había completo silencio en aquella sala, a excepción de nuestras voces -No sabía que aún tenías contacto con él.

-¿Y tú no? -Nuestras voces cada vez bajaban más, hasta el punto de llegar a ser susurros.

-Digo, estoy agradecido de que nos haya salvado, pero no pude mantener mucho contacto con él después de todo.

-¿Sabes? -Y nos miramos de nuevo -He estado pensando y, de no ser por aquel secuestro, jamás nos hubiéramos conocido.

-Gracias Dios -Y sonreímos. Al momento decidí tirarme sobre él y hacerle cosquillas.

-¡Basta! -Gritó mientras reía y me aparte de él al instante, aún riendo -En consecuencia, yo elijo la película -Y encendió el televisor.

Hotchner P.D.V

-Escuche, ella rompió la carta sin siquiera abrirla, es una clara señal de que nunca quiso el puesto -Y la miré, apartando todos los archivos que tenía frente a mi.

-Tal vez fue el momento, yo sé que ella te escuchará si se lo dices de nuevo -Dijo Strauss, totalmente fuera de sí.

-Ni siquiera quiere verme -Dije. Esto comenzaba a ponerme totalmente impaciente, no podía obligarme a ofrecerle de nuevo el puesto a ______.

-Acaba de salir del hospital -Insistió. Para mi, eso había sido el colmo, no seguiría aguantado tanta presión por su parte.

-¡Fue secuestrada por dos días! -Grité en el momento que me puse de pie.

Pude sentir al instante las miradas a mi izquierda por parte del equipo. Tal vez la puerta estaba cerrada, pero con las cortinas abiertas tenían una perfecta vista de aquella escena.

Strauss ni siquiera parpadeó, podía ver en sus ojos que estaba furiosa, segundos después se dio vuelta y salió de mi oficina, sin antes azotar la gran y pesada puerta detrás suya sin decir ni una sola palabra.

Respiré profundo para después volver a mi asiento, al momento entró Rossi sin antes tocar la puerta.

-¿Todo está bien? -Preguntó sin dejar de mírame -¿Qué quería Strauss?

-Es sobre ________ -Dije al cabo de unos segundos.

-¿Le contaras al equipo? -Y nos miramos. Todos afuera seguían bastante atentos aún sin Strauss en la oficina.

-Es como mi hija, jamás le haría eso, y debo pedirte que tampoco lo hagas -Contesté.

Y así era, ese era asunto de _______, y no iba a echar todo a perder, si estaba furiosa conmigo ahora no podía imaginar qué pasaría con nosotros si contaba sobre su secuestro, y Rossi lo sabía.

-Conozco a ______ tanto como tú y sé que si hablas con ella todo volverá a la normalidad. Es una gran chica, es fuerte, no puedes preocuparte por eso todo el tiempo -Dijo Rossi -Trabajamos juntos en ese caso, y no dejaré que esto te afecte solo a ti.

Todas y cada una de sus palabras estaban llenas de sinceridad.

-Gracias -Dije aliviado, segundos después salió de mi oficina.

_______ P.D.V

Miré la hora, eran las 9:38 P.M. Al instante miré a mi izquierda y vi a Mike totalmente dormido.

Me puse de pie con cuidado de no despertarlo y caminé a la cocina aún un poco dormida, para después servirme un vaso de agua. Al terminar decidí volver al sofá donde anteriormente estaba, cuando la pequeña bocina que me comunicaba con el exterior del edificio comenzó a sonar.

-¿Si? -Pregunté al llegar a ésta.

-¿Señorita Edminster? -Preguntó una voz desconocida por el otro lado de aquel viejo intercomunicador.

-¿Qué necesita? -Pregunté.

-Es el correo, tengo un paquete para usted -Dijo rápidamente.

¿Correspondencia a esta hora?
Probablemente era algo importante, así que decidí bajar.

-Ya voy -Y corté la comunicación. Tomé las llaves para después abrir la puerta y tomar el elevador hasta la gran puerta transparente del edificio donde esperaba un hombre un tanto pequeño, bastante delgado y con unos lentes adornando su cara. Su mano derecha cargaba una gran caja.

Al llegar abrí rápidamente.

-Buenas noches -Dijo amablemente y con una sonrisa -Firme aquí, por favor.

Me entregó una pequeña pluma un tanto vieja y una pequeña lista donde firmé lo más rápido posible, para después tomar el paquete y volver al departamento.

Al entrar y dejar las llaves en la barra de la cocina agité gentilmente la caja, parecían ser tal vez papeles, o archivos, ésta solo tenía mi nombre en ella, no había ningún sello o estampilla y era bastante pesada.

-Desperté y no estabas -Dijo Mike a mi derecha con voz ronca -¿Qué es eso? -Dijo al ver mi interés sobre aquella gran caja, para después caminar hasta llegar a mi lado.

-No lo sé -Y rompí la cinta que me impedía ver el contenido dentro de la caja con una pequeña navaja -¿Cartas? -Pregunté para mi misma. Tomé la caja por la parte inferior, para después vaciar todo su contenido sobre la barra.

Eran cientos de cartas de sobre blanco con sello en cada una de ellas.

-¿Por qué el FBI te envía tantas cartas? -Preguntó Mike.

No podía ser cierto.