Después de que me bajaran un poco los efectos del alcohol, acompañé a Lucía hasta su casa. La fiesta ya había terminado y estaba amaneciendo. Lucia vivía por La Noria, no era muy cerca de mi casa pero igualmente fui con ella para quedar canchero.
Nos sentamos a esperar el colectivo en la parada, le dije que yo no tenía sube, entonces ella se rió y me trató de "chetito" en forma de burla. "Tranquilo tonto, yo te pago" me dijo, yo acepte y seguimos charlando porque el colectivo no llegaba más. Nos entendimos re bien y me di cuenta que teníamos cosas en común aunque teníamos distintos puntos de vista en varios temas; por ejemplo, ella me contó que sus papás tampoco le daban atención pero que para ella era mejor de esa manera, así podía seguir haciendo lo que quiera sin que nadie la molestara. Yo le dije que opinaba lo mismo pero era mentira, lo hice para quedar bien, pero en realidad yo sí necesitaba esa atención.
Llegó el colectivo y estaba casi vacío pero nos sentamos uno al lado del otro, en los asientos del fondo. Ella se recostó en mi hombro y descansamos un poco hasta que me despertó porque ya teníamos que bajar. Caminamos unas cuadras hasta llegar a su casa. Yo estaba con dolor de cabeza, tanto que tomé, pero ella lo manejaba bien.
Nos quedamos parados en la puerta de su casa y nos dimos un beso para despedirnos, yo ya me estaba yendo pero ella me invitó a pasar. "¿A dónde vas Valen?" Ella tenía razón, yo estaba distraído. Le dije que me iba a pedir un uber hasta mi casa. "Bueno, pero pasá y lo esperás adentro" me dijo. Yo acepté.
Estabamos los dos solos, su casa era linda, normal, un poco desordenada ya que ella estaba la mayor parte del tiempo sola. Me llamo la atención que tenía un estante con libros y mientras ella fué a su pieza a cambiarse yo me puse a ver los libros. Me acuerdo que agarré uno que se llamaba "Crank" de Ellen Hopkins. La contratapa decía: "Novela escrita en verso libre que narra las vicisitudes de una joven atrapada entre la incomprensión familiar, su necesidad de afecto y las adicciones: Kristina pasa unas vacaciones de verano con su padre después de no verlo en ocho años. Conoce la personalidad y los vicios de su progenitor y entiende por qué su madre se separó de él. Llena de frustraciones, necesidades y emociones contrariadas, descubre a Bree, su otra personalidad, que le ayuda a entrar en una sórdida realidad, donde la adolescente es avasallada por el consumo de drogas y de nuevos riesgos."
El uber iba a llegar como en 30 minutos así que nos tiramos en el sillón a seguir hablando y escuchar música. ¿"Fumamos uno?" me dice Lu. Yo me puse nervioso y le conté que nunca lo había hecho.
"Dale, una seca" me insistió. Aunque ya habían pasado un par de horas de la fiesta, yo me seguía sintiendo un poco borracho, pero no iba a quedar como un nenito con Lucía, así que acepte.
Entonces ella me dijo, "voy a mi pieza a armarlo ahora vengo", yo seguía nervioso porque nunca había probado algo mas allá del alcohol. Ella vino de la pieza ya con el porro armado y me dió la primera "seca" a mí, yo la fumé y por primera vez mi mente estaba tranquila y no estaba sobrepensando todo. Después de un ratito ya llegó el uber y entre a mi casa. Estaba un poco enérgico pero me acosté en mi cama y me dormí.
Al otro día me levanté re tarde y justo, como nunca, estaba mi papá. Me empezó a dar un sermón sobre qué pensaba hacer con mi vida y blablabla...
Mucha atención la verdad que no le presté, me colgué pensando en Lucía y cuando se fué mi papá la llamé, le dije para vernos y de esa vez nos empezamos a ver seguido.Ese tarde de domingo fui a la casa de Matias. Estaba Leandro y su amigo, Thiago se llamaba, hicimos una juntada tranqui. Jugamos a la play y hablamos. Al final era re copado Leandro, y su amigo Thiago también.
Nos contamos sobre nuestra vida, Leandro contó que estaba mal por una tal Micaela y yo les conté sobre Lucía. Ellos me recomendaron que no este con ella, que "no es por ahi" porque me iba a llevar por el mal camino insitandome a drogarme, igual no les di bola y seguí con ella porque a mi me gustaba.El martes iba a ir al colegio pero Lucía me convenció para ratearme, yo acepte porque salía a las 3 de la tarde y preferia pasar ese tiempo con ella.
Yo la quería invitar a desayunar pero ella me dijo de ir a la plaza a fumar y yo para quedar bien (de nuevo) le dije que sí.
Ese día me pegó mal, me sentí así todo el día y el miercoles volví a faltar al colegio.
El resto de esa semana y toda la otra nos vimos todos los días, algunos tomabamos y otros nos drogabamos, pero el sábado fue distinto.Estabamos solos en mi casa y arrancamos tomando alcohol, después fumamos porro como siempre y más tarde Lucía me dijo: "Mirá lo que conseguí" tenía LSD. Yo estaba un poco asustando porque ya estabamos medio pasados entonces me negué pero ella me empezó a armar un escándalo y me dijo "Entonces me voy, pense que ibas a ser más piola Valentín" yo le dije "No amor vení, te estaba jodiendo" entonces acepté, lo agarré con el dedo meñique y mientras me lo estaba llevando a la boca me temblaba la mano y algo en mí decía que no debía hacerlo, pero no quería que Lucía me deje de hablar.
El corazón me iba muy rápido, sentía como que se me iba a salir, como si se quisiera ir, me pegue el LSD en la lengua y ella también, nos sentamos en los sillones de la sala enfrentados, los dos mirando al techo.
Al principio lo vi normal, como siempre, un techo quieto, como debe ser un techo, pero en un momento empezo a dar vueltas y yo sentí como se me secaba la boca, y me transpiraban las manos. Veía que Lucía se alejaba cada vez más pero ella no se movía, era el piso, entonces decidí acercarme yo pero me costaba acercarme a ella, como que mis piernas no me coordinaban, asi que vino ella y nos sentamos uno al lado del otro.
Lu tenía las pupilas dilatadas y la notaba demasiado feliz, con euforia, se puso a bailar una canción que estaba cantando ella, pero yo la escuchaba muy fuerte, cada vez cantaba con un volumen más alto, incluso no parecía su voz y yo empecé a sentirme muy ansioso, me molestaba el roce del sillón y los almohadones me aplastaban, eran cada vez más pesados. Ella se empezó a reir incontrolablemente sin ningún motivo, yo intenté aparentar que a mi también me causaba gracia pero no, yo entré en pánico, estaba desesperado y tenía nauseas, hasta que en un momento deje de sentir, se me cerraron los ojos y desde mi perspectiva solo me había dormido.
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El vacío de Valentín
Novela JuvenilValentín es un chico popular de 17 años que vive en Argentina. Sus padres no le dan mucha atención y despues se enfrentará a distintos problemas como el alcohol que desencadena en las drogas.