4. Vacío.

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Megumi tuvo tres días de relativa calma. Despertaba animado por las mañanas y se dedicaba unos minutos a hacer ejercicio junto a sus canes. Luego les daba de comer y posteriormente cocinaba algo sano y delicioso para él.

Antes del mediodía se sentaba en la alfombra de su sala junto a sus cachorros para leer un poco. A veces también les leía cuentos, él creía fielmente que ellos entendían al menos unas cinco palabras.

Y claro, su esposo había estado llegando a casa durante esos días.

A Megumi se le calentaba el corazón cada vez que lo veía llegar, y a pesar de verlo tecleando todo el tiempo en su teléfono decidió enviar todo ese sentimiento de amargura hasta el fondo de su cabeza.

Hasta esa noche...

—Ven a dormir ya.— Kamo lo llamó desde su lugar mientras se acomodaba en su lado de la cama.

Megumi se había quedado leyendo en el sillón de su cuarto hasta tarde y estaba muy entretenido en ello.

—Y saca a esos animales de aquí.— siguió el otro ya que por supuesto, sus cachorros lo acompañaban.

Vió de reojo el reloj y se dió cuenta que era casi media noche por lo que abrió la puerta para que Kuro y Shiro salieran a dormir en sus respectivas camas y luego apagó su lámpara de lectura.

Se arrastró hasta su lado de la cama y se metió en ella con cansancio y desgano. Durante el día siempre tenía energías de sobra pero entrada la noche estás se drenaban rápidamente.

El cansancio repentino no tendría nada que ver con la llegada de su marido, ¿verdad?

Megumi ignora lo que sea que su mente esté pensando en ese momento y cierra los ojos en busca de un sueño reparador.

Es entonces cuando siente un calor extra en su espalda e intenta ignorarlo.

Intenta ignorar el hecho de que Kamo lo esté abrazando por su espalda e intente colar las manos en su camisa de dormir.

—Estoy cansado.— murmura Megumi mientras intenta apartarse.

—Hace mucho no tenemos nada.— le dice Kamo como si eso le diera el permiso tácito de tocarlo.

El azabache intenta ignorar el toqueteo insistente de su marido hasta que esté se cansa y decide utiliza su fuerza para voltear el cuerpo de Megumi y entonces se sube sobre él.

—Ya te dije qu-

No le permite hablar mientras toma su boca con rudeza. Para Meguni se siente desagradable y se crea un nudo en su estómago; él quiere vomitar.

Y entonces escucha de la boca de su marido una pregunta que solo logra acrecentar más el asco.

—¿Te estás revolcando con alguien más, verdad?.— dice Kamo mientras lo suelta y al escuchar eso Megumi no puede evitar fruncir el ceño.

¿Realmente su estúpido marido acaba de decir esas palabras?

¿Acaba de decirle eso a Megumi?

Megumi quién siempre cocina su cena favorita esperando verlo llegar a casa.

Megumi quién siempre mantiene su fruta favorita en el refrigerador y mantiene su ropa oliendo a ese suavizante tan difícil de conseguir.

Megumi quién siempre lo espera ansioso en la sala de estar hasta altas horas de la noche... Y entonces sus ojos revolotean vacilantes antes de darse cuenta que en realidad hace mucho lo dejó de esperar.

Pero eso no es motivo para ser acusado de esa forma tan vil.

—¿Crees que sería capaz de una bajeza así?.— responde entre dientes y con el enojo hirviendo a fuego lento —¿Crees que soy esa clase de persona?

Resiliencia •|SukuFushi|•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora