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Años atrás...

Desde que tenía 7 años, su mamá lo llevó a clases de violín para que lo aprenda a tocar, al ser sólo un niño le pareció divertido y aprendió en poco tiempo, mucho antes que el resto de sus compañeros.

Ella estaba orgullosa de su hijo y Hao, por su parte se sentía feliz de poder tocar un instrumento. Sin embargo, con el tiempo, esa felicidad se convirtió en estrés.

Ella se volvió exigente con el aprendizaje del violín, mientras que Hao lo único que quería era tener amigos y jugar un rato en el patio.

Le arrebató su infancia lentamente, no podía salir de casa sin practicar antes las partituras y cuando se quiso escapar al ver a un chico jugar sólo en la nieve. Ella le gritó y le llamó la atención delante de él, quien nunca más volvió a la zona.

—¡Te he dicho que termines de ensayar, tienes una presentación en pocos días en el teatro!

—Pero quiero jugar, mamá...

—¡No vas a salir Zhang Hao! —gritó —está haciendo mucho frío afuera y te puedes enfermar, además es peligroso, te puedes caer y hacerte daño

—Siempre dices eso...

—¡No me contestes, y ve a practicar!

El niño regresó a su habitación, observaba por la ventana la nueve caer preguntándose si fuera verano su madre le dejaría salir. Pero sea la estación que sea siempre se lo prohibía.

Con sólo 7 años ya se había presentado en varios teatros y cuando cumplió 8 firmó un contrato con una compañía china en la cual consistía en presentarse en diferentes provincias con una gran orquesta.

Su vida se convirtió en trabajo, de la escuela al ensayo y del ensayo a la casa, en toda su vida sólo logró hacer un amigo y otro que lo hizo en su adolescencia.

Cuando era niño no se cuestionaba tanto las cosas, pero al crecer notó que se estaba aburriendo de esa vida. Su mamá estaba feliz y más tarde se enteró porqué lo obligó a ser violinista, y es que ella también lo fue, sin embargo, su sueño se vio interrumpido por una severa lesión en la muñeca al caerse de unas escaleras.

Todo tenía sentido ahora, el hecho de porqué era tan estricta con las clases y ensayos, y porqué nunca lo dejaba salir de casa. Pero con el tiempo, su sobreprotección empezó a dar sus frutos en la vida del castaño. Empezó con problemas para relacionarse, ansiedad en general, estrés e inseguridad en sí mismo.

La mayor de las veces se sentía triste y con ganas de desaparecer, miraba a los jóvenes de su edad saliendo con sus amigos, yendo de fiesta, haciendo cosas normales en adolescentes. Cosas que Hao jamás pudo hacer en su vida por mantenerse aislado de las personas.

A los 15 años lanzó su primer disco de baladas, canciones donde solamente era él tocando el violín. Pero a la gente le gustaba, la mayoría de su público eran señoras y señores adultos y casi ancianos. Iban a verlos a los teatros en los que asistía.

Su madre siempre estaba entre el público, orgullosa de su hijo, viéndolo como si en realidad fuera ella, cumpliendo su sueño a través de su hijo. Sueños que Hao nunca pudo tener ya que su vida ya estaba hecha gracias a su mamá.

Recién a los 16 años pudo conocer un par de artistas de rock gracias a su amigo con quien hablaba por internet, le gustaron tanto y se enamoró de la manera en la que tocaban la guitarra que quiso aprender.

A escondidas de su madre se iba a clases de guitarra, tanto acústica como eléctrica y aprendió varios acordes, e incluso se inspiraba en las letras de estos artistas para escribir canciones vagas en su libreta. Estaban mal hechas y ni siquiera rimaban bien pero le gustó su pequeña creación.

—Mamá... ya sabes que lancé un disco de puras instrumentales a través del violín... ¿qué te parece si a eso le puedo añadir algo más?

—¿Añadir qué?

—Mi voz... digo, quiero ser cantante...

—¿Cantante? —frunció el ceño —Hao ni siquiera sabes cantar

—Pero puedo aprender, así como ahora último he aprendido a tocar la guitarra, no es tan difícil

—¿Qué hiciste qué? —lo fulminó con los ojos —¿has estado usando tus muñecas para otra cosa que no sea el violín?

—La guitarra se parece al violín, pero es más grande, no tiene nada de malo

—¡Zhang Hao! —gritó nuevamente —ya estoy harta, nunca haces lo que te digo, ¿como te atreves a irte a escondidas mías?, yo jamás te di permiso para que toques otro instrumento y menos para que salgas solo a quien sabe donde, ¿y si te pasa algo?

—No me pasó nada, mamá —suspiró —¡nunca me pasa nada y tu sólo te preocupas por gusto! —alzó la voz —¿alguna vez me has preguntado que es lo que realmente quiero?

—¡No me alces la voz, Zhang...! —se detuvo un instante y empezó a tocarse el estómago como si le doliera, luego de eso se desmayó

—¡Mamá! —se lanzó al suelo a moverla con desesperación —¡mamá, mamá!

Al llevarla al hospital le dieron el diagnostico. Tenía cáncer de páncreas y del tipo avanzado. Ni siquiera había manera de operarla, sólo quedaba que siguiera el tratamiento con una esperanza de un año de vida.

Llevaba mucho tiempo sintiendo un dolor cercano al estomago, pero ella jamás fue al doctor ya que pensaba que con un par de té de hiervas se le pasaría. Por no revisarse a tiempo le costó la vida.

Sin siquiera llegar al año terminó falleciendo, Hao ya no sabía que hacer sin ella, ya que era literalmente su manager, sin ella no hubiera avanzado como artista y ahora que se había ido no sabía como empezar. Ella nunca le enseñó como hacerlo solo.

Pasaron unas semanas en las que se pudo recuperar del luto, en las que simplemente se la pasó escribiendo canciones que sabía que jamás iba a sacar. Fue en aquel momento en el que la compañía lo llamó diciéndole que consiguió un nuevo manager.

Le preguntaron si quería continuar haciendo las baladas que llevaba haciendo hace años, pero él se negó, ya que tenía claro una sola cosa.

No quería volver a tocar ese violín nunca más.

POP STAR ☆ HaobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora