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Seúl, una ciudad de luces deslumbrantes, reflejaba su brillo en las ventanas del imponente edificio corporativo. En la oficina de Han Jisung, la noche se extendía como una sombra oscura, mientras él, con su rostro serio y su mirada penetrante, revisaba contratos y estrategias empresariales. A sus veinticinco años, era un maestro de los negocios, con una empresa que se expandía sin descanso.

Sin embargo, una sensación de vacío lo perseguía. La soledad de su posición, la presión constante por alcanzar la perfección, lo hacían sentir como un árbol solitario en un bosque de ambición. Anhelaba la calidez de la compañía, la conexión sincera, un refugio humano que se había convertido en un tesoro inalcanzable.

De pronto, un golpe en la puerta lo sacó de sus pensamientos.

-Adelante -murmuró, sin apartar la mirada de los papeles.

La puerta se abrió y una figura elegante entró, con pasos firmes y seguros. Era Seo Woo, su nueva secretaria. Su mirada, fría y calculadora, recorrió la oficina con una rapidez inusual.

-Señor Han, soy Seo Woo. He sido contratada como su nueva secretaria. -Su voz era clara y serena, sin un ápice de nerviosismo.

Han Jisung levantó la vista, estudiándola con detenimiento. Su belleza era sutil, pero imponente: ojos oscuros y profundos, labios carnosos y una piel de porcelana, que le parecían hipnotizantes.

-Bienvenida, Seo Woo. -Su voz, fría y distante, no traicionó su impresión.

-Gracias, señor. -La sonrisa que le dedicó fue suave, casi imperceptible.

En ese momento, una corriente invisible recorrió el ambiente, una mezcla de tensión y expectativa que no podían ignorar.

-Comience a trabajar en la agenda de la próxima semana. -Han Jisung volvió a la fría formalidad de su posición.

Seo Woo asintió con la cabeza, sin decir nada. Se sentó en su escritorio, frente a una computadora que parecía estar hecha para su precisión. Sus dedos teclearon con rapidez, creando un ritmo que contrastaba con el silencio de la oficina.

-No se preocupe, señor Han. Tendrá todo bajo control. -Su voz era suave, casi como un susurro, pero su mirada seguía fija en la pantalla.

Él la observó en silencio, tratando de descifrarla. ¿Quién era esta mujer que se movía con una seguridad tan absoluta?

En ese momento, algo cambió dentro de Han Jisung. No era solo la admiración por su profesionalidad, sino algo más profundo, un anhelo que no podía explicar. En medio de su soledad y su ambición, la presencia de Seo Woo lo intrigaba.

-Espero que sea así, Seo Woo. -Murmuró, sintiendo una rara mezcla de inquietud y deseo.


 -Murmuró, sintiendo una rara mezcla de inquietud y deseo

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Xoxo 💋

LA SECRETARIA | Han JisungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora