Capítulo 2: Equipo

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Estaba dispuesto a ir en contra de aquel que se atrevió a atacar a los pueblerinos pero sabía de antemano que no podía solo, debía poner un alto a tan grave situación así que en ese momento comenzó a pensar en sus mejores opciones, el Padre Urouge no debía ir, era el mejor protector que tendría el pueblo si algo así ocurría de nuevo, recordó al cazador del pueblo y fue en su búsqueda, era agil y muy fuerte, no tardó mucho en dar con el, emitía confianza y plenitud, el peliverde se mostraba serio y atento en lo que sus compañeros le contaban sobre el reciente caso, Law se acercó a el y comenzó a hablar

-Roronoa-ya, debo pedirte ayuda- le decía igual de serio que el, se le quedó observando y llevando la escopeta a su hombro, puso atención al hombre

-Te escucho- sospechaba sobre su petición al recién escuchar que fue en su consultorio lo ocurrido

-No podemos seguir así, quiero terminar con este problema y nada mejor que enfrentar al que está haciendo todo este alboroto- apunto al castillo

-Fascinante, con gusto iré, a mi también me tiene cansado, perder ayuda en las cosechas además esto último es muy preocupante pero solo nosotros dos no daremos a basto ¿Algún otro que nos pueda acompañar?- pregunto al saber que esas cosas no eran asunto fácil, el pelinegro apunto a la casa de comidas a lo que el frunciendo el ceño exclamó

-¿No hay otra opción?- se veía reacio a considerar a quien el pensaba que estaba invitando

-Tu sabes muy bien que no, debemos ir los mejores del pueblo- indicaba resignado al ver que solo ellos tres podrían avanzar

-Ahora que lo pienso ¿Sabes pelear? Eres el medico del pueblo, tampoco queremos que te pase algo a ti- lo señalaba preocupado a lo que el doctor respondió

-Me se defender además ya se me está agotando las donaciones de sangre, quiero solucionar este problema lo más pronto posible- camino rumbo a la casa de comidas seguido de un molesto peliverde que no tenía otra opción que aceptar, al llegar vieron al hombre rubio atendiendo con gran carisma a las damas del lugar

-Tenga bella dama, espero que lo disfrutes- la atendía con gracia y elegancia, vio a entrar al par de hombres, su expresión cambio completamente a una molesta y se acercó a ellos

-¿Que es lo que quieren?- pregunto secamente

-Que manera de atender- reclamo el cazador al ver su actitud

-Aqui las damas son las que mandan, ustedes solo pueden pedir e irse- hacia un ademán de correrlos, Law fastidiado solo le dijo

-Kuroashi-ya, necesitamos tu ayuda- indico el hombre ante la sorpresa del rubio quien sacó un cigarrillo de su bolsillo y tomo un gran soplido de el

-¿No buscan comida? Entonces no tienen por qué estar aqui- era indiferente pero Law no retrocedió

-Queremos terminar con el problema del vampiro- le decía muy serio, este resoplo el humo acumulado

-¿Cómo piensan hacerlo?- estaba intrigado por la petición del pelinegro

-Llevaremos lo necesario para acabarlo pero sabemos muy bien que poseen mucha fuerza, tu eres muy fuerte también- apuntaba a sus piernas, había visto hace tiempo que el cocinero daba unas patadas increíbles a un oso que intento atacar a un par de mujeres a las afueras del pueblo, este tranquilamente siguió preguntando

-¿Porque tendria que ayudar? Solo soy un simple cocinero- no estaba muy dispuesto, Law observo a las chicas quienes estaban preocupadas y el médico tosió levemente

-Esa cosa podría atacar a las señoritas- el rubio se estaba retirando cuando de pronto se detuvo y sus orejas se movieron, al ver su reacción continuo

-He leído que les gusta atacar más a las mujeres, quien sabe, tal vez una noche se atreva a buscar una en el pueblo- decía cómodamente mientras observaba al rubio quien poco a poco un aura asesina rodeaba su ser

-¿QUEEEE?- estaba hecho una furia, el peliverde solo bostezo mientras el comenzó a gritar

-LO ELIMINARE!!!- se había unido al grupo sin sospechar la trampa de Law, se pusieron de acuerdo para ir al castillo al día siguiente, no pensaban entrar a boca de lobo sin precauciones, irían de día saliendo del pueblo a primera hora de la mañana, se les exigió a todos los del pueblo no salir después de que el sol se ocultara y se resguardarán fuertemente en sus hogares, estacas, ajos, agua bentida y cruces, llevaban además espadas y pistolas por si era necesario entrar en enfrentamiento directo, descansaron lo mejor posible esa noche para dirigirse al castillo, esa noche ningún pueblerino salió, los vampiros del castillo estaban aburridos al ver la ausencia de ellos

-¿Que pasa? ¿Porque no hay nadie?- una chica pelirosa refunfuñaba portando un hermoso vestido negro combinado con holanes blancos

-Creo que ya se asustaron demasiado- el hombre bebía de una copa de vino un líquido rojo que bien podría ser sangre

-Que aburrido, me estaba divirtiendo asustandolos- se quejaba el pelinegro a lo que el hombre reclamo

-Mugiwara, deberías beber sangre humana, te has ganado un apodo bastante extraño por lo que estás haciendo- apuntaba al chico quien flotando miraba fastidiado al sujeto

-No quiero, está muy buena la sangre de cabra y vaca- se relamia los labios mientras recordaba lo que bebía

-No hacemos daño, no te preocupes por ello pero si necesitas sangre humana, aunque sea solo un poco- le señalaba con los dedos, el chico hizo mohin de sus mejillas y respondió

-Asi estoy bien- se quejo sin dar marcha atrás, el hombre solo suspiro y continuo bebiendo

-Te hará falta en un futuro- dejo la copa vacia y se dispuso a leer un libro.

En los oscuros bosques que rodeaban el castillo, un extraño vigilante de intensos ojos carmesí veía enojado el castillo.

Bajo la luz de la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora