- ¿Por qué me lo dices ahora? - Exclamó Sophie, un poco confundida por la confesión de Joe, ella lo miraba como si supiera de lo que él le estaba hablando, pero no del todo. Ella estaba segura de que Joe nunca se había enterado respecto a los sentimientos que ella tenía por él, pero lo seguro era que Beatrice se lo hubiera dicho o confesado por la rabia que tenían.
- No éramos felices, Sophie. Hace mucho tiempo que no lo éramos. Yo quería hacerlo, pero cuando ella me dijo que estaba enferma, me sentí atrapado. No podía dejarla en ese estado. Así que me quedé, por Rory, por ella..- Joe hizo una pausa, y luego la miró directamente.- Pero ya no amaba a Beatrice como antes. Las cosas entre nosotros nunca fueron lo que debieron ser.
Sophie sintió el aire denso a su alrededor, como si todo se detuviera por un momento, estaba tensa y casi sin poder hablar. Ella siempre vio la familia de su hermana como algo sano y maravilloso, como si fuera sacada de un cuento de hadas que era imposible de separar, pero jamás imaginó lo que había detrás de esa familia.
- Eso no responde mi pregunta, ¿por qué hasta ahora? - Cuestionó ella con la voz suave.
En cambio, Joe desvío la mirada tensando la mandíbula, como si tuviera miedo de la respuesta que daría.
- Por qué no quería tener secretos ahora que seremos más cercanos, no podía guardarlo más tiempo y me parece que en ti puedo confiar. ¿Cierto? - Preguntó él, levantando una ceja, Sophie asintió.
- Claro, no hay problema. - Exclamó Sophie, con una sonrisa llena de paz.
- Intenté ser el mejor esposo posible, pero simplemente no funcionaba. No pudimos salvar nuestro matrimonio.
Sophie asentía, ella realmente sentía pena por Joe, por todo lo que él había tenido que soportar y cuántas noches seguramente habría sufrido por culpa de su hermana. Quería decirle que lo entendía, que no tenía que cargar con esa culpa, pero sus propias emociones por Joe le impedían decir lo que pensaba.
- Creo que debo volver, es muy tarde.- Dijo Joe levantándose del suelo.- Vamos, no quiero dejarte sola.
Estiró su mano para alcanzar a Sophie, sus ojos brillaron, ¿estaba mal si ahora mismo quería besar a su "ex" cuñado? No podía aguantar, mordió sus labios y tomó su mano, se levantó del jardín y simplemente lo soltó para volver dentro de la casa. Las luces apagadas, todo limpio y bajo control, en silencio absoluto, todos estaban durmiendo ya. Sophie subió al piso de arriba y lo primero que hizo fue revisar a su sobrina, ella dormía como un ángel abrazando su peluche que llevaba un jersey naranja como los que usaba su papá. Cerró la puerta ligeramente y después se fue a su cuarto. Mañana sería un día difícil.
(...)
El sol apenas comenzaba a dar señales de vida filtrándose por las persianas medio abiertas de la ventana de Sophie, no había dormido mucho después de lo que había ocurrido la noche anterior en el jardín con Joe, toda la noche había dado vueltas en la cama pensando en lo que podría cambiar o lo que podía hacer para que Joe fuera feliz, aún así no fuera con ella. Se levantó de su cama, la arregló y ella se dirigió al baño, lo primero que hizo fue lavarse la cara mojándose con agua fría, sus ojos hinchados y ojos por la falta de descanso que no había tenido en toda la noche. Mientras que sus labios resecos y sus mejillas casi quemadas, no la estaba pasando del todo bien.
Bajó las escaleras lentamente, el aroma a café recién hecho inundaba la casa y sobretodo los alrededores hacía donde Sophie se encontraba, Rory ya estaba despierta, y el sonido de su risa suave resonaba en la cocina, Sophie la escuchó antes de entrar en la estancia, lo cual la hizo detenerse un segundo en el marco de la puerta. Joe estaba sentado en la mesa con su hija sobre sus rodillas mientras le hablaba en voz baja, era un momento tan único y lleno de ternura que ella no quería impedir, mucho menos entrometerse. Hasta que dio un paso hacía delante, con total discreción, pero ambos terminaron por notar su presencia.
- ¡Tía Sophie! - Exclamó emocionada la niña, y Joe levantó la vista hacia ella.
- Buenos días, Sophie.- dijo Joe, su voz suave y ronca, era igual que un ángel para Sophie.
Sophie intentó sonreírle de vuelta, aunque el nudo en su estómago no desaparecía, pues la imagen de Joe y Rory juntos le provocaba sentimientos encontrados, la ternura de verlo con su hija le hacía recordar por qué siempre había estado enamorada de él, pero también sabía que ese momento familiar no le pertenecía a ella. Ella siempre había soñado con tener hijos, con casarse y formar una familia feliz. ¿Lo malo? El hombre de esos planes era Joe, y eso era imposible de poder volverse realidad.
- Buenos días.- murmuró ella sin más, acercándose a la cafetera para servirse una taza. Mientras vertía el café en su taza podía sentir la mirada de Joe sobre ella, pero él no dijo nada más.
Una vez que terminó, tomó asiento en una de las sillas del otro lado, no quería estar cerca de ellos después de ese momento incómodo que seguramente sólo ella había podido sentir.
- ¿Dormiste bien? - Preguntó Joe de repente.
Sophie parpadeó dos veces, titubeó y finalmente respondió.
- Sí, un poco. - Respondió con una sonrisa.
- Rory quiere ir al parque hoy.- Dijo Joe tratando de cmbiar el tema a algo más ligero mientras acariciaba el cabello de su hija.- Pensé que podríamos salir un rato, ¿quieres venir?
- ¡Sí, tía Soph ven con nosotros! - Gritó emocionada la pequeña.
Sophie sonrió por la insistencia de la niña, pero sentía un escalofrío por la mirada de Joe. Había pasado mucho tiempo desde que había compartido tiempo con Joe y Rory juntos.
- Claro, suena bien. Sólo me arreglaré.
Terminó su taza de café y subió corriendo las escaleras, no era la presión de estar lista, sino que no podía tolerar más el hecho de compartir habitación con ellos dos y que su cabeza le jugará mal haciéndole creer cosas que no eran. Y por otro lado, un pequeño sentir que tenía Joe, que intentaba ignorar y fingir que no existía pero sabía que estaba ahí presente por alguna razón.

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Must Be Love | Joe Burrow.
FanfictionJoe se ha quedado viudo y siendo padre soltero desde que Beatrice falleció, dejándolo completamente solo con su hija Rose de tan sólo 3 años. Sofia, ha estado siempre a su lado desde que su hermana falleció, una promesa que no podía romper que lleva...