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YOUR FRIENDS, THEY'RE JERKS WHEN YOU ACT LIKE THEM, JUST KNOW ITS HURTS







Julián seguía tirado en la cama, con el celular todavía sobre la almohada y la notificación del mensaje de Enzo que no podía sacarse de la cabeza. Habían pasado horas desde que lo recibió, pero en lugar de responder, eligió dejarlo ahí, como un recordatorio de lo complicado que todo era con él. No sabía qué hacer. Una parte de él quería correr a escribirle, a decirle que también lo extrañaba, que todavía lo pensaba cada maldito día. Pero la otra, la que dolía más, lo obligaba a quedarse quieto.

Se levantó para caminar por la habitación, tratando de despejar su mente. Pero entonces, un aviso nuevo en Instagram apareció en su pantalla. Con un gesto rápido, desbloqueó el celular para ver de qué se trataba, y lo que vio le hizo un nudo en el estómago. Era una historia, de esas que Julián ya sabía que no quería ver pero que, por pura curiosidad o masoquismo, igual abría. Ahí estaba Enzo, riéndose, como si nada. Rodeado de amigos, con la música sonando de fondo, luces de colores que iluminaban el boliche donde estaban todos de joda.

Julián siempre había tenido una relación complicada con los amigos de Enzo. Había dos grupos, bien definidos en su mente, que representaban las dos caras de la moneda. Estaban los que lo aceptaban, los que lo hacían sentir parte de la vida de Enzo. Y luego estaban los otros, los que no lo tragaban, los que siempre lo miraban de reojo o lo dejaban fuera de las conversaciones. Estos últimos eran los que más problemas causaban. Julián no podía evitar sentir que cuando Enzo estaba con ellos, algo cambiaba, como si se convirtiera en otra persona.

Sentado en la cama, con la luz tenue del cuarto apenas iluminando sus pensamientos, Julián revisaba mentalmente todo lo que había pasado en los últimos meses. Cuatro meses desde su última pelea. Cuatro meses desde que cortaron todo y, sin embargo, Enzo todavía le daba vueltas en la cabeza. Y ahora, después de ese mensaje donde Enzo decía que lo extrañaba, Julián se encontraba otra vez en esa montaña rusa emocional. ¿Cómo podía decirle eso y después salir de joda con los mismos amigos que tantas veces lo habían hecho sentir incómodo?

Ver la historia de Instagram con Enzo riéndose, rodeado de esa gente, le trajo un montón de recuerdos. Porque, aunque había un grupo que lo trataba bien, que siempre lo recibía con una sonrisa y compartía con él, había otro que lo hacía sentir como si no perteneciera. Y lo peor era que, cuando Enzo estaba con ese grupo, parecía perderse. De repente, el chico que lo abrazaba en la intimidad, el que lo hacía reír en esas charlas interminables, desaparecía, y en su lugar estaba alguien que se dejaba llevar por comentarios insensibles, por bromas pesadas.

Julián recordaba con claridad a Paulo, Lean, Cuti, Licha y Nahuel. Eran los amigos que, desde el principio, lo aceptaron. Cuando empezaron a salir, Julián nunca se sintió un extraño con ellos. Las charlas fluían, las risas eran genuinas, y lo hacían sentir que, de verdad, era importante para Enzo. Con ellos, todo parecía más fácil. Sabían cómo era su relación y nunca hicieron comentarios desubicados ni intentaron poner a Enzo en situaciones incómodas. De hecho, más de una vez habían mediado cuando Julián y Enzo discutían.

Pero luego estaba el otro grupo. Los que lo hacían sentir como un intruso, como si no tuviera lugar ahí. Julián pensaba especialmente en Franco y Nico. Siempre estaban buscando algún motivo para joderlo, para dejarlo mal parado frente a los demás. Los chistes de mal gusto, las miradas sobradoras, todo estaba ahí, minando la confianza que Julián había construido con Enzo. Y aunque Enzo nunca participaba directamente, cuando estaba con ellos, su actitud cambiaba. Se volvía más frío, más distante, como si tuviera que ajustarse a lo que esos amigos esperaban de él.

Y eso era lo que más le dolía. Que, a pesar de todo lo que habían vivido juntos, a veces parecía que Enzo no sabía defender lo que tenían. Que prefería seguir el juego de esos amigos antes que poner un límite y decirles que lo suyo con Julián era real, que importaba.

Julián suspiró mientras cerraba los ojos, intentando calmar la tormenta que sentía en el pecho. Esa última historia en Instagram había sido una sensación horrible en el pecho ver a Enzo ahí, riéndose con Franco y Nico, lo había descolocado por completo. Sabía que Enzo tenía derecho a salir, a divertirse, pero no podía evitar sentir que estaba cayendo otra vez en el mismo ciclo.

—No me podés decir que me extrañás y, al mismo tiempo, salir con ellos como si nada —murmuró Julián, con un dejo de tristeza en la voz.

Porque, al final, eso era lo que más le dolía. Enzo, cuando estaba con los amigos que lo llevaban por mal camino, terminaba actuando igual que ellos. Julián había perdido la cuenta de las veces que había escuchado un comentario hiriente, una burla sutil, todo disfrazado de humor. Y mientras, Enzo no decía nada, no los frenaba. Como si no quisiera arruinar la joda o perder su lugar en el grupo.

Pero no todo era oscuro. Sabía que Enzo no siempre era así. Con Paulo y los demás, la cosa cambiaba. Enzo volvía a ser el que él conocía, el que lo hacía reír hasta dolerle la panza, el que lo abrazaba fuerte y le susurraba cosas lindas cuando nadie miraba. Por eso era tan difícil dejarlo ir. Porque Julián sabía que había una parte de Enzo que era sincera, que lo quería de verdad. Pero esa otra parte, la que se dejaba influenciar por sus amigos, era la que lo hacía dudar, la que lo llenaba de inseguridades.

"No sé que creer", pensó Julián una vez más, recordando lo que pasó. No sabía qué versión de Enzo era la verdadera. ¿El chico que lo hacía sentir especial, o el que lo dejaba de lado cuando estaban sus amigos?

Pasó otro rato mirando el techo, como si ahí pudiera encontrar alguna respuesta. Al final, dejó escapar un suspiro largo y volvió a agarrar el celular. La notificación de Enzo seguía ahí, esperándolo, como una decisión que todavía no sabía si estaba listo para tomar.

—¿Y si me está mintiendo otra vez? —se preguntó, aunque parte de él sabía que no era tan simple.

Porque, al final, no se trataba solo de mentiras o verdades. Se trataba de cómo Enzo lo hacía sentir. De las veces que lo levantaba con una sonrisa y de las que lo hundía sin darse cuenta. Y ahora, después de verlo con esos amigos, Julián no estaba seguro de poder soportar otro ciclo igual.

Guardó el celular otra vez, sin responder. Y cansado de esta ida y vuelta insoportable.

 𝗧𝗛𝗘 𝟳 𝗧𝗛𝗜𝗡𝗚𝗦 𝗜 𝗛𝗔𝗧𝗘 𝗔𝗕𝗢𝗨𝗧 𝗬𝗢𝗨 ꩜ .ᐟ JULIENZODonde viven las historias. Descúbrelo ahora