𝟬𝟯 | 𝗣𝗼𝗱𝗲𝗺𝗼𝘀 𝘀𝗲𝗿 𝗮𝗺𝗶𝗴𝗼𝘀

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Samy

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Samy



—¿En dónde están los demás?— preguntó, llegando a mi lado—. ¿Me veo bien?

—Cálmate Romeo, solo es una feria de negocios; pero...— lo miré por primera vez. Tenía que ser una broma—. ¿Tú eres el que va a exponer o qué pedo?

—Lo sabía, no sólo era idea mía. Traje otro cambio, imaginé que...

—Félix, tranquilo— coloqué mis manos sobre sus hombros, tratando de calmarlo de manera insípida, algo extraña—. Vístete como sueles hacerlo, no aparentes algo que no.

Asintió, controlando un poco su respiración. Me sorprendía lo rápido que se estresaba; no lo culpaba, así era yo con ciertas cosas, pero Félix lo hacía al extremo cuando se trataba de Rocío. Quería comprenderlo, pero esa etapa de enamoramiento no quería volverla a vivir; no desperdiciaría un momento así otra vez... aún me dolía.

—Ya regreso, no tardo— me avisó, y asentí antes de que se alejara hacia los baños.

Volví a sentarme en uno de los bancos, mirando a las personas concentradas en cada una de sus cosas, o eso parecía más que ser controlados por sus teléfonos celulares. Estaba consciente que algunas veces yo misma era esclava de el mío, pero varios exageraban.

—Listo— se colocó frente a mí.

—Qué diferencia— me levanté—. ¿Ves?

—Te agradezco cada una de las cosas y...

—Ya vente, no vayas a empezar— empecé a caminar, sintiendo que me seguía con la misma desesperación. Seguimos caminando en silencio, y al no conocerlo del todo iniciaba a incomodarme, debería cortarlo ya—. Oye, ¿irás al antro en la noche?

—Sí, espero que vayas también, no creo poder acercarme si no me alientas.

—Sí iré— lo miré de reojo, sonriendo de lado por cierto motivo. Se miraba indefenso y algo inseguro a los pasos que daba, no podía imaginarme lo mucho que Rocío le atraía para actuar de tal modo. Esperaba que mis consejos le sirvieran de verdad ayuda, me sentiría demasiado culpable si todo salía mal.

La multitud entre las lonas se alcanzaba a multiplicar y con eso el calor también, al igual que las menos posibilidades de encontrar la de nuestros amigos. Lo jalé entre las personas cuando llegamos, casi tropezando, provocando que él chocara contra mi espalda.

—¡Auch!

—Perdóname, no quería...

—¡Oigan!— Ama llegó con nosotros dos—. Ya estábamos preguntándonos por ustedes dos, hasta que llegan. Vengan, debemos subir a la tarima.

Ama bajó la mirada, frunciendo el ceño mientras mantenía una mirada confusa mezclada a la vez, no lograba comprenderla por más que la conociera, hasta que lo hice. Bajé mi mirada a donde la suya se encontraba y solté por completo la mano de Félix.

Seré Tu Cupido  ⸻  ❝Riverducción❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora